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Las grandes potencias del ciclismo, como Francia, Italia, España, Bélgica, Holanda y Gran Bretaña darían lo que fuera por tener una generación de pedalistas como la que disfrutamos los colombianos. (Sergio Luis Henao acaricia el título de la París-Niza)
Este sábado, el boyacense Nairo Quintana se impuso en la cuarta etapa de la Tirreno-Adriático y asumió el liderato, mientras que el antioqueño Sergio Luis Henao fue cuarto en la París-Niza y se vistió de amarillo.
Pero también brillaron el vallecaucano Járlinson Pantano, el cundinamarqués Égan Bernal y el antioqueño Rigoberto Urán, así como lo han hecho recientemente Esteban Chaves, Winner Anacona, Carlos Betancur, Jonathan Restrepo, Julián Arredondo, Fernando Gaviria, Miguel Ángel López y muchos otros más, artífices de que Colombia esté incluso por encima del nivel de las naciones más tradicionales del deporte del pedal.
Nuestros ciclistas ya no solamente ganan etapas de montaña y son excelentes gregarios, como en los años 80 y 90, sino que disputan las clasificaciones generales en cualquier tipo de pruebas, las grandes de largo aliento (Tour, Giro y Vuelta), las de una semana (Cataluña, Dauphiné, País Vasco, Polonia, París-Niza, Tirreno, etc) y hasta las clásicas de un día (Milán-San Remo, Flandes, París-Roubaix, Lombardía, Flecha Valona, Lieja-Bastogne-Lieja, etc), porque ya hasta en los embalajes se atreven a pelearles de tú a tú a los gigantes velocistas, eso sin hablar de la pista, en la que Fabián Puerta, por ejemplo, es el mejor del keirin en la actualidad. (Lea también: Nairo, nuevo líder de la Tirreno-Adriático)
Sin tanto reconocimiento como las estrellas del fútbol, como Falcao, James, Juan Guillermo Cuadrado, Luis Fernando Muriel, Gio Moreno, Carlos Bacca y varios más, que también con mérito triunfan en el mundo, los “escarabajos” superan todas las adversidades y demuestran la capacidad de trabajo y sufrimiento de nuestra raza, porque no hay un deporte tan duro y exigente como el ciclismo, sobre todo en la élite.
Poco amigos de las cámaras, la moda y la vida nocturna, los ciclistas, por lo general, son hombres humildes, agradecidos y muy familiares, que no olvidan, tal vez por esa tradición de reconocer en la radio a sus patrocinadores, que sus éxitos se deben a sus extraordinarias capacidades físicas y mentales, pero también al apoyo incondicional de sus seres queridos, quienes gracias al bendito ciclismo, hoy se deben sentir orgullosos de ser colombianos y de darles envidia a miles de aficionados en el Viejo Continente, pues allá darían lo que fuera porque en sus países naciera un Nairo o un Henao.