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Cuando aparecen las etapas planas en el Tour de Francia, el primer nombre que sale a relucir es el de Peter Sagan. El eslovaco parece invencible en las llegadas masivas: su técnica, su velocidad, su potencia lo han convertido en un ciclista sin igual. En esa clasificación de los puntos de la 'Grande Boucle' desde 2012 siempre ha sido protagonista, ganó cinco camisetas verdes consecutivas, racha que se vio cortada el año pasado por el codazo a Mark Cavendish. Este viernes en Valence demostró por qué siempre es favorito en esta clasificación. La lectura que hizo en los últimos kilómetros de la decimotercera etapa le sirvió para lograr su tercera victoria en este Tour.
El eslovaco se pegó a la rueda de Alexander Kristoff en los últimos kilómetros. Aunque los que estaban haciendo el trabajo eran los del FDJ para que Arnaud Démare atacara en los metros finales, Sagan nunca soltó a Kristoff. Nada hizo que se desenfocara de esa tarea, ni la salida a falta de 800 metros del hombre del Quick Step, Philippe Gilbert, que sin la presencia de Fernando Gaviria quedó como el finalizador en esta clase de etapas para el equipo belga. Al final, cuando Démare, Kristoff y Sagan quedaron solos para luchar por la etapa, salió el ataque del hombre del Bora, quien con el golpe de riñón terminó logrando el triunfo.
"Fue una moneda de oro para nosotros. Fue una gran actuación. Estoy feliz de ganar, gracias a mis compañeros por su trabajo. Creo que ataqué un poco tarde, estaba muy atrás en los últimos dos kilómetros, después me puse a rueda de Kistroff y pude ganarle", dijo tras finalizar la fracción el pedalista eslovaco, quien igualó su mejor registro en triunfos en una edición del Tour de Francia. Sagan se mantuvo vestido de verde, después de una etapa de tregua para los favoritos, exprimidos después de las palizas de La Rosiére y Alpe D'Huez. Nadie se movió de la general. Geraint Thomas sigue como número uno, con Froome segundo a 1.39 y Tom Dumoulin tercero a 1.50.
Después de la tempestad del Alpe D'Huez el Tour recuperó la calma en la carretera y mantuvo el debate fuera de ella en vertiente doble. En las filas del Movistar se buscan vías para arreglar una carrera que se ha torcido entre los dolores de espalda de Landa, el hundimiento de Valverde y los golpes de calor de Quintana. El director, Eusebio Unzue, esperaba más de sus líderes, que se agarran a los Pirineos para quemar la naves y las fuerzas que les queden. Mientras, el Sky intenta capear el mal ambiente contra sus corredores, pero deportivamente duerme a pierna suelta con Thomas y Froome como jefes del Tour, protegidos por un equipo imbatible.
Preudomme, director del Tour, pidió calma y respeto a los espectadores en la salida de una etapa propicia para los pocos sprinters que quedan. Sin Gaviria, Groenewegen, Cavendish, Kittel y Greipel, era el día de Sagan, Degenkolb o Demare. Entre los retirados suman 60 victorias en el Tour. Día para escapada o sprint. De entrada se marcharon buenos rodadores: Scully (Education First), De Gendt (Lotto Soudal), más de 1.000 kms escapado el año pasado, Schär (BMC) y Claeys (Cofidis). No tuvieron opción porque con Sagan en carrera el Bora siempre buscará el lucimiento del maillot verde, pero además el Groupama quiere estrenar a Demare y UAE Emirates a Kristoff.
De ahí que tomaran el mando del pelotón hasta echar abajo la escapada a 6 km. de Valence, la puerta del sur de Francia, en el departamento de Drôme, a pesar de la resistencia del último superviviente, el suizo Michael Schar. Hasta ese momento, el francés Sylvain Chavanel pasó a la historia al cumplir al paso por Vizille la cifra de 60.000 kilómetros recorridos en el Tour de Francia, repartidos en 18 ediciones. Es el segundo ciclista con más kilómetros recorridos. Sólo le supera el neerlandés Joop Zoetemelk, con 62.855 en los 16 Tours que completó entre 1970 y 1986.
Con Schar cabizbajo en la cuneta, arrasado por la multitud, el Sky se puso delante para evitar caídas, y retirarse en la zona de seguridad de los 3 kilómetros, donde los tiempos son los mismos para todos en caso de accidente. Esperaba un final complicado, muy callejero, con curvas peligrosas y recta final en ligera cuesta. El belga Gilbert trató de saltarse el guión del esprint con un salto dentro de los últimos 1.000 metros, pero los hombres de Demare le echaron el lazo. Entonces saltó el campeón galo, le respondió Kristoff y apareció Sagan para dejar claro quién es el más fuerte.
Sagan, sin duda, camino del sexto maillot verde en París. El de Zilina, el ciclista que con 9 años cambió las botas de fútbol por la bicicleta, no faltó a la cita. Ganó en La Roche y en Quimper, y en Valence el triplete. El arcoíris se iluminó por octava vez en la temporada. Más gloria para el campeón de la París-Roubaix, a quien su reciente divorcio no parece afectarle en el rendimiento deportivo. Sigue unido a la victoria. Este sábado la decimocuarta etapa llevará al pelotón de Saint-Paul Trois-Chateaux a Mende, a través de 188 kilómetros.