Publicidad

La sonrisa del jabalí

El boyacense Giovanni Báez (EBSA) ganó la etapa del jueves. Óscar Solís (Movistar) es el líder de la prueba.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Theo González Castaño
03 de octubre de 2014 - 12:50 p. m.
Leonardo Rodríguez Chaparro.
Leonardo Rodríguez Chaparro.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Esa mañana, la más triste de toda su vida, el cabo primero del Ejército Nacional de Colombia Leonardo Rodríguez Chaparro salió de su casa en Pesca, Boyacá, con la intención de participar en un evento de ciclomontañismo que tendría lugar en Labranzagrande, municipio que por sus condiciones montañosas y rocosas resulta apto para esta práctica deportiva.

Cuando Rodríguez ya llevaba una parte del trayecto recorrido, el eje delantero de su bicicleta se rompió. El golpe fue seco, de repente todo se desvaneció. Al abrir los ojos estaba tenido en una camilla con un dolor indescriptible en la cara. Le dijeron que sería trasladado al Hospital Militar, pues acababa de sufrir un grave accidente.

La caída provocó que Leonardo se rompiera una encía y perdiera cuatro dientes. “Cuando logré verme en un espejo, fue impactante. Me vi sin dientes, vuelto nada y con la cara destruida. Estaba mueco totalmente”, afirma este ciclista y militar, que debió durar dos años con una prótesis precaria. “En dos Vueltas a Colombia me tocó correr mueco. Antes de cada etapa me quitaba la caja de dientes, pues cuando quería tomar agua, salía volando. Es más, una vez se me cayó en plena carrera y me tocó bajarme a recogerla”, asegura. Cuenta que debido a la forma que hacía su boca con esa caja de dientes, recibió un apodo que lo marcaría para el resto de su vida.

El responsable del mítico sobrenombre fue el recordado ciclista José Jaime González, director técnico del equipo de las Fuerzas Armadas al que pertenece Leonardo y con el que corre desde 2008. Cuentan sus compañeros que en una Vuelta al Valle, Chepe González le indicó al narrador del evento que llamara a la tarima de premiación a Leo para recibir la camiseta de la combatividad por el nombre de Jabalí.

Con el paso del tiempo y gracias a la intervención de algunos médicos militares, Leonardo recibió un injerto óseo.

Rodríguez nació en un pueblo cerca de Sogamoso llamado Pesca. Allí, en medio de los cultivos de papa, trigo y cebada que trabajaba junto a sus padres y hermano, creció y aprendió la importancia que tiene el campo para la ciudad. De aquellos años recuerda el largo y difícil camino que separaba su casa de la escuela donde estudiaba. “A nosotros nos tocaba ir a una escuelita que estaba a una hora de camino. Por esa razón mi padre optó por comprarnos una bicicleta. Era viejita, pesada. Era tan duro el recorrido, que pocos ciclistas se preparaban por ese lado. En cambio a mí y a mi hermano se nos hacía normal porque todos los días íbamos y veníamos del colegio. Incluso, entre los dos competíamos”.

Con el paso de los años Leonardo terminó bachillerato y “un día decidí regalarme para el Ejército Nacional de Colombia como soldado regular”. Prestó su servicio militar. Al finalizarlo hizo curso para suboficial. Bajo este nuevo rango patrulló más de un año por Cauca, San José del Guaviare y Huila, y tuvo fuertes experiencias.

“Por ahí tuve mis encontrones con las milicias, fue necesario ‘echar plomo’ y sentir que la vida misma se acababa en un instante”, afirma. Otro día, les mandaron cilindros mientras patrullaban una zona selvática. Luego de vivir un agitado período como suboficial, Leonardo se enteró de que las Fuerzas Armadas contaban con una liga de ciclismo. Decidió presentarse y pronto los directivos y el director técnico se percataron de que contaban con un gran corredor. A los tres meses disputó su primera Vuelta a Boyacá. A los ocho fue inscrito en la Vuelta a Colombia y luego en el Clásico RCN. Sus constantes ubicaciones dentro de los 15 o 20 primeros de las clasificaciones empezaron a darle un estatus y reconocimiento.

“Yo competiré hasta que mi coronel, mis comandantes o mi general me lo permitan. Qué tal que un día digan que se terminó el ciclismo y tenga que pasar a la fila y atender mis trabajos como militar”, dice El Jabalí. 

tgc_777@hotmail.com

@Theo_Gonzalez

Por Theo González Castaño

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.