Lecciones de un palpitante Tour de Francia

Hay que cambiar de estrategia para ganarle al Sky y a Froome. "Rigo", con apenas 30 años, tiene todavía mucho para dar y Nairo es un ciclista en progresión que seguirá siendo protagonista en grandes vueltas, aunque él y su equipo deben planificar mejor la temporada.

Juan Carlos Rincón / Corresponsal de El Espectador en Londres / www.blog.rincondecata.com
27 de julio de 2017 - 05:20 a. m.
La presentación del Movistar 2017, con Alejandro Valverde y Nairo Quintana como jefes de filas. / AFP
La presentación del Movistar 2017, con Alejandro Valverde y Nairo Quintana como jefes de filas. / AFP
Foto: EFE - Emilio Naranjo

El ciclismo colombiano de ruta disfruta del mejor momento internacional de su historia gracias a un puñado de valientes y magníficos corredores que emigraron jóvenes, rechazaron la contaminación interna, desafiaron ausencias, dolores y soledades, e integrados desde hace una década a varias de las mejores escuadras profesionales del mundo han puesto a nuestro país en el primer plano mundial con presentaciones de lujo, triunfos inolvidables y miles de pedalazos victoriosos que les han permitido brillar en todas las grandes vueltas por etapas de la temporada internacional, entre ellas la más importante, el Tour de France.

Por tercer año consecutivo un ciclista colombiano ocupa en París el podio de la llamada Grande Bouclé y se consigue un tercer subtítulo, gracias a la inteligencia y preparación físico-táctica del más experimentado de ellos, Rigoberto Urán, en plena madurez ciclística a los 30 años, dos menos que el hasta hoy imbatible tetracampeón, el británico Chris Froome.

El regreso al primer plano de Urán brindó grandes emociones y acarició el sueño amarillo, que por primera vez en 34 años de participaciones colombianas terminó a menos del minuto (54”), a escasos 615 metros, según el promedio general de la carrera, que recorrió 3.540 kilómetros.

El equipo Movistar apostó con Nairo Quintana (27 años) para hacer el doblete Giro-Tour, pero falló en detalles fundamentales. El error no fue intentarlo, sino el momento escogido.

Quintana había terminado tercero el Tour 2016, pero enfermo. Se esforzó para ganar la Vuelta a España y, aunque se preparó a conciencia desde el mes siguiente para el histórico Giro centenario, su objetivo final era el Tour 2017, es decir, correr cuatro grandes vueltas en 11 meses.

El ciclista colombiano rebosa calidad y estuvo cerca de ganar el Giro (quedó subcampeón, a 31”), pero el ganador, Tom Dumoulin, no corrió la Vuelta 2016 para concentrarse en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (subcampeón contrarreloj) y se preparó exclusivamente para la carrera italiana. Nairo llegó a Düsseldorf cansado y demasiado exigido. Más de 16.500 kilómetros de alta competencia en las piernas, incluyendo además en 2016 el Tour de San Luis, las vueltas a Catalunya y el País Vasco, el Tour de Romandía y la Ruta del Sur, y este año la Tirreno-Adriático, acabaron por agotar su organismo en el Tour, que el colombiano terminó a punta de coraje y orgullo en un muy decoroso puesto 12.

El señor Eusebio Unzué se ha atrevido a decir que Nairo no ha progresado y que más bien ve un retroceso, pero la realidad es que desde el 18 de enero de 2016, en el Tour de San Luis, Nairo no para de correr. Incluso desde el Tour 2015 (el más montañoso y favorable para un ciclista colombiano), que Movistar sacrificó frenando a Quintana para asegurar el podio de Alejandro Valverde.

¿A qué juega Unzué?

Movistar está exprimiendo al ciclista colombiano como si fuera una máquina y eso que “Nairo es aún un niño”, en palabras de Unzué. Parece más bien que las expectativas comerciales con la imagen de Quintana son más importantes que el deportista y confirman que el gerente español no aprendió de su mentor en Reynolds y Banesto, el gran técnico José Miguel Echavarri, quien jamás explotó de esa manera a Miguel Indurain.

Olvida Unzué que ningún gran campeón español ha corrido con tanta intensidad como Nairo y que Indurain se preparaba casi exclusivamente para ganar el Tour de Francia, lo que hoy hace Chris Froome o cualquier deportista de alto nivel que quiere perdurar y tener una larga carrera.

La decisión de que Nairo corriera el Giro y el Tour fue concertada, según Unzué, pero lo cierto es que un buen director debe saber imponerse y entender mejor a sus empleados. En este caso, si se quería ganar el Tour, hubiera sido más lógico no correr el Giro. Es muy criticable su posición en la entrevista al diario El País, el más importante de España: “Se puede decir ya, por la tranquilidad que nos daba Valverde, que sabíamos que Nairo lo tendría difícil para ganar, pero que sería un hombre para estar ahí asegurando el protagonismo del equipo”. Su carta tapada se cayó en la primera etapa y se le derrumbó la estrategia.

Puede argumentar que Alejandro Valverde también hizo las tres grandes vueltas el año pasado y a los 36 años, pero la realidad es que el ciclista tenía poca opción de ganar alguna y en el Giro contaba con una escuadra española a su servicio, como siempre aconteció en Movistar hasta que llegó Quintana y demostró que es superior. Rigoberto Urán, hoy flamante subcampeón del Tour 2017, se retiró de Caisse d’Epargne (hoy Movistar), porque tenía que trabajar de gregario para Valverde y Sky le ofrecía opciones de crecer profesionalmente.

Nairo es un ciclista en progresión que tiene la opción de ganar el Tour y ciertamente de conseguir un doble Giro-Tour o Tour-Vuelta o Vuelta-Giro (estuvo muy cerca), pero todo tiene su tiempo y hay que planificar mejor.

Reingeniería en Movistar

El gran derrotado del Tour es el Movistar, campeón consecutivo en las dos ediciones anteriores y la primera escuadra World Tour durante los últimos cuatro años. No ganó etapa y por primera vez desde 2012 no tuvo a ninguno de sus ciclistas en el top 10. Algo no funciona en la gerencia.

Unzué señaló que el abandono de Alejandro Valverde en la primera etapa fue un golpe muy duro porque de antemano sabían que Nairo no podría rendir al máximo y contaba con el ciclista murciano para disputar el Tour. Sky perdió a su segundo hombre, Geraint Thomas, y fue campeón del Tour (individual y colectivamente), Fabio Aru perdió a Jakob Fulgsang pero fue líder y terminó quinto en el Tour.

Esa posición ambivalente del directivo español y la falta de respaldo a su más triunfador e insigne ciclista, hasta el punto de revelar públicamente que están negociando contratar a Mikel Landa, “a quien siempre hemos querido”, demuestran la misma lógica inglesa: equipo británico para británicos, equipo español para españoles. Es mejor hablar sin tapujos. A pesar de que ha ganado para Movistar el Giro 2014 y la Vuelta 2016, el colombiano no es respetado ni bienvenido.

El equipo falló en la preparación y planificación de la temporada del escarabajo, pero el dirigente achaca injustamente la culpa al pedalista y se lava las manos, cuando llevó un equipo de nivel inferior para respaldar a Nairo.

Un ciclista individualmente no puede ganar hoy un Tour de Francia. El equipo es la base de la victoria y el director general de Sky, David Brailsford, con un presupuesto de US$50 millones anuales, no ahorra para tener a los mejores ciclistas que se adapten a un ritmo de locomotora; escaladores, rodadores campeones mundiales y olímpicos, y contrarrelojistas, trabajando con el único objetivo de sacar campeón a Froome.

Muy diferente es el caso de Movistar u otras escuadras que pretenden tener dos líderes, uno de los cuales es además el capitán en carrera y organiza a los gregarios. La dualidad Nairo-Valverde se presta a confusiones y división de bandos entre españoles y latinos, los que están con uno o con el otro, además de generar desconfianza y recelo.

El Tour y las cronos

Para ganar el Tour de Francia, el ciclista tiene que ser bueno en el ejercicio contra el cronómetro y no perder más de un minuto con un especialista como Froome, y el año próximo además con Tom Dumoulin, para tener opción de descontar tiempo en otras etapas o en la montaña.

En el ciclismo actual es muy difícil para un escalador nato sin el respaldo de un equipo sólido y todoterreno recortar a Froome más de dos minutos en la montaña. Y no se descarta que vuelvan las cronos largas o por equipos, en las que la sincronización en ese ejercicio será fundamental. Esa carencia del ciclismo colombiano sólo tiene contadas excepciones: Martín Emilio Cochise Rodríguez, Santiago Botero, Víctor Hugo Peña y Rigoberto Urán.

En el Tour 2017, Rigo cedió 1’ 16” con Froome en las dos contra-reloj (51”+25”). El tiempo descontado en carrera fue insuficiente.

Algunos especialistas dicen que Nairo Quintana es el mejor escalador del mundo y que en la montaña le puede descontar a Froome, pero las cifras dicen otra cosa: en los cuatro Tours en que se ha enfrentado a Froome, sólo lo ha vencido una vez en la montaña (Semnoz, 2013), en tanto que el campeón del Tour ha ganado cinco etapas en montaña de las seis que tiene en su palmarés, incluyendo la cronoescalada a Megève en el Tour 2016. Más revelador aún, Froome sabe gerenciar sus desfallecimientos y nunca ha perdido en una etapa más de 1’ 20” con Quintana en la montaña (Alpe d’Huez, 2015), en tanto que Nairo pierde con Froome o Dumoulin entre uno y dos minutos en una crono superior a 20 km, a pesar de haber mejorado mucho en este ejercicio individual.

Nuevas tácticas, ataque

La consecuencia principal de la dominación del Tour por Sky es la falta de espectáculo, el temor a nuevos desafíos y una aceptación de ese liderazgo que obliga al equipo británico a gastar energías controlando las etapas, defendiendo a su líder y preparando los contraataques.

Por eso será necesario crear y desarrollar nuevas estrategias y ataques intermedios y buscar cortes del pelotón. Habrá que atacar en las planicies o en la media montaña y no dejar la mayoría de cartuchos para quemar en la montaña.

Los equipos tendrán que presentar mejor estructura con integrantes que realmente constituyan un desafío. Muy interesante será la dupla del equipo holandés Sunweb, Dumoulin-Barguil en el Tour 2018, dos ciclistas jóvenes (26 y 25 años), de primer nivel, buenos en la montaña y rodadores. Igualmente Orica-Scott con Esteban Chaves y los gemelos Adam y Simon Yates en plena maduración (25 años), será un equipo de mucho peligro si decide llevar a los tres al Tour. O tal vez Fabio Aru haciendo dupla con el joven escalador colombiano Miguel A. López en Astana.

Movistar en cambio es una incógnita, con un Valverde demasiado veterano (38 años) y un Nairo Quintana que, según el director general, Eusebio Unzué, “no progresa y más parece que ha tenido una suerte de retroceso”.

Las revelaciones

Sin duda alguna, el subcampeón Rigoberto Urán, a quien ningún especialista tenía en sus cuentas para el podio. Un top 10 era una meta al alcance, pero la presentación de Rigo, incluyendo una sensacional victoria de etapa, superó la imaginación y rescató del olvido al gran ciclista colombiano tras dos años en la penumbra. Brilló con luz propia en el Tour y hay que seguir contando con él para las próximas temporadas, porque a los 30 años todavía tiene cuerda ganadora.

Con el subcampeonato, Urán extendió a cinco los podios consecutivos del ciclismo colombiano en las grandes vueltas. Un sexto en España está al alcance.

En cinco temporadas, desde 2013, los colombianos han figurado en 11 podios de las 14 grandes vueltas y han ganado 18 etapas. Aún más revelador: un ciclista colombiano ha ganado etapa en las últimas seis grandes y la cuenta puede aumentar a partir del próximo 19 de agosto, en la ronda ibérica.

Por Juan Carlos Rincón / Corresponsal de El Espectador en Londres / www.blog.rincondecata.com

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