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La etapa 17 del Tour de Francia se disputará este miércoles sobre 65 kilómetros entre Bagneres-de-Luchon y el puerto del Portet, pero consta de tres ascensiones. Una concentración inédita.
"Una cosa de locos", sonríe el director de la carrera Thierry Gouvenou, quien destaca la novedad de la salida al estilo Fórmula 1. Los corredores se situarán de acuerdo a su puesto en la clasificación general.
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Desde el primer kilómetro empieza la subida al Peyresourde que se prolonga hasta la estación de Peyragudes (14,9 km al 6,7 %). A continuación llegará el descenso hacia Loudenvielle y de inmediato otra subida de 1ª categoría, Azet-Val Louron (7,4 km al 8,3%).
Sin un metro de llano a la conclusión del descenso, la carrera ataca de inmediato lo más duro, el puerto del Portet, una ascensión inédita catalogada fuera de categoría que los predecesores de los organizadores habían considerado escalar unos cuarenta años atrás.
"Este puerto es sin duda el que se hace más duro en Francia junto al Ventoux", estima Thierry Gouvenou. Los 16 kilómetros al 8,7 % conducen a la altitud de 2.215 metros, 100 metros más alto que el Tourmalet con el que el director del Tour, Christian Prudhomme, compara el Portet.
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La primera parte de la subida retoma la carretera del Pla d'Adet. Luego, el Tour aborda lo desconocido sobre un asfalto colocado hace poco.
"Para los espectadores que subirán a pie, en bicicleta, pero no en coche porque no habrá acceso posible a los últimos ocho kilómetros, será un momento ideal. Todo está abierto para ver a los corredores durante diez minutos", anuncia Christian Prudhomme.
La salida de Bagneres-de-Luchon está fijada a las 13h15 GMT, con llegada a la cima del Portet hacia las 15h32 GMT (con una media prevista de 28 km/h)