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La Vuelta sigue muy viva

Dumoulin, Aru “Purito” y Quintana aún tienen terreno para ganarla.

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Rafael Mendoza. Especial para el Espectador
09 de septiembre de 2015 - 10:32 p. m.
Nairo Quintana se metió dentro del top-5 de la clasificación general de la Vuelta a España. Foto: AFP
Nairo Quintana se metió dentro del top-5 de la clasificación general de la Vuelta a España. Foto: AFP
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Los especialistas señalaban el día de descanso que el holandés Tom Dumoulin sentenciaría la Vuelta en la etapa contra reloj y se equivocaron. Dijeron que Aru y Purito quedarían sin opción y también se equivocaron. Se olvidaron de Quintana y también se equivocaron. Hoy la Vuelta sigue tan abierta como el primer día y los escaladores tendrán dos etapas de media montaña y una con cuatro premios de primera categoría para tratar de darle un nuevo revolcón a las clasificaciones.

Y es que lo que falta no es un paseo. Este jueves en una etapa rompepiernas, con dos altos de tercera categoría en mitad del recorrido y uno de primera a 13 kilómetros de la llegada puede pasar de todo. El viernes una etapa de media montaña, con un recorrido muy similar al que aprovechó Lucho Herrera para “arreglar” a Dietzen en el que se puede hacer y deshacer. Y el sábado un sube y baja impresionante con cuatro premios de primera categoría, en la que casi nunca ha pasado nada pero que en esta ocasión puede traer una batalla feroz desde la salida, dadas las escasas diferencias en la general.

Que Nairo tenga perdida la Vuelta no lo puede asegurar nadie en estas circunstancias, mucho menos después de ver la extraordinaria cronómetro que realizó en Burgos. La cronómetro mide el potencial que tiene el ciclista y la fuerza que le queda en las piernas y el colombiano superó a Aru por 20 segundos, a Majka por 1.05, a Chaves por 1.10 y a Purito por 1.33. Además hay que recordar el Giro de Italia que ganó luego de pasar las duras y las maduras por problemas de salud, como en esta ocasión, y ya advirtió al terminar la crono que no se va a entregar. Irá por un lugar en el podio y tal vez por algo más. Quizás los que perdieron cualquier opción de victoria final fueron Rafael Majka, Alejandro Valverde y Sebastián Chaves.

Un defecto incorregible

Son numerosas las etapas que los colombianos han ganado en las tres grandes vueltas pero la suma podría haberse duplicado si nuestro ciclismo no tuviera una maña terrible que afecta a corredores profesionales o aficionados, a principiantes y hasta a ejecutivos: el querer andar siempre “enfierrados”, es decir usando grandes multiplicaciones. Los nuestros no saben rotar y consideran que usar en la “pacha” más de 21 dientes es para señoritas. Hasta en los entrenamientos se burlan de quienes pedalean más sueltos con una relación suave. Eso nos ha costado muchísimos triunfos. Los únicos corredores de nombre que aprendieron de los europeos en nuestra historia ciclística han sido Edgar “el Condorito” Corredor y Alvaro Mejía.

¿Y a qué viene esto en este momento? Revisen el Tour de este año y La Vuelta y verán que nos quedamos sin ninguna opción en esos finales con rampas de más del 14 %. ¿Qué papel hicieron los nuestros en el Alto de Huy y en el Mur de Bretagne en el Tour? Se quedaron. ¿Se dieron cuenta como pedaleaban de diferente Roberto Torres y Frank Schleck en la llegada a la Ermita de Alba. El primero penosamente con una relación muy dura y el segundo suelto, quizás con un piñón de 30 o 34 dientes, y por ello el nuestro perdió más de un minuto en la llegada. Y el mismo Nairo al día siguiente quedó literalmente parado en una curva muy fuerte y debió emplearse a fondo luego para llegar al lote.

Pero esto no es nuevo. Antes de la primera etapa de gran montaña en los Pirineos, en el Tour de Francia de 1983, vi y escuché a Luis Ocaña, en ese entonces asesor del técnico Rubén Darío Gómez, rogándole a Patrocinio Jiménez que le dejara poner un piñón de 24 dientes en la pacha. Pero “el Viejo” Patro, con terquedad de campesino, no le quiso hacer caso. Resultado: el colombiano aguantó bien dos premios de montaña (entre ellos el Tourmalet) pero en el tercero se le fue Robert Millar y luego lo pasaron sin problema alguno Pascal Simon y Perico Delgado.

Y eso de andar como un “patabrava” en entrenamientos y luego en competencia se convierte en una costumbre que no se puede dejar. Por lo menos tres veces le dije a Santiago Botero (quizás el colombiano que ha utilizado una relación más pesada al subir) que por qué no usaba relaciones más suaves y siempre me contestó que así no podía subir.

Si no queremos seguir echando por la borda triunfos de etapa nuestros técnicos tienen que meterle en la cabeza a los muchachos que no es el “macho” el que gana sino el inteligente, el que utiliza adecuadamente las relaciones, que para eso se hicieron, de manera que siempre se vaya lo más cómodo posible en la bicicleta. Es un principio elemental del que se burlan nuestros corredores. Sólo seremos los mejores escaladores del mundo el día en que podamos ganar las subidas más difíciles, en las que siempre nos han derrotado..., y siempre por burros…

Por Rafael Mendoza. Especial para el Espectador

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