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El 30 de mayo de 1911 se cumplió por primera vez la que es hoy la carrera con más historia en el automovilismo mundial, las 500 Millas de Indianápolis, que este año empieza a celebrar su centenario. Durante 10 temporadas formó parte incluso del campeonato del mundo de Fórmula 1 y hoy en día sigue siendo el evento de mayor reconocimiento en el automovilismo norteamericano, como parte de la IndyCar, la categoría tope de vehículos tipo fórmula en los Estados Unidos.
Grandes pilotos como Jim Clark, Jackie Stewart, Mario Andretti o Emerson Fittipaldi, han logrado colocar su esfinge en el trofeo Borg-Warner, en el que aparece desde hace 10 años Juan Pablo Montoya. Su triunfo como debutante en 2000, cuando tenía apenas 24 años, tuvo una gran repercusión y prácticamente puso el sello en su pasaporte de regreso a Europa para unirse al equipo de Frank Williams en la Fórmula Uno al año siguiente.
“En el momento no lo pensé como gran cosa, porque estaba más concentrado en el campeonato de la Cart y esa fue una carrera aparte que hicimos”, recuerda hoy Montoya. “Mirándolo ahora, sí ha sido una de las grandes carreras y triunfos que he conseguido en mi vida y fue muy especial. Fue mi primer año, fuimos allá, clasificamos segundos, ganamos y tenemos todavía el récord de vueltas lideradas. Fue algo muy bueno en su momento”.
Ese día, después de haber cruzado la meta, Chip Ganassi le dijo a Montoya por la radio: “Usted es en este momento el piloto más importante del mundo”. Y así era, pues de todas las carreras que se corren en Estados Unidos, esta es la que más trasciende las fronteras del país. Reflejo de esto es que en la parrilla de salida de la edición 94, que se corre hoy, hay pilotos de 11 países, entre ellos un colombiano, Sebastián Saavedra, quien además será el más joven en tomar la partida.
A diferencia de cuando Montoya participó con el mejor equipo del momento, Saavedra competirá con una escuadra pequeña, con recursos limitados y que corre por primera vez a este nivel. Bryan Herta, quien participó como piloto en la carrera en seis ocasiones, es la cabeza del equipo que lleva su nombre y que se pone metas modestas para esta participación, así como Saavedra.
“Mi objetivo es terminar la carrera”, dice el bogotano de 19 años. “Se ha demostrado que no es fácil llegar al final de las 500 Millas, pero queremos terminarlas. En carrera todo cambia bastante y la velocidad no es lo único que cuenta. Entran a jugar otras cosas y me siento cómodo con el carro que tengo para poder competir con los demás”.
“Las paradas en pits serán claves y buscaremos una estrategia que nos permita ganar posiciones”, agrega Sebastián. “Tenemos en el equipo mecánicos que han trabajado con el Chip Ganassi Racing, por ejemplo, y eso nos va a ayudar”.
Para Saavedra esta carrera será algo totalmente nuevo, empezando porque será la más larga y la de mayor nivel en la que haya competido. Roberto José Guerrero, quien lo acompaña como asesor, solía pegar en el timón de su auto en Indianápolis un letrero que leía en mayúsculas “PACIENCIA”. Ese es justamente el consejo de Montoya para su joven compatriota este fin de semana.
“Cuando nosotros corrimos estábamos aspirando a ganar e hicimos la estrategia pensando en eso”, dice Montoya. “Pero hay momentos en los que uno no tiene el carro ni el equipo para ganar ni las condiciones están dadas. Entonces hay que correr para aprender, para entender cómo funciona todo. Cuando uno no ha hecho carreras tan largas, debe aprender a tener paciencia y aprovechar cada una de las situaciones que se presenten”.
El colombiano tomará la partida desde el puesto 33, acompañado en la fila 11 por dos pilotos que han rivalizado con Montoya: el brasileño Tony Kanaan, ex campeón de la IndyCar, y el japonés Takuma Sato, quien justamente lograra en Indianápolis, pero en el trazado mixto, su mejor resultado en la Fórmula Uno al terminar tercero el Gran Premio que allí se disputó en 2004. Ambos han sido ídolos de infancia para Saavedra.
“Nunca me imaginé estar arrancando la carrera al lado de Tony Kanaan y de Takuma Sato, que son pilotos que he seguido desde mi infancia”, dice Sebastián. “Bueno, en realidad más a Tony, porque a Takuma me da un poco de miedo tenerlo ahí tan cerca, pero a ambos los respeto mucho por todo lo que han logrado. Eso muestra que el nivel que tiene la carrera este año es impresionante”.
Y lo es, pues de hecho en la clasificación del fin de semana pasado la diferencia de tiempo entre la pole de Helio Castroneves y el puesto 33 de Saavedra es la menor en toda la historia de las 500 millas. Si el vistoso auto 29 rojo y gris del colombiano llega al final de la carrera, podría aspirar a estar en la pelea por el título de mejor novato, algo que tanto Guerrero como Montoya consiguieron en su estreno.
Habrá otros cinco debutantes, entre ellos Sato y dos de las cuatro mujeres que tomarán la partida, la suiza Simona de Silvestro y la brasileña Ana Beatriz. Sin embargo, todos ya han corrido antes en la IndyCar, mientras que para Saavedra este será su debut en esta categoría.
“Yo tengo mucha esperanza en que Sebastián pueda ser el mejor novato”, dice Guerrero, segundo en su estreno en la carrera y quien acarició de nuevo el triunfo en 1987. “Viendo sus condiciones y madurez, apenas con 19 años, y lo que ha logrado hacer en Indy Lights, pienso que tiene buenas posibilidades”.
Independiente del resultado, Saavedra ya ha hecho historia y estas 500 Millas de Indianápolis son, como lo ha dicho Guerrero, “el primer paso del resto de su carrera”. Su participación nos acerca a la posibilidad de tener otro colombiano como protagonista en el automovilismo de alto nivel, en el que oficialmente se estrenará cuando se baje la bandera verde este domingo al mediodía. Para Sebastián lo mejor apenas comienza.