Fernando Gaviria, un clasicómano en formación

El antioqueño disputará este fin de semana en Bélgica sus dos primeras competencias de un día esta temporada. Davide Bramati, director deportivo del Quick Step, describe las cualidades de la joya de su equipo, el embalador de La Ceja.

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Redacción deportes
24 de febrero de 2018 - 02:56 a. m.
Fernando Gaviria. / AFP
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En el ciclismo se le dice clasicómano a aquel pedalista que se especializa en las pruebas de un día de competición, denominadas tradicionalmente como clásicas. Por lo general, los que triunfan en este tipo de carreras son aquellos que tienen la capacidad de ser explosivos, ya sea por sus cambios de ritmo en los ascensos o porque en los metros finales pueden acelerar más rápido que los demás para cruzar la meta en la primera posición.

Uno de los retos que tendrá el colombiano Fernando Gaviria en 2018, además de participar en el Tour de Francia, será buscar el triunfo de varias de estas carreras de un día, las cuales en su mayoría de veces se definen en al embalaje, su especialidad. “Sería muy lindo para mí poder ganar algún monumento como la Lieja-Bastogne-Lieja, la Milán-San Remo o la París-Ruboaix”, le dijo Gaviria a El Espectador antes de viajar a territorio belga, en donde hoy competirá en la Omloop Het Nieuwsblad Elite, que se disputa entre Gent y Meerbeke sobre una distancia de 196,2 kilómetros. Y mañana, en la 70ª edición de la Kuurne-Bruxelles-Kuurne, clásica que tendrá un recorrido de 200 kilómetros.

Gaviria está en el equipo ideal para convertirse en un gran clasicómano: el Quick Step Floors, en el que una de las cabezas es el exciclista italiano Davide Bramati, quien confía en el talento del ciclista de La Ceja, Antioquia, a quien considera “el mejor velocista del mundo”.

“Brama”, como se le conoce en el pelotón, comenzó a andar en bicicleta a los ocho años y fue un ciclista profesional durante 17. Su palmarés incluye una victoria de etapa de la Vuelta a Portugal en 1992, de la Vuelta a España en 2000 y de la Vuelta a Aragón en 2002. Puede que no sea recordado como uno de los más grandes, sin embargo, sí se ha caracterizado por formar a muy buenos corredores. “Estuve con muchos ciclistas fuertes en mi carrera. Cuando estaba en Mapei, de 1997 a 2002, ese era el mejor equipo del mundo. Había 30 ciclistas que podían hacer algo bueno. Yo era uno de los viejos del grupo y mi personalidad era quedarme con los fuertes, para tirar, porque en los primeros dos o tres años de mi carrera aprendí a trabajar para otros muchachos”, comenta.

Se retiró en 2006, después del Giro de Italia. Y ahí, casi de inmediato, comenzó su carrera como director deportivo. Lleva cerca de 12 años en el Quick Step y en sus filas ha tenido ciclistas colombianos como Rigoberto Urán, Fernando Gaviria y ahora Álvaro Hodge. “He estado con este equipo desde 2003, desde que comenzó. Creo que a veces no es bueno cambiar de escuadra cada tres o cuatro años. Si te sientes bien en ese lugar, es mejor permanecer allí”.

Bramati es conocido por su pasión. En varios videos grabados con una cámara GoPro en el automóvil, se han visto sus celebraciones especiales cuando sus ciclistas ganan. Muchas veces estas alegrías han sido generadas por Fernando Gaviria, quien este año será el embalador estelar del equipo y espera obtener grandes triunfos en el Tour de Francia y en las carreras de un día en Europa. “Fernando tiene un talento impresionante. No para de crecer y ahora es de los mejores velocistas que hay. Me sorprende que siempre tiene el deseo de ganar, nunca se rinde y cuando no obtiene los triunfos se duele mucho. Vamos a ir a ganar las competencias con él, porque es un chico que no sabe hacer otra cosa que ganar”, destacó el exciclista italiano. 
“Me gusta cuando alguien gana o quiere intentar ganar. Esto es una pasión para mí. Disfruto las victorias de mis ciclistas como propias y Fernando ha ganado y tiene muchas carreras por triunfar”, destaca.

Davide comenzó a montar en bicicleta porque su hermano era ciclista. La pasión era de familia, la misma de su padre, quien tuvo un accidente de motocicleta cuando tenía 18 años, y por eso Davide tuvo que ir a trabajar en una fábrica para ayudar económicamente a los suyos. “Hice el trabajo normal: turnos de 8 a 9 horas por día. Entonces, algo en mi cabeza me dijo que hiciera lo que me gustaba, como el ciclismo”. Desde entonces, nunca quiso cambiar lo que le apasiona y por eso es feliz rodeado de bielas y bicicletas. No para mucho en su país, pues está constantemente viajando a las carreras alrededor del mundo. Pero todo vale la pena cuando las cosas salen bien. Y este año sus objetivos cumplidos dependerán en gran parte de lo que haga el embalador de La Ceja.

Por Redacción deportes

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