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La edición 2025 del Tour de Francia cerrará con una etapa final que rompe esquemas, sacude tradiciones y le pone picante al habitual brindis en los Campos Elíseos. Se cumplen 50 años desde que la gran ronda gala adoptó como llegada la avenida más famosa del mundo, pero por segundo año consecutivo, no será ese rectilíneo paseo el que acapare el protagonismo absoluto. Esta vez, Montmartre quiere robarse el show.
La escena ya se vivió en 2024 durante los Juegos Olímpicos. El empedrado de la calle Lepic, atiborrado de público, marcó un antes y un después. Las imágenes fueron tan potentes que los organizadores del Tour no dudaron: había que meter Montmartre en el recorrido. Y no como anécdota: se subirá tres veces, cada una más cerca de la meta, hasta el último paso a solo seis kilómetros del final.
El resultado es una jornada final de 132,3 kilómetros entre Mantes-La-Ville y París, que ya no se parece al típico desfile triunfal donde se rinde homenaje al campeón con champagne, fotos y un sprint para cerrar. Esta vez hay tensión, hay táctica, y hay una cota adoquinada que puede dinamitar los últimos compases de carrera.
¿Adiós al sprint tradicional?
Montmartre no es un muro demoledor, pero tiene lo suyo: 1.100 metros al 6%, con curvas cerradas, asfalto irregular y calles estrechas. No es un puerto para escaladores puros ni un remate para velocistas clásicos. Es el escenario ideal para rodadores explosivos, cazadores de gloria, e incluso para algún líder que quiera cerrar el Tour con un golpe de autoridad.
La clasificación general, eso sí, parece cerrada. Tadej Pogacar, camino a su cuarta corona, no tiene rivales cercanos en la tabla. Pero eso no significa que no sueñe con repetir la gesta de Bernard Hinault, el último maillot amarillo que ganó en los Campos Elíseos, en 1979 y 1982. Sería historia pura.
Altimetría de la etapa 21
La decisión de endurecer el final no ha gustado a todos. Varios ciclistas han criticado el estrés extra en una jornada que, por tradición, era casi ceremonial. Pero el Tour ya no se conforma con la rutina. La tendencia está clara: menos finales llanos, más emoción en cada kilómetro. Y París, con su nuevo aderezo montmartiniano, no se queda afuera.
Entre saludos protocolares y copas de espumante, habrá que superar un muro del 10% en Chaville, antes de entrar a la ciudad y comenzar el baile final. Tras cuatro vueltas al circuito habitual, vendrá la triple subida que lo cambia todo. La última etapa se convierte en una mini clásica con final de Monumento, más abierta y con margen para la sorpresa.
La carrera se podrá ver en vivo, desde las 7:00 a.m., en Caracol HD2 y ditu. A las 8:30 a.m. empieza en la señal básica de Caracol Televisión.
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