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El pelotón del Tour de Francia aborda el sábado la primera de las cuatro etapas alpinas, el inicio de una serie de puertos difíciles que servirán de test definitivo a Jonas Vingegaard y a Tadej Pogacar, los dos grandes favoritos para la victoria final.
Joux-Plane, Forclaz, Col de la Loze, Côte de Domancy... muchos grandes lugares de la Grande Boucle que los ciclistas deben afrontar.
Los Alpes llegan con impaciencia para algunos, como Vingegaard y Pogacar, a los que separan un puñado de segundos en la general y con angustia para la mayoría de ciclistas que ya han sudado mucho en este Tour de Francia, como en Pirineos y Puy de Dome.
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🤩 It was Bastille Day, it was the Grand Colombier, it was good!
— Tour de France™ (@LeTour) July 14, 2023
🤩 C'était le Grand Colombier un jour de fête nationale, et c'était bien !#TDF2023 pic.twitter.com/055Q3yEKUq
A partir del sábado y hasta el miércoles, los ciclistas deben enfrentarse a quince ascensiones, entre ellas ocho de primera categoría y dos de categoría especial.
El Col de Cou, el inédito Col du Feu, el Col de la Ramaz y Joux-Plane están en el programa del sábado entre Annemasse y Morzine.
“Será una gran lucha entre los primeros de la general. Sabiendo que hay que equilibrar fuerzas, ya que se puede perder todo en el descenso muy técnico hacia Morzine”, expone Thierry Gouvenou, arquitecto del recorrido.
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El domingo llegan los Cols de la Forclaz, de la Croix Fry, de Les Aravis y de Les Amerands, antes de la llegada en la cumbre de Saint-Gervais Mont-Blanc.
Tras una jornada de descanso, la aventura continúa el martes con la única contrarreloj del programa este año, una carrera de montaña de pequeño formato (22,4 km), pero muy exigente, con la Côte de Domancy (2,5 km al 9,4%), donde Bernard Hinault ganó en el Mundial de 1980.
Etapa reina el miércoles
“Es una crono muy dura y potencialmente decisiva para la victoria final”, prevé el australiano Jai Hindley, tercero de la general.
Y para coronarlo todo, queda la etapa reina del miércoles 19 de julio. Una auténtica tortura: 5.100 metros de desnivel, la ascensión del terrible Col de la Loze, techo (2.304 m) de esta 110ª edición, tras 28 km de ascensión, antes de una bajada vertiginosa sobre Courchevel para terminar en subida en el puerto con una pendiente a 18%.
“Una etapa monstruosa”, previene Jai Hindley.
Para Sepp Kuss, sherpa de altitud de Vingegaard, no hay duda: “los Alpes tienen todo para ser el juez de paz” del Tour. “Jonas y Tadej van empatados hasta ahora, pero la fatiga acumulada y varias etapas de montaña sucesivas, otra carrera comienza. Y llegamos a los terrenos que a Jonas le gustan más”, asegura el estadounidense.
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De hecho, Vingegaard no cesa de repetir que las largas ascensiones de gran altitud son las que le convienen más, confiado en su experiencia del año pasado en la sublime etapa del Granon, donde doblegó a Pogacar, antes de ganar su primer Tour de Francia en París.
Pero su rival esloveno se ha jurado a sí mismo que no volverá a pasar. El doble vencedor en 2020 y en 2021, asegura que ha progresado en las subidas largas y en la gestión del fuerte calor, considerados como sus puntos débiles.
Los próximos días en los Alpes, donde se esperan temperaturas elevadas, podrían darle la ocasión de probarlo.
Y si los Alpes no llegan a desempatar a los dos ogros, quedarán todavía los Vosgos, la víspera de la llegada a París, en este Tour de Francia de 2023 para alpinistas.
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