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Martín Emilio Cochise Rodríguez, el mejor de los años 60

Se cumplieron cincuenta años del récord mundial de la hora que impuso el antioqueño en Ciudad de México. Galardonado como el deportista colombiano del siglo XX, su carrera representó logros históricos para el país.

María Paula Lizarazo
13 de diciembre de 2020 - 01:20 a. m.
En 1973, el ciclista antioqueño se convirtió en el primer colombiano en ganar una etapa en el Giro de Italia. / Archivo - El Espectador
En 1973, el ciclista antioqueño se convirtió en el primer colombiano en ganar una etapa en el Giro de Italia. / Archivo - El Espectador

1970 sería el año de la proeza. Aunque Cochise ya era una leyenda. Había superado una hepatitis que casi lo aleja de las bicicletas para siempre y cargaba en la espalda el peso de cuatro títulos de Vueltas a Colombia, el oro de los Juegos Panamericanos de Winnipeg (1967), las Vuelta al Táchira en Venezuela, del 66 y el 68, que volvería a ganar en el 71, año en el que sería campeón del mundo en los 4.000 mil metros persecución individual. Para 1970 Colombia era lo que había dejado el Frente Nacional, con Misael Pastrana al mando.

La primera vez que Cochise se montó en una cicla fue cuando tenía 10 años. A los 14 trabajó como mensajero de una droguería, loma arriba y loma abajo, por las calles de Medellín. Estuvo en La Botica, Droguerías Continental y Droguería Santa Clara. Se compró una Monark y, con esa bicicleta empezó a competir cada semana. La primera carrera que ganó fue la de San Pedro de los Milagros, a los 15 años.

Siendo un jovencito vio la película Flecha rota, sobre el indio Cochise, y a donde iba decía: “Llegó el gran Cochise, llegó el gran Cochise”.

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Cochise, el gran Cochise, debutó en la Vuelta a Colombia a los 18 años, logró el título de mejor novato y el sexto lugar de la clasificación general. En esa Vuelta estuvo en el equipo de Javier Ñato Suárez. Dos años más tarde, en 1963, ganó su primera Vuelta, y en 1964 , 1966 y 1967 repitió el triunfo. En 1980 completó el récord de 39 etapas obtenidas. Cochise rodó profesionalmente cuando las bicicletas pesaban de 12 a 13 kilos, con tubulares de 530 gramos y todas las carreteras eran destapadas, trochas por todas partes. Las carreras se transmitían por radio y para algunos en ese tiempo el ciclismo se disfrutaba más que el fútbol.

Las décadas del 60 y el 70 fueron suyas. En el 62 conquistó el velódromo de Kingston (Jamaica), siendo campeón centroamericano y del Caribe, título que repitió en Puerto Rico en 1966 y en Panamá en el 70. Fue campeón panamericano en 1967 y 1971, campeón bolivariano en 1965 y 1970, y campeón americano en 1969.

En Colombia lo galardonaron como Deportista del Año en el 67, el 68, el 70 y el 71. Y en el año 2000 Coldeportes lo declaró el Deportista del Siglo XX.

En la mañana del 7 de octubre de 1970 llegó al velódromo Agustín Melgar de la Ciudad de México a imponer el récord mundial de la hora, 60 minutos en los que los ciclistas deben recorrer la mayor distancia posible. En un momento se sintió perdido, con ganas de abandonar la prueba, pero el grito de unos niños en las gradas -“¡Cochise!”- lo hizo seguir. Logró 47 kilómetros, 563 metros y 24 centímetros, superando en 39 metros y 45 centímetros al danés Mogens Frey Jensen. Superado el reto, se sentó en el suelo, adolorido y a punto de desmayarse. Perdió más de tres kilos en una hora.

Era la primera vez que un colombiano hacía historia en el deporte mundial. Lo hizo con una bicicleta Poliagy. Casi compite con otra que había comprado en Milán, pero esa se perdió en una escala en Nueva York.

En México se preparó durante ocho días para el récord de la hora. Entrenó en velódromo y autódromo. Solo dormía y comía, alejado de toda distracción, además de practicar. En una entrevista de hace cinco años apuntó que si se sumaran los kilómetros que rodó en Colombia, México, Venezuela, los Tour de Francia y los Giros de Italia, el resultado sería una vuelta al mundo.

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Al año siguiente llegó a Europa, con 31 años. Era el Mundial de 1971 en Italia y la transmisión televisiva fue miedosamente difusa. Julio Arrastía Bricca y Alberto Piedrahíta fueron los narradores de la final de la persecución individual. Arrastía dijo que había ganado el contrincante, “No, es Cochise el que ganó”, confirmó El Padrino Piedrahíta, y Arrastía, aliviado, confesó que era la mejor equivocación de su vida.

En los archivos de la HJCK quedó registrado que en lo inmediato al triunfo Misael Pastrana, Borrero lo contactó: “Usted le ha prestado un gran servicio al país porque esos son los actos que le devuelven al país la fe en sus posibilidades. De tal manera que mis felicitaciones y mi agradecimiento al mismo tiempo por su gran triunfo”. Y le prometió una casa. Nunca se la dieron.

A los JJ.OO de Múnich 72 no pudo ir. Cochise estaba en México y se puso una camiseta del equipo de Ole Ritter, con el que estaba entrenando. Le tomaron fotos y las mandaron a la Unión Ciclística Internacional, que no permitía la participación de profesionales en los Juegos Olímpicos. “En Colombia se muere más gente de envidia que de cáncer”, fue la única respuesta que dio. En el 73 ganó una etapa en el Giro de Italia (la 15), la primera para Colombia en una de las tres grandes y corrió en Europa hasta el Tour y el Giro del 75.

Por María Paula Lizarazo

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