Nairo se hundió como los grandes

El escalador boyacense llega muy disminuido a la última semana.

Rafael Mendoza / Especial para El Espectador
16 de julio de 2017 - 09:27 p. m.
Nairo Quintana, jefe de filas del Movistar, está a más de seis minutos de Chris Froome en la clasificación general. / AFP
Nairo Quintana, jefe de filas del Movistar, está a más de seis minutos de Chris Froome en la clasificación general. / AFP

La mitología griega, recogida luego por poetas, filósofos, dramaturgos y escritores, nos sirve de nuevo para contar lo que ocurrió en este Tour cruel y despiadado con Nairo Quintana, el máximo ídolo del ciclismo colombiano, que ayer se hundió definitivamente, sin ruido y sin aspavientos en un ascenso que en otra circunstancia le habría servido para doblegar con facilidad a sus rivales. (Aquí, nuestro especial del Tour de Francia)

Cuenta la leyenda que los cisnes cantan en forma hermosa, dulce y cargada de melancolía cuando presienten que ha llegado el momento de su final, cuando saben que está muy cerca su despedida definitiva. Sócrates afirmaba que “a pesar de que los cisnes cantan en los principios de la vida, no lo hacen de forma tan hermosa como antes de morir” y William Shakespeare recuerda el mito en el Mercader de Venecia: "deja que suene la música, mientras que ha de hacer su elección; entonces, si pierde, tendrá el final de un cisne, disminuyendo poco a poco en la música."

La sensacional hazaña que realizó el pasado viernes Nairo Quintana al batallar solitario sesenta kilómetros para recortar dos minutos en la segunda etapa pirenáica fue su “canto del cisne” en esta carrera. Seguramente su mente y su corazón presentían que sus fuerzas estaban llegando al límite, que no tenía con qué hacer frente a unos rivales que lo querían doblegar con sus energías enteras y resolvió entregarse sin temor alguno en una lucha descomunal para caer peleando, para mostrar su clase en una nueva ocasión antes de su ocaso.

El escalador boyacense llegó este domingo al límite de sus fuerzas y, en el segundo ascenso de primera categoría de la etapa que ganó Bauke Mollema, perdió casi cuatro minutos que lo dejaron ya fuera de cualquier posibilidad de pelear por las primeras casillas del Tour de Francia. Poco le queda por hacer a pesar de que en esta última semana queda montaña para dar y convidar en las cimas alpinas. Desafortunadamente él y su equipo se equivocaron al intentar ganar Giro y Tour en un solo año. El que se peleará como nunca el Giro 100 de la historia y el ritmo infernal de este Tour hicieron que la hazaña soñada fuera imposible.

En el segundo ascenso de primera categoría, a unos 40 kilómetros de la meta el pelotón de los líderes que rodaba sin prisas a más de ocho minutos de los punteros forzó la marcha, impulsado por el AG2R de de Romain Bardet y justamente entonces pinchó Christopher Froome por lo que la marcha se enloqueció en momentos en los que no se sentía en las mejores condiciones Nairo, quien poco a poco fue perdiendo terreno. El líder de la carrera encontró rápidamente la colaboración de Sergio Luis Henao y luego de Michal kwiatkowski y sin desesperarse se fue acercando al grupo mientras que Nairo, que tuvo a Carlos Betancur a su lado, cedía un poco más de dos minutos en la cima que se duplicaron en el descenso porque en el grupo de los mejores se encontraban varios corredores interesados en distanciarlo definitivamente.

Pero el ciclismo colombiano sigue en primera línea, ahora únicamente con Rigoberto Urán quien sigue muy firme en el cuarto lugar, acechando cualquier oportunidad de descontar los pocos segundos que lo separan de la camiseta amarilla, o por lo menos del podio. El corredor antioqueño no ha mostrado hasta el momento ninguna señal de debilidad sino que por el contrario se ha visto que en los momentos de los ataques, que han sido frecuentes, es el primero en responder. (El porqué del éxito de “Rigo” en el Tour de Francia)

A sólo 29 segundos de Froome, a 11 del italiano Fabio Aru, a 6 del francés Romain Bardet el antioqueño acaricia la gloria en una carrera que aún disputan a muerte siete corredores pues detrás tiene a 43 segundos al irlandés Daniel Martin, a 48 al español Mikel Landa y a 1.33 al británico Simón Yates. Las expectativas de los organizadores del Tour de encontrar una carrera más peleada y más emotiva con escasos kilómetros contra el reloj y con una montaña menos dura y bien repartida se están cumpliendo. (La historia de los colombianos en Los Pirineos)

Pero como ha ocurrido en múltiples ocasiones serán Los Alpes los que dictarán la sentencia final y por ello quienes aún batallan por el título y por el podio tratarán de aprovechar al máximo la jornada de reposo de este lunes para alistarse para las dos durísimas jornadas de montaña del miércoles y el jueves. Con un Froome que no es el de los años pasados pero que sigue siendo el patrón de la carrera todo se puede esperar y por ello hay que confiar en el corredor de Urrao que tiene corazón y ganas en esta batalla emotiva.

Por Rafael Mendoza / Especial para El Espectador

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