Las decisiones fuera del molde de Tom Dumoulin
El holandés decidió dejar el ciclismo de forma temporal porque ya no era feliz. Una decisión que tiene muchas preguntas por la forma en la que sucedió. No es la primera vez que da de qué hablar por tomar determinaciones inesperadas. Perfil.
Thomas Blanco
Apodado “La mariposa de Maastricht”, por su capacidad para transformarse y hacer metamorfosis, Tom Dumoulin, optó por dejar el ciclismo de forma temporal. ¿La razón? Dejó de disfrutar. La presión del entorno, las obligaciones, en fin. Dejó de disfrutar los pequeños detalles de la vida.
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Apodado “La mariposa de Maastricht”, por su capacidad para transformarse y hacer metamorfosis, Tom Dumoulin, optó por dejar el ciclismo de forma temporal. ¿La razón? Dejó de disfrutar. La presión del entorno, las obligaciones, en fin. Dejó de disfrutar los pequeños detalles de la vida.
Hay que tener en cuenta que antes de llegar al Jumbo sufrió una lesión que lo sacó más de 400 días del ciclismo.
Una determinación que tiene sus aspectos extraños, pues un día antes del anuncio él y el Jumbo habían confirmado que iba a estar en el Tour de Francia. Todo pasó de repente en la concentración del equipo.
Una decisión que también llegó por sorpresa como cuando dejó el Movimiento por un Ciclismo Creíble (MPCC), organización que lucha contra el dopaje. Dumoulin fue un activo exponente de la causa. Hasta que, también de repente, dejó el grupo.
Varios dicen que por las cetonas, un producto que utiliza con frecuencia el Jumbo Visma y al que se opone la MPCC. Ese es Tom Dumoulin.
Su historia
Al sur de Holanda, en Maastricht, ciudad cercana a la frontera con Bélgica y Alemania, nació Tom Dumoulin, un hombre que quiso ser doctor y no pudo porque su nombre nunca apareció en la lista de estudiantes aceptados en la facultad de medicina. Esa fue una gran decepción para su familia. El plan B tampoco le funcionó. Estudió ciencias para la salud, pero eso no le apasionaba.
Perdido en un mundo en el que todos hallaban su vocación menos él, Dumoulin entró en una profunda crisis existencial. Hasta un día en el que quedó deslumbrado con una etapa de la Amstel Gold Race, que arrancaba en su ciudad. Fue una epifanía: “Los aplausos de la gente, el ruido de los helicópteros y la voz del speaker ensalzando al vencedor me engancharon por completo”, confesó el holandés.
Comenzó a montar y descubrió que tenía talento. En 2012 se volvió profesional con el equipo que luego se convertiría en el Sunweb. Un año después disputó su primer Tour de Francia. Las puertas se le abrieron con una facilidad que hubiera agradecido en su época de estudiante. En la ronda francesa terminó quinto en la clasificación de los jóvenes, que ganó Nairo Quintana.
Su primera victoria llegó en la contrarreloj del Criterium International, en la isla francesa de Córcega. Poco a poco se convirtió en un ciclista completo. Las pruebas a cronómetro son su especialidad y la llave de sus triunfos, pero no tiene puntos débiles: es un escalador sólido en la media montaña y un auténtico rayo en los descensos y carreteras llanas. Tanto así, que los especialistas aseguraron que por fin había aparecido un rival que puede acabar con la supremacía de Chris Froome y le haga mostrar su lado más humano.
El pedalista neerlandés tiene un valor agregado, y es su carácter, pues no se forjó en aguas tranquilas. En 2015 perdió la Vuelta a España en la penúltima etapa, en el ascenso de la Sierra de Madrid, en donde varios rivales se aliaron para atacarlo. Abandonado a su suerte en la emboscada, solo contra el mundo, el holandés cedió y perdió la ronda ibérica, aunque prometió que un episodio así nunca más volvería a repetirse.
Dumoulin, quien obtuvo la medalla de plata en la crono de los Juegos Olímpicos de Río, se coronó campeón del Giro de Italia 2017, al superar a Nairo Quintana. Y eso que, a diferencia de Froome, es un hombre que por lo general lucha sin gregarios en las etapas de montaña. El holandés aprendió a defenderse solo, con sus 1,86 metros de estatura y sus 69 kilogramos de peso. Y seguirá defendiéndose solo, pero esta vez lejos de la bicicleta.