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La quindiana Clara Juliana Guerrero, de 27 años de edad, se apuntó con letras doradas en la historia del bolo mundial, al coronarse, por partida doble, campeona orbital en las modalidades de Todo Evento y Master del Campeonato Mundial Femenino, categoría mayores.
Clara Juliana, viene de una familia amante a los bolos. Su abuelo paterno Leonardo Guerrero es el fundador del Bolo Club de Armenia, mientras que sus padres son unos fervientes apasionados a esa disciplina, y fue gracias a ellos y a su dedicación por los Bolos que hoy es la Deportista del Año El Espectador 2009.
Esta 'cuyabra' ha dedicado toda su vida a los bolos, en gran medida influenciada por sus padres, quienes desde muy pequeña vieron las aptitudes de Clara Juliana por ese deporte.
Desde que estaba en el vientre materno Juliana ha estado muy ligada al mundo de los bolos, pues su madre Clara Inés Guerrero, practicaba esa disciplina aún en estado de embarazo, pues hasta el tercer mes de gestación se la pasó derribando pines en las líneas quindianas.
En sus primero años Clarita, como cariñosamente le llaman, mostró grandes habilidades al momento de colocarse en una pista. Quien formó lo que era un ‘diamante en bruto' en la hoy joya de los bolos, fue Floberto Valderrama, un experimentado instructor de bolos, que había trabajado con la liga de Bolos del Quindío.
Los padres de Clara se dieron cuenta sus aptitudes y decidieron apoyarla en cualquier competencia, internacional o local, en la que la joven promesa pudiese participar. De igual forma la familia Guerrero tuvo que hacer grandes esfuerzos económicos para costear los estudios universitarios de Clara. Buscaron una Universidad que se acoplara a las necesidades deportivas y a las académicas. Fue así como llegó a la universidad de Wichita, en los Estados Unidos.
Durante su permanencia en ese claustro, Clara Juliana logró destacarse no sólo en el ámbito académico sino también en los bolos. Con Wichita se coronó campeona de un torneo nacional universitario, y además se graduó en la carrera de Negocios Internacionales en 2006. Allí también conocería a su compañero y esposo, el también bolichero Joshua Kubiak.
Tras muchos sacrificios, mucha dedicación y miles de horas de entrenamiento esa hermosa mujer de 27 años logró lo que en la historia del bolo nunca se había registrado.
En el Mundial de Mayores, celebrado en Las Vegas, Estados Unidos, se coronó bicampeona orbital, al ganar la medalla de oro en la modalidad Todo Evento y en el Masters, al que llegan sólo las mejores 16 del mundo, derrotando en la ronda final a la coreana Hwang Sun-Ok, a una serie pactada a máximo cinco rondas.
La cuyabra, quien está radicada en Estados Unidos, ya había ganado otro título mundial, en juvenil, logro que le valió ser considerada la mejor jugadora amateur del año, luego de una votación en la que participaron 48 países.
Hoy El Espectador reconoce y resalta su labor en el deporte colombiano eligiéndola como la mejor Deportista del Año.