Un pie en el suelo. Una caída. Una lesión. El pasado 6 de mayo, en las semifinales de la Copa Mundo de BMX en Papendal (Holanda), Mariana Pajón sufrió la rotura de ligamento cruzado anterior y la rotura parcial del colateral mediano, ambos de la pierna izquierda, lo que la terminó dejando por fuera de las pistas por el resto de la temporada. Su operación y recuperación se han manejado con mucho hermetismo: no se conoce el nombre de los especialistas que la intervinieron ni el centro hospitalario.
De igual manera, Mariana Pajón pidió privacidad y tranquilidad durante su proceso de recuperación. Y así ha sido. Poco se conocía al respecto, hasta que en octubre habló un poco de lo que ha tenido que vivir en los últimos meses. “Un proceso lento y doloroso. No te deja dormir. Fue frustrante porque pasé de ganar una medalla olímpica a aprender a caminar de nuevo. Cuatro meses después de la cirugía me dije: ‘Ya pude volver a caminar, ahora debo poder pedalear’. Me perdí muchas competencias. Entonces, el reto principal es volver a tener la potencia que siempre me ha caracterizado”.
Esa declaración fue un pequeño resumen de lo que ha tenido que vivir: frustraciones, tristezas y desilusiones. La lesión ha hecho que Mariana viaje en un ida y vuelta constante del infierno al cielo emocional. Todo arrancó con la cirugía, en la que los especialistas le recomendaron no ponerse un implante de cadáver, sino que utilizara un tendón propio que sacaron del isquiotibial para reemplazar el ligamento que se había roto. Eso hizo que el proceso fuera un poco más complejo debido a que el cuerpo se demoró en adaptar al tendón.
Después de la cirugía le recomendaron quietud total, así que siguió el consejo al pie de la letra para poder comenzar el proceso de fisioterapia, en el que trabajó movilidad suave de la rodilla, apoyo y estabilidad. “Siempre acompañada de muy buenos profesionales, pero no fue un proceso fácil. Mariana tuvo muchos altibajos anímicos, momentos en los que veía que el tema no evolucionaba de la mejor manera. Pasaban los días, no veía progreso alguno y eso, unido al dolor, le hicieron sentir que no iba a haber evolución alguna”, dijo Miguel Pajón, hermano de la bicicrocista.
A finales de agosto, cuando ya estaba volviendo a retomar entrenamientos en bicicleta, vivió un momento muy difícil. Sufrió una recaída porque se le derramó un líquido articular dentro de la rodilla, lo que la obligó a suspender la cicla por un tiempo. Parecía un retroceso, pero gracias a esa fortaleza mental que siempre la ha destacado lo superó. Fueron semanas complicadas, pero que las tomó con entereza y decisión para que no volviera a tener ese percance. Tan solo hasta mediados de octubre pedaleó de nuevo y desde entonces no ha parado.
“Está montando suave en la pista de BMX o alrededor de ella. Empezando de cero, aprendiendo a andar de nuevo, retomando la confianza, volviendo a sentir las sensaciones. Es un proceso en el que todavía está para regresar a su estado natural”, precisó Miguel. Junto a esto, la mayor parte del trabajo de Mariana está centrada en la fisioterapia, que la viene haciendo en la sede deportiva del Atlético Nacional, club que le abrió las puertas para que pudiera aprovechar los equipos médicos y los profesionales que tienen para complementar su recuperación. También hace mucho fortalecimiento en el gimnasio, sobre todo trabajando otras partes del cuerpo que no se vieron afectadas, pero que tienen que retomar la potencia.
La idea es tratar de aprovechar la temporada de descanso que tiene el BMX para terminar de acondicionarse bien, hacer un buen trabajo de pretemporada y comenzar a planear y estructurar su regreso. A pesar de que tiene la presión de que ya arrancó la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Mariana Pajón no se afana. Primero, está enfocada en recuperar toda su capacidad física y estar al 100 %. Después, sí se centrará en volver a reconquistar las pistas de Colombia y el mundo.