Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En La Camperona un leve viento sopla y hace mover los árboles. Ya algunas hojas empiezan a soltarse de las ramas, como si quisieran dar a conocer que el otoño se acerca. Pero la calma y el silencio reinan en el punto donde comienza el alto al que este viernes llega la Vuelta a España. Todos están atentos en el valle de Sabero en Castilla y León, esperando la llegada del pelotón. Allí no aparecerán juntos, como ha sucedido en los últimos días. Se espera que arriben desgranados, uno a uno, luchando con el tiempo: por ganar o no perder.
La subida es difícil, sin tantas curvas pero con rampas complicadas, que obligan a que el esfuerzo sea monumental. Carlos Julio Guzmán, quien ha cubierto 10 Vueltas a España (cinco desde allá y las otras cinco desde Colombia) y estuvo en las únicas dos llegadas que tuvo este ascenso en la historia de la competencia (2014 y 2016), explica lo que vivirán los pedalistas: "Es un puerto de montaña complicado. En los últimos tres kilómetros hasta faltando 600 metros hay rampas hasta del 20 % de desnivel. Desde el punto del Sabero se asciende entre ocho y nueve kilómetros, no con tantas curvas pero sí con rampas que desgastan, pero hay pedazos que son del 17, del 20 y del 22, como quien dice que si uno se descuida le toca pedalear de para atrás".
Los ciclistas son conscientes de lo que les espera: un recorrido de 174,8 kilómetros, con tres puertos de montaña, el primero de tercera, y los dos últimos de primera. Sin duda alguna, el más exigente el último, el de La Camperona. Desde ya muchos no son optimistas a lo que sucederá este viernes. "Es muy difícil, con cuestas mucho más pronunciadas de lo que dice el libro de ruta. Veremos cómo va. Tal vez pierda algo más de tiempo mañana" afirmó Simon Yates, quien se ubica en la segunda posición en la clasificación general.
Otros son un poco más optimistas sobre el tríptico que se inicia en La Camperona. "Empezamos estos tres días con una subida exageradamente dura. Lo más importante es encontrar buenas piernas y, si las hay, intentar aprovecharlas a nuestro favor", afirmó Nairo Quintana, quien sabe que en estos tres días se encuentra la clave para quedarse con el título de la Vuelta a España. Puede dar un golpe sobre la mesa previo a la contrarreloj individual del martes, y sentenciar en Lagos de Covadonga tal y como lo hizo en 2016 cuando retomó el liderato y nunca más volvió a soltar la punta.
Serán tres etapas en las que se subirán doce puertos. Los más relevantes uno de categoría Especial, Lagos de Covadonga, y siete de Primera, entre los que La Camperona y Les Praeres serán final de etapa. En total, 524 kms. entre los tres días con un desnivel acumulado de 9.550 metros. Cada jornada tiene su miga y una dureza estimable. Para empezar, llegar este viernes al Alto de la Camperona (8,3 kms. al 7,5 por ciento y tramos de hasta el 19,5) conllevará subir también el Puerto de Tarna (13,5 al 5,8). Los dos de Primera.
Al día siguiente, sábado, Les Praeres (4 kms. al 12,5 y tramos al 17) se alcanzará después de que los corredores superen La Colladona (5,3 al 8,1 y pendiente máxima al 11,14) y La Mozqueta (6,5 al 8,7 y tramos al 10). Los tres también de Primera. Y, finalmente, el domingo, previamente a los Lagos de Covadonga, la gran ascensión de esta Vuelta 2018, habrá que ascender dos veces el Mirador del Fito. Ambas de Primera y por diferente vertiente: la primera, con 7,1 kms. al 7,7 por ciento y pendiente máxima al 11; y la segunda, similar pero con solo 6,3 kms. de subida.
Una concatenación de días de montaña y ascensiones a puertos de relevancia que no tiene ninguna otra fase del recorrido de la carrera y que hace del paso por León, primero, y Asturias, el tramo crucial de la carrera. Serán tres días en los que la clasificación general empiece a tomar forma de cara a la última semana de una Vuelta a España, hasta ahora, abierta para todos.