Miguel Ángel López ya es un buen padre

El primer hijo del actual líder de la Vuelta a Cataluña nacerá entre el 10 y el 15 de abril, sin embargo, tiene experiencia, porque ha sido como un papá para sus hermanos. La historia.

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Luís Guillermo Montenegro
30 de marzo de 2019 - 03:00 a. m.
López dedicó el triunfo del jueves en su cuarta etapa a su hijo. / EFE
López dedicó el triunfo del jueves en su cuarta etapa a su hijo. / EFE
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Entre los familiares de Miguel Ángel López y Nathaly Acevedo, los futuros padres de Miguel Jerónimo López Acevedo, hay una apuesta casada entre los que dicen que el bebé será mono como el papá y los que creen que tendrá el pelo negro como la mamá. Cada vez falta menos para que se revele el misterio. Ya hay fotos en 3D, ya se sabe más o menos cómo será la forma de su cara, sin embargo, la gran incógnita solo se resolverá entre el 10 y el 15 de abril, cuando está programado el nacimiento en Sogamoso del heredero del ciclista líder del equipo Astana, quien está cerca de coronarse campeón de la Vuelta a Cataluña.

Con 25 años, el nacido en Pesca (Boyacá) será papá, un rol que no es nuevo para él. Y no porque haya tenido hijos, sino porque en su vida ha hecho las veces de padre con sus hermanos menores, quienes son ciclistas en formación y sueñan con llegar tan lejos como él. También ha sido responsable económico del bienestar de sus padres Santiago y Marlén, teniendo que hacer las veces de cabeza de hogar, algo que tal vez le tocó asumir estando muy joven, pero que le ha servido como experiencia para ese momento que viene, cuando se hará cargo de su familia, junto a su esposa Nathaly.

A ella la conoció gracias al ciclismo, el deporte que le ha dado todo. Es la hija de su formador, Rafael Acevedo, quien al principio no veía con muy buenos ojos la relación, pero con el paso del tiempo se ha convertido como en un padre para Miguel Ángel y hoy en día espera con ansias al momento de conocer a su nieto. “El mono es como un hijo para mí, tenemos una muy buena relación y debo reconocer que es un gran miembro de familia, un buen esposo y seguramente será excelente papá”, reconoce el orgulloso suegro, quien recuerda cómo fueron esos primeros pedalazos que lo convencieron de apoyarlo.

Exactamente 37 minutos y 45 segundos fue el tiempo de Miguel Ángel en una cronoescalada entre Sogamoso y El Crucero. Tenía una bicicleta de montaña, con el marco oxidado, los rines disparejos y los pedales rotos. Sus zapatos no eran los adecuados para montar, así que sus pies no quedaban firmes, sino que se resbalaban con facilidad. A pesar de las dificultades, su registro sorprendió a Acevedo, quien lo invitó a entrenar con el equipo del municipio.

Miguel vivía lejos, en una vereda cercana a Pesca, lo que le dificultaba cumplir con los horarios de los entrenamientos, así que Acevedo, confiando en el talento de quien lo había dejado anonadado, lo invitó a vivir en una finca suya, a siete kilómetros de Sogamoso.

Después de 12 días de entrenamiento fue a su primera carrera. “Le puse un casco rojo para identificarlo fácilmente en el pelotón”, recuerda Rafael, quien destacó que “en la primera etapa de montaña atacó en el momento que era, el único que le pudo seguir el paso fue el ecuatoriano Richard Carapaz”. Al final de la competencia terminó en un destacado puesto 12, teniendo en cuenta su corta preparación.

El proceso fue difícil, porque la suerte no lo acompañó y sufrió muchas caídas, pero fue la insistencia de Acevedo la que influyó en que no se bajara de la bicicleta y persistiera en su objetivo de llegar a vivir del ciclismo. La de 2014 fue la temporada que lo catapultó a Europa. Primero se impuso en la Vuelta de la Juventud y luego se quedó con el título del Tour de L’Avenir, en Francia. Llegó al Astana y ahora es de los mejores ciclistas del mundo. En 2018 vivió su mejor temporada, terminando tercero en el Giro de Italia y la Vuelta a España.

En los últimos 10 meses, Miguel Ángel López ha vivido los momentos más felices de su vida, no solo por los logros sobre la bicicleta, sino por el embarazo de su esposa Nathaly. “Desde el día que supo que iba a ser papá ha estado muy pendiente de todo, comprando las cosas para el bebé. El día que se enteraron de que sería hombre, decidieron el nombre de Miguel Jerónimo. Ahora en la familia solo se habla de eso”, asegura Rafael, quien a pesar de su seriedad reconoce que estuvo muy emocionado cuando Miguel Ángel ganó la etapa reina de la Vuelta a Cataluña y celebró llevándose un dedo a la boca para dedicar el triunfo al bebé que está en camino.

No solo económicamente ha sido padre en su casa, también con los consejos que les da a sus hermanos menores Luis Alfredo, Diego Andrés y Juan Carlos. “Está pendiente de todo, nos da consejos, nos dice lo que debemos hacer para mejorar y se preocupa porque no nos falte nunca nada”, asegura Luis Alfredo, quien a pesar de la distancia, por las competencias en el exterior de su hermano e ídolo, siente que él es un padre. “Seguro así será con su hijo, ojalá también herede esta pasión por el ciclismo”; dice el futuro tío.

Los grandes objetivos de Miguel Ángel en esta temporada serán nuevamente el Giro de Italia y la Vuelta a España. Esta vez, ya con un hijo entre brazos, espera poder dedicarle el título de una de estas grandes al heredero que desde hace unos meses es el responsable de la motivación para sacar fuerzas en cada pedalazo que da en las carreteras del mundo.

Por Luís Guillermo Montenegro

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