A Miguel Ángel López se le vio sonriente durante la cuarta etapa de la Vuelta a España. Incluso conversador con su compatriota Sergio Higuita. De seguro en la charla se tocó el tema de la jornada del miércoles de la primera llegada en alto que tendrá la carrera y de la urgencia impostergable de ambos para que la carretera se incline.
Nicolas Roche, el líder de la competencia, sabe que no saldrá vestido de rojo del Observatorio Astrofísico de Javalambre, a una altura cerca de los dos mil metros sobre el nivel del mar y donde se espera que aparezcan los escaladores, en otras palabras, los colombianos.
La última subida del día, tendrá una extensión de 10.9 km con un promedio de pendiente del 8%, un final doloroso y prolongado para los que no disfrutan pedalear hasta con la cabeza. Nairo Quintana podría tomar el liderato, pues apenas está a dos segundos de la punta, pero tendrá que responder los ataques de los más jóvenes como López e Higuita, al que ya se le vio dejando regados a los demás en el llano, que se supone no es su terreno predilecto.
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Rigoberto Urán, que sufrió una caída este martes sin mayores consecuencias, también está ahí expectante a lo que pueda suceder y más atrás aparece López, que ya se vistió de rojo y que es uno de los llamados a reventar el grupo.
Es la oportunidad de ver cómo está cada uno, de probar sensaciones y hasta de llevar al lote a un ritmo infernal para desgastar las piernas y las ganas de quienes esperan atacar. Etapa dura, la primera de muchas, que irá dando una visión de lo que puede pasar más adelante y de quiénes, en concreto, están o no para pelear por el título.