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Egan Bernal y la misión de terminar con mayor ímpetu el Giro de Italia

Luego de la última jornada de descanso se viene la recta final en la alta montaña, la prueba cumbre para que el colombiano defienda la “Maglia Rosa”

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26 de mayo de 2021 - 02:00 a. m.
Team Ineos rider Colombia's Egan Bernal wearing the overall leader's pink jersey waits prior to the start of the 13th stage of the Giro d'Italia 2021 cycling race, 198km between Ravenna and Verona on May 21, 2021.   / AFP / Luca Bettini
Team Ineos rider Colombia's Egan Bernal wearing the overall leader's pink jersey waits prior to the start of the 13th stage of the Giro d'Italia 2021 cycling race, 198km between Ravenna and Verona on May 21, 2021. / AFP / Luca Bettini
Foto: AFP - LUCA BETTINI
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El hoy, el aquí y el ahora parecen ser lo único que importa en el Giro. Pero eso no quiere decir que no se siga hablando del paso que no fue por el Pordoi, pues la nevada intensa de los últimos días obligó a cambiar la etapa 16 —sí, hacía frío, se dificultaba la visibilidad, pero nada diferente a lo que el pelotón se ha enfrentado antes—.

Y hay voces que prefieren susurrar para decir que todo se dio por un acuerdo entre corredores italianos que no querían el desgaste y amenazaron con parar la etapa y estropear el espectáculo, y que la noche previa ya se daban por bien servidos al disminuir la fatiga, al no tener que pedalear 212 kilómetros.

Vea: ¡Egan Bernal, espectacular!, ganó la etapa 16 del Giro de Italia 2021

Claro, hay otros que aseguran que fue un disparate, pues el grupo fue a tope y el desgaste se hizo mayor, y que subir al Passo Giau fue un infierno, blanco, y que donde Egan Bernal atacó ya venían reventados por el ritmo desenfrenado. Y que quizá, siendo más largo el día, el controlar la carrera hubiera sido más sencillo.

Son cosas que se discuten entre Canazei y Campitello di Fassa, donde están los hoteles de los equipos, en un rango de tres kilómetros en los que la caravana de la Corsa Rosa está más junta que nunca y se ven ciclistas tomando café en la tarde, algunos simplemente charlando en medio del frío fresco y un sol que reconforta y permite estar a las afueras, bordeando una carretera delgada que se abre paso por un valle delgado entre el Piz Boe y el Gruppo del Catinaccio, macizos imponentes de los Dolomitas, con restos de nieve en los picos y bosques de abetos en las faldas.

Por la mañana, cuando todos salen a rodar para soltar piernas y enviarle un mensaje al cuerpo de que esto no ha terminado, llovió y algunos optaron por el rodillo, como el Ineos, y otros, como Astana, Trek y Cofidis, montaron con la idea de hacerlo dos horas y media, y quedaron por ahí escampando luego de que viniera el aguacero, y unas gotas que no son lluvia, pero tampoco nieve.

Mientras tanto los directores deportivos, Garibaldi en mano (así se llama el libro de ruta), planean lo que viene, miran altimetrías, buscan condiciones meteorológicas, analizan curvas y carreteras. Los dueños, o patrones como se les conoce, reciben a los mánager que aparecen para tocar temas de contratos, renovaciones y, entre risa y risa, se define el futuro de algunos.

También intercambian palabras con los pedalistas para saber cómo están, cómo se sienten; tan calculadores, pasajeros en movimiento que determinan tanto y a la vez nada.

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El pelotón se entera de que el próximo viernes también habrá recorte, pero esta vez no por el pedido de unos cuantos que se hacen sentir poderosos, sino por la tragedia que enluta al país. En efecto, la competencia no pasará por el alto de Mottarone, donde el domingo pasado una cabina del teleférico cayó al abismo y causó la muerte a catorce personas. La etapa 19 será entonces de 166 km y el único premio de primera categoría será en la llegada: en Alpe Di Mera.

Al Giro le quedan cinco días intensos. Bernal reconoce que todavía hay dolores, pero que no deberían causar problemas de aquí a Milán. Remco Evenepoel no quiere retirarse y mantiene el coraje para ir hasta el final e Italia festeja con Damiano Caruso, que en un par de jornadas pasó de ser un gregario a convertirse en el escolta del colombiano en la clasificación general; por eso es la ilusión del trabajador, la esperanza de los locales.

Serán tres etapas de alta montaña, el paso por la suiza italiana (el sábado), Arbedo y San Bernardino, este último a 112 kilómetros de San Gotardo, donde Bernal ganó la etapa siete del Tour de Suiza, se puso de líder y a la postre sería el campeón de la prueba en 2019, el año en el que todo salía bien. Todavía queda camino para que Bernal termine de vivir lo cierto, lo que ahora es tangible y lo siga convirtiendo en realidad, pues el hoy, el aquí y el ahora es lo único trascendental.

Por: Camilo Amaya, enviado especial a Canazei

En twitter: @CamiloGAmaya

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