A sus cuatro años, Novak Djokovic cogió su primera raqueta en un club cerca de su casa en Belgrado, Serbia, y a partir de ahí, literalmente no volvió a soltarla y se dedicó día y noche a perseguir el sueño que muy anticipadamente se propuso alcanzar: ser el número uno del mundo de la ATP.
Novak tuvo el apoyo económico de sus padres Srdan y Dijana y la motivación constante de la extenista yugoslava Jelena Gencic, quien en 1995, cuando lo entrenaba, declaró: “Nunca había visto un talento así desde que vi a quien fuera mi alumna, Mónica Seles (exnúmero uno del mundo)”.
Aquel pequeño de ocho años, que arrastraba su pesada raqueta por las canchas, evidenció su ambición y no existió obstáculo grande ni adversidad imposible de vencer para llegar a lo que es hoy: el número tres del mundo en el escalafón y ese jugador temido por Rafael Nadal y Roger Federer.
En los tiempos en los que jugaba en el circuito juvenil mundial se peleaba el primer lugar del escalafón junto al británico Andy Murray (hoy número 5 del mundo), con quien forjó una gran amistad, y en las concentraciones de torneos júnior soñaban con estar en los primeros puestos del circuito mundial.
Cuando dio el salto a la ATP, a sus 19 años, ese sueño lucía alcanzable. La prensa puso los ojos sobre Nole tras haber conseguido, un año después, los cuartos de Roland Garros y la cuarta ronda de Wimbledon. Desplegó todo su potencial, sus completos tiros de fondo, su extraordinario juego de muñecas y dejó algo claro: podía jugar bien en todas las superficies.
A partir de 2007 nadie pudo evitar que se convirtiera en una superestrella del circuito y según el mismo Nole, “el único que no le teme al español Rafael Nadal ni al suizo Roger Federer”. Así lo confirman sus dos semifinales en los abiertos de Francia, Estados Unidos y Wimbledon y los dos títulos en el de Australia.
Poco le importan los rivales que tenga al frente, su irreverencia y su marcada actitud desafiante son tan grandes como su talento. No es casualidad que a Roger Federer le haya ganado en ocho oportunidades y a Rafael Nadal en siete. Y cuando es superado por alguno, se enfada y tira su raqueta contra el suelo, pues se aleja de su mayor anhelo: “quiero romper con la hegemonía de ambos”.
El animador del circuito de la ATP
Heredero de la irreverencia del exjugador estadounidense John McEnroe, Novak Djokovic no sólo es uno de los mejores tenistas del mundo. Nole es el gran artista y animador del circuito.
El número tres del mundo de la ATP pasa su tiempo libre imitando a sus colegas frente a miles de personas que llenan estadios para ver al ‘showman’ hacer la parodia.
Mientras sus compañeros del circuito juegan, el serbio de 23 años toma apuntes de sus movimientos, ademanes, gritos y expresiones faciales, para imitarlos. Por ejemplo, su rival de mañana en el coliseo El Campín de Bogotá en partido de exhibición, Rafael Nadal, es una de sus víctimas preferidas.
El tenista nacido el 22 de mayo de 1987, con una peluca y con un sostén en su pecho, imitó a la cantante colombiana Shakira en el video Gitana, en el que también participó el español, rol protagonizado por su compatriota Víctor Troicky. El video le dio la vuelta al mundo y el ‘showman’ subió el ‘raiting’.
El año pasado prometió en público que de ganar la Copa Davis por su país, se raparía la cabeza. Y tras superar a Francia por 3-2 en la gran final, y antes de alzar la ensaladera de plata por primera vez para Serbia, cumplió su promesa.
Así es Nole, un gladiador en las pistas y un artista fuera de ellas. Aficionado a Diego Armando Maradona —un día le pidió un autógrafo en una camiseta argentina que con orgullo tiene—, amante de las pastas que hace su padre en una pizzería en Belgrado y ansioso por hablar en público. Así como de imitar a María Sharapova, Rafael Nadal y Andy Roddick. Pero sobre todo, uno de los mejores jugadores del mundo.