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Con la victoria de Romain Bardet en la jornada inaugural arrancó este sábado la edición 111 del Tour de Francia. La segunda etapa, que tendrá un recorrido de 199 kilómetros entre Cesenatico y Bolonia, propondrá el primer verdadero puerto de montaña de la carrera con la difícil subida en San Luca, en el norte de Italia.
El tramo más exigente es la subida hasta la basílica de San Luca. Con una distancia de dos kilómetros y una pendiente media del 10,6%, promete ser uno de los momentos destacados de esta primera semana del Tour. En algunos tramos su inclinación supera el 20%.
La mayoría de los corredores conocen esta exigente subida, habitual en los recorridos del Giro de Italia o del Giro de Emilia. Es una jornada ideal para que los favoritos a quedarse con el título, como el esloveno Tadej Pogacar y el danés Jonas Vingegaard, se apropien del maillot amarillo.
“San Luca es realmente una subida típica para atacar. Aquellos que compiten por la general no pueden fallar en este tipo de etapas, aún más teniendo en cuenta que hemos puesto bonificaciones en la cima del segundo paso (de ocho, cinco y dos segundos para los tres primeros, respectivamente). Creo que habrá una gran pelea”, explicó a la AFP Thierry Gouvenou, el ‘arquitecto’ del trazado.
“Espero que disfrute en una subida como esta”, dijo refiriéndose a Pogacar, dos veces campeón de la general del Tour (en 2020 y 2021). Los ciclistas efectuarán dos veces la subida a San Luca y, después de la segunda subida, quedarán los 12 últimos kilómetros de la meta, que concluirán con una bajada técnica hasta Bolonia.
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