Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
No le dieron las piernas frente a Alejandro Valverde, el hombre que, cerca de cumplir los 38 años, sigue corriendo de una manera jovial sin importar adversidades como el fuerte viento que sopló en la última etapa del Tour de Abu Dhabi, ganada por el ciclista español. Sin embargo, Miguel Ángel López nos ha enseñado que en cada nueva temporada está más fuerte, más potente, casi blindado, y que puede andar al ritmo de corredores fuera de serie, como el mismo Valverde.
El boyacense no sólo fue segundo en la jornada que cerró la competencia asiática, sino que además escaló 18 posiciones en la clasificación general para subirse al tercer escalón del podio, por detrás del líder del Movistar y del holandés Wilco Kelderman, primero y segundo respectivamente. “Llegar junto a él ya es un gran logro. Y ganarle en el sprint es casi imposible. Ya había trabajado solo mucho tiempo y eso pesó”, dijo López luego de una jornada en la que hizo que la televisión local e internacional pronunciaran su apellido durante una hora larga. Más allá de la alegría del podio, el segundo que logra en dos semanas (en el Tour de Omán culminó por detrás de su compañero en el Astana, el ucraniano Alexei Lutsenko), Miguel Ángel se quedó con la camiseta del mejor joven, superando al holandés Antwan Tolhoek y al italiano Giulio Ciccone.
Es la cuarta vez en los últimos tres años que el pedalista de 24 años logra esta distinción, pues ya había sido la mejor promesa en la Vuelta a Burgos en 2015, el Tour de San Luis en 2016 y el de Omán hace una semana. (Lea aquí: El empuje de Miguel Ángel López).
El nacido en Pesca, el escarabajo de respuestas cortas y tono regañón que lo hace pasar por un malgeniado así no lo sea, fue el más nombrado durante estas dos semanas, tanto en el bus del BMC Racing como en el del Trek, pues su capacidad de ir para arriba ha despertado el asombro en varias escuadras World Tour, algo positivo teniendo en cuenta las declaraciones de Alexandre Vinokurov, mánager del Astana, quien en estos días aseguró que la escuadra atraviesa problemas financieros y que la desaparición del conjunto podría ser una posibilidad en caso de que no aparezca un patrocinio. “Se nos pidió que tuviéramos calma y que siguiéramos con nuestro trabajo”, comentó López.
Y sí que lo ha hecho bien, pues todo indica que 2018 será su mejor año, teniendo en cuenta el gran desafío, su gran meta: el Giro de Italia. Y aunque todavía falten dos meses y siete días para la primera grande del año, el colombiano sabe que es necesario sumar kilómetros en las piernas, los suficientes, tampoco demasiados, para llegar con ritmo a Jerusalén el próximo 4 de mayo. (Le puede interesar: "El ciclismo es el deporte más duro del mundo": Miguel Ángel López)
Las caídas ya quedaron atrás y la seguridad en sí mismo, en lo que sueña, está por encima de los traspiés, de haber perdido unos cuantos dientes, del rostro lleno de sangre. López ha mostrado la fortaleza que se necesita en el ciclismo y su umbral de dolor parece estar al nivel de los mejores, por encima de muchos. Por ahora, la respuesta al trabajo bien hecho se está dando, al que entiende que el talento por sí solo no es suficiente en un deporte en el que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
— Astana Pro Team (@AstanaTeam) 25 de febrero de 2018 Si quiere conocer más sobre el deporte en Colombia, lo invitamos a seguir nuestra página en Facebook: