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Dos ciudades en ascenso

Barranquilla y Cartagena han venido consolidando buenos procesos en las bases. El lunar: la falta de apoyo e infraestructuras.

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Manuel Dueñas Peluffo
01 de marzo de 2012 - 09:41 p. m.
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Hay una revista y, en ella, una foto histórica: un niño, Juan Guillermo Cuadrado, posa con el uniforme de su club, el Manchester de Urabá. Era el torneo Asefal de 2002, en Barranquilla. Hoy, nueve años después, la lista podría ampliarse a nombres como James Rodríguez, Freddy Montero, Luis Fernando Muriel, Sherman Cárdenas.

Hace apenas un par de semanas se disputó, en el estadio Romelio Martínez, la 14ª versión de este campeonato, uno de los más importantes a nivel de categorías menores en el país (18 de los 24 jugadores de la última sub-20 pasaron por él). Y aunque participan muchos clubes de otras ciudades, la Asefal (Asociación de Escuelas de Fútbol del Atlántico) muestra lo mejor del fútbol infantil barranquillero y atlanticense.

“Es una vitrina”, dice Raúl Cadena, director ejecutivo de la Liga de Fútbol del Atlántico. “Cuando ven el ambiente, los niños se dan a conocer y se estimulan”. Cadena entrega algunas cifras (189 clubes afiliados y alrededor de 8 jugadores enrolándose en las divisiones menores de clubes profesionales, para completar su formación) y afirma: “A pesar de las dificultades económicas, se está haciendo un buen trabajo, y los resultados se van viendo poco a poco. Hay falta de apoyo, de campos deportivos, y en ese sentido la empresa privada tendría que ayudar a tantas escuelas que trabajan con las uñas, en condiciones muy pobres”.

“Afortunadamente”, afirma Carlos Bolívar, director del torneo y de la Escuela Barranquillera de Fútbol, “en la región el jugador parece que se diera silvestre. En todas las cuadras de Barranquilla encuentras niños con un talento importante. En la cantidad puedes sacar los talentos. Y es que el proceso es muy valorado —prosigue—, los instructores se han preocupado mucho, y esto ha sido muy ventajoso para el departamento y la ciudad”.

En esa medida, Cadena destaca como algo alentador que la Universidad Autónoma, que actualmente participa en la Primera B, haya decidido sacar sus categorías menores, empezando desde los más pequeños. “Le han apostado a crear su propio semillero, para hacer un verdadero proceso, y eso merece todo nuestro aplauso”, señala el dirigente.

Cadena insiste en que el ejemplo debería ser tomado por los otros equipos costeños. “Los clubes profesionales de acá, lamentablemente, no valoran lo que tenemos. Hay unas canteras, pero no les dan la importancia que tienen y se los llevan para otros clubes del interior y del exterior. Después pretenden tenerlos, pero les queda difícil traerlos”.

Y es que en medio de todo eso, Juan David Torres, un barranquillero de 7 años, gambetea. Zurdo. Capitán. Grita, corre, acomoda la pelota en el córner. Ya está en el Vélez Sarsfield, en Buenos Aires.

La buena hora de la Heroica

“El fútbol en Cartagena ha venido evolucionando”, señala Huber Bodhert, extécnico del Real Cartagena y entrenador de casi todas las categorías en Expreso Rojo. “Al día de hoy contamos con un equipo profesional y con escuelas preparándose cada día mejor. Y vemos muchos jugadores de acá participando en equipos del rentado, desde las categorías menores. Para mí, Cartagena es una mina de jugadores”.

El diagnóstico de quien ha vivido una buena parte del proceso reciente en la Ciudad Heroica es certero. Y los números de Albeiro Giraldo, director de la Liga de Fútbol de Bolívar, lo certifican: 110 clubes deportivos afiliados y alrededor de 6 y 8 futbolistas que van a equipos del rentado. A pesar, dice Giraldo, “de la escasez de canchas que hay, las escuelas se han preocupado y hemos sacado un buen trabajo de base. La prueba es la gran cantidad de jugadores cartageneros que hay en el fútbol profesional”.

Es decir, las escuelas más representativas (Comfenalco, Expreso Rojo, Alameda La Victoria, Academia de Crespo y la restaurada Copebomba) han hecho su trabajo. “Los semilleros, hace ya dos décadas, vienen creciendo en cuanto a trabajos, técnica, táctica y entrenadores. El material humano es muy bueno”, señala Pedro Muñoz, entrenador del Expreso. “Ha dado para que el departamento de Bolívar tenga un estatus mucho mejor, sea protagonista en torneos nacionales y pueda aportar jugadores todo el país”.

Y todo eso en medio de una ciudad tradicionalmente beisbolera. “Efectivamente, la tradición de Cartagena ha sido más beisbolera”, confirma Bodhert. “Vinimos a tener fútbol profesional hace poco. Y hemos dado un paso importante en ese sentido. La base de nativos es muy buena, y hay escuelas que mandan jugadores y veedores que vienen a buscarlos. El cartagenero es un futbolista potente, rápido, inteligente, tiene una fuerza natural. Cuando tienes todas estas bases, te da para hacer cosas”.

Para el estratega, ha sido sobre todo un trabajo de confianza, de creer en el propio material. Él, que en sus tiempos activos sufrió la discriminación por ser nativo y no tener un acento foráneo, lo sabe muy bien. “Es la fe en el jugador nuestro. Se comenzó a creer en el cartagenero. Cuando tuve la oportunidad de hacerlo, dirigiendo al Real Cartagena, tuvimos logros muy importantes. Y hoy hay una cantidad de futbolistas consolidados en esta categoría”.

El Juego de las Estrellas del Fútbol Bolivarense lo refrenda: jugadores de equipos de la B, de equipos sub-20 y, claro, de cuadros profesionales.

“Todo esto tiene que ver con los logros que se han conseguido. Y ya hay muchos veedores acá en Cartagena. Además, equipos como Medellín y Nacional tienen convenios con escuelas”, reconoce Bodhert, quien cree que al futbolista cartagenero hay que fortalecerle, sobre todo, la parte mental.

Por Manuel Dueñas Peluffo

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