Yo nunca me rindo: Nairo Quintana

El ciclista boyacense no se detiene. Apenas acaba la temporada 2015 y ya se impuso las metas de la próxima: ganar el Tour de Francia y el oro olímpico. Un hombre que nos llena de orgullo.

Olga Lucía Barona Torres
01 de noviembre de 2015 - 02:32 p. m.

Cuando uno lo ve montado sobre la bicicleta, escalando cuestas, aguantando la lluvia y hasta la nieve; derrotando a grandes rivales y celebrando cual niño, no puede sentir otra cosa que orgullo. Ha sido, inclusive, el culpable de que lloremos –claro, de felicidad– frente al televisor y de que el corazón se nos quiera salir del cuerpo.

Ese menudo hombre, de 1,67 metros de estatura, de apenas 57 kilos de peso, de voz suave pero firme, sorprende ahora más, con el paso del tiempo, porque además de ser un deportista de élite, uno de los mejores ciclistas del mundo, nos ha demostrado ser absolutamente estructurado, que sabe lo que quiere y para dónde apunta. De metas grandes, sin límites y con la convicción de que allá llegará.

Esa timidez que lo caracterizó en sus primeros años como hombre público, ya quedó atrás. Ahora es un gran conversador, como siempre con argumentos y criterio, y con una chispa para sacar el apunte oportuno y hacer reír a su interlocutor.

Ese es Nairo Alexánder Quintana Rojas. Sí, ese mismo que también te hace sentir orgulloso al escucharlo hablar a lo grande, como lo es sobre su bicicleta.

Esta semana lo anunciaron como integrante del Team Visa, que apoya a los 30 mejores deportista del mundo en su preparación para los Olímpicos, ¿qué significado tiene para usted ingresar a este grupo élite?

Es un orgullo y un privilegio para mí ser el primer colombiano en esta ilustre lista. Tener esta oportunidad en medio de tantos deportistas importantes de talla mundial y medallistas, es un orgullo. Todo es gracias a los logros deportivos que hemos obtenido, con toda la pasión que le ponemos. Y desde ya me comprometo que voy a Río a ganar la medalla de oro.

Plantearse como objetivo ganar el oro olímpico y el Tour de Francia en 2016, ¿no son metas demasiado altas?

Y grandes. El Tour de Francia sé que está ahí, he estado dos veces en el podio y eso me da fe en que puedo repetirlo y confiar en ganarlo, quiero superarme y ser el mejor. No está lejos, las ganas nos invaden y por eso se sueña. Esperamos tener fortuna y que la mala suerte se aleje de nosotros para poder vencer.

Cuando se acuesta, ¿no le atormenta un poco pensar que por el tiempo que se perdió en la primera semana quedó a poco de ganar el título del Tour de Francia?

Sí, se piensan muchas cosas, pero ya no se podía dar vuelta atrás. Lo único que se podía en esos días era luchar y atacar e intentar vencer, y al final fuimos segundos. Lo bueno es que quedan muchas oportunidades, apenas tengo 25 años y ya se ha visto que gente con 40 ha ganado una gran vuelta. No es mi idea llegar hasta esa edad, pero sé que tengo muchos años buenos por delante. Y nunca me rindo.

Usted ha dicho que se pone como desafío ganar dos carreras grandes en una misma temporada, ¿no es un poco loco pretenderlo?

No, para nada. Sé que no es fácil, pero se puede. Es difícil y pocos lo ha hecho, pero es un gran reto que tengo a futuro y que lo voy a intentar. ¿Por qué no soñar con ganar dos grandes? Si pierdo es noticia y van a decir: “Nairo Quintana no pudo ganar las dos vueltas”, pero se dio de qué hablar. Por lo menos se va a intentar. De eso no hay la menor duda.

Pero además el otro año también va a correr la Vuelta a España.

Sí, sé que tengo que hacerlo, pero mi prioridad sin duda es el Tour de Francia.

¿Cómo analiza la temporada 2015?

Quedé muy satisfecho, aunque, claro, uno siempre quiere más. El Tour no lo gané por una desgracia de pérdida de tiempo en la primera semana, pero al final se batalló y de nuevo me subí al podio. Y en la Vuelta a España, pese a que estuve bastante enfermo, terminé en el cuarto lugar, que no es para nada malo.

Una vez más, Movistar terminó la temporada como el equipo número uno del mundo, ¿qué significa para usted ser líder de esta escuadra tan grande?

Es un orgullo que no se compra de ninguna forma, que se ha ganado con un trabajo duro durante muchos años y que se ha sufrido bastante para poder conseguirlo. No se lo regalan a uno en la vuelta de la esquina, fue un sueño que me propuse y para el que sin duda me sirvió el impulso de mi familia, de los patrocinadores y de todo un país que me respalda de una forma sorprendente. Gracias a esa combinación pude llegar a donde estoy. Ahora el tema no es ser el líder de Movistar, sino saber hacerlo y mantenerme en la posición. Ser ejemplo como deportista y como ser humano.

El próximo año estará en el equipo otro colombiano, Carlos Betancur, ¿será un apoyo importante para usted?

En dos semanas tenemos concentración en España y allí se decidirán las competencias y veremos en cuáles vamos a coincidir. Lo que sé por ahora es que será el encargado de apoyar a Alejandro Valverde en las clásicas.

¿De dónde saca toda esa berraquera para imponerse metas tan grandes?

Pienso que es la cultura, de donde venimos, de mi tierra, y sin duda de lo que sembraron mi papá y mi mamá desde que yo estaba muy pequeño.

Antes era muy tímido, poco conversador...

Lo que pasa es que uno se va soltando cada vez más. Así como se va mejorando en el ciclismo, se va mejorando en muchos otros temas. Las experiencias de vida y sobre la bicicleta te van enriqueciendo y eso te abre el mundo de una forma maravillosa.

De todos los papeles de su vida, ¿cuál le genera más orgullo?

Posiblemente ser padre es el orgullo más grande de mi vida, es una experiencia absolutamente increíble.

Entonces habrá hermanitos pronto.

No, por ahora así estamos bien.

Como embajador de los niños de la Unicef, ¿cómo los motivaría para que hagan deporte?

Quiero enviarles un saludo muy especial a los niños y los adolescentes e invitarlos a hacer deporte, y a sus padres a que les den ejemplo y que los llenen de hábitos saludables. Invertir en el deporte es invertir en la salud de sus hijos. Los balones están muy baratos, las bicicletas un poco menos, pero son una gran inversión. Pero lo cierto es que se puede hacer deporte de muchas maneras.

Usted, que a veces parece de hierro, ¿cómo fortalecer en los jóvenes la parte mental que es tan importante para triunfar?

Que sus padres les den muchos ejemplos, llenándoles su tiempo libre de ocupaciones saludables y de mucho oficio. Yo soy de los que dicen que para los niños lo principal es estudiar y después, el deporte. Ahora los padres se centran en el estudio de sus hijos y que sean profesionales, pero mucha veces se olvidan de la parte emocional, compartir con ellos, enseñarles a montar bicicleta. Es muy importante compartir tiempo con sus hijos. Eso es vital y lo digo porque eso hicieron mis padres conmigo.

¿Quién debería ser el deportista del año este 2015 en Colombia?

Sin duda, el segundo del Tour de Francia.

Por Olga Lucía Barona Torres

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