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Una amistad inquebrantable, así parecía ser la relación que tenía Michele Scarponi con ‘Frankje’, un loro que siempre lo acompañó en sus entrenamientos en Filattrato, pueblo en el que residía el ciclista italiano. Parecían estar hechos el uno para el otro. El pájaro, de color azul y amarillo como el equipo del italiano, el Astana, siempre volaba a su lado, haciendo una parte del recorrido en el que entrenaba el pedalista.
“El loro no es mío, sino de un vecino, y es un poco la mascota de todos, ya que sobrevuela toda la zona. Va de una casa a otra, se mete en todas las ventanas que encuentra abiertas y hasta entra en los bares cuando hay grandes partidos de fútbol. Todos los vecinos lo conocen”, explicaba Scarponi. Pero tanto fue el apego entre los dos, que el ciclista siempre compartió fotos y videos junto con ‘Frankje’. Cuando Scarponi no estaba en una competencia internacional, el pájaro sabía su hora de entrenamiento y aparecía volando a su alrededor. Se situaba sobre su casco, su brazo o su espalda y lo acompañaba.
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Cada vez que el ciclista estaba junto con ‘Frankje’ compartía un video. Lo filmaba volando y lo presentaba como si se tratara de una persona. “Ciao Frankje”, decía entre sonrisas el pedalista italiano mientras se grababa. Parecía una serie. Todo el mundo sabía que cuando Scarponi regresara a su casa el loro lo estaría esperando a la salida de su pueblo y juntos compartirían unos minutos de entrenamiento.Así, eran los días en los que Scarponi comenzaba su entrenamiento en compañía a la salida de su pueblo: “Frankje comenzó a seguirme y al principio me asusté porque no sabía si iba a atacarme. Pero, después, se colocó sobre mis hombros y nos hicimos amigos”. Tal vez 'Franjkie' no comprenda lo sucedido. Tal vez no sepa que no volverá a ver a Scarponi. Por lo que su imagen esperando la aparición del italiano conmueve.