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La leyenda de Emerson Fittipaldi sobrepasó su etapa como piloto. Todavía hoy en muchos países del mundo a los conductores más veloces se les llama Fittipaldi. “Deberían decirles Alonso”, comenta con una irónica sonrisa. Este piloto brasileño, de 64 años, rompió moldes. Ganó dos títulos mundiales, en 1972 y 1974, y después se lanzó a una aventura insostenible: creó su propio equipo con el apoyo de Copersucar y se enfrentó a los grandes. Necesitaba tiempo y la empresa quería títulos. Acabó mal. Ahora Jean Todt, presidente de la FIA, lo ha llamado dos veces para ser comisario de pista.
¿Cree que actualmente se sanciona demasiado a los pilotos en la pista?
No lo creo. El control de lo que ocurre durante una carrera debe ser exhaustivo. Y lo es, porque el sistema y los medios que utiliza la FIA son brutales. No me lo imaginaba. Contamos con cámaras desde todos los ángulos. Escuchamos las conversaciones entre los pilotos y sus equipos. Circula un nivel de información extraordinario y preciso. Y podemos discernir si hubo o no voluntad en cualquier caso.
¿Es de los que piensan que si Alonso gana el título, tendrá menos valor por haberse aprovechado de las órdenes de equipo en Hockenheim?
Creo que los equipos deberían poder decidir lo que más les convenga, sin ningún tipo de restricción. Es decir, las órdenes deberían estar permitidas para salvaguardar los intereses de la escudería. Por eso estamos hablando de equipos, porque se trabaja de forma conjunta.
¿Y no cree que eso va contra los intereses del piloto?
El piloto quiere ganar siempre. Pero cada temporada se produce una situación límite en la que uno de los dos pilotos ya no tiene opciones de ganar el título. Y es entonces cuando hay que pedirle que colabore con su compañero para el objetivo del equipo, que es ser campeón. Que tal vez fue demasiado pronto esta vez, sí. Pero los intereses de la escudería deben estar siempre por encima de los de los pilotos.
¿Cuando usted corría se sintió mal alguna vez por las órdenes de equipo?
Siempre se han utilizado. Hay pilotos que establecen en el contrato su condición de número uno del equipo y entonces siempre tiene la preferencia. En mi caso, en Monza, en 1973, cuando corría con Ronnie Peterson, faltaban tres grandes premios para la conclusión del Mundial. Habíamos llegado a un acuerdo con Collin Chapman para que si él iba delante de mí en la parte final de la carrera cambiáramos las posiciones, porque me estaba jugando el título. Quedaban 15 vueltas y comencé a atacar a Peterson, que me precedía. Pero él no me cedió el paso y no logré superarle. Perdí el campeonato, lo ganó Jackie Stewart, y yo me fui a McLaren.
¿Quién ganará el Mundial?
Creo que el campeón será Mark Webber, porque el Red Bull es el coche más constante y rápido en todos los circuitos. Y él tiene la cabeza bien puesta, es muy sólido.
¿Qué le parece Vettel?
Que se quedó muy sorprendido por la excelente temporada que está haciendo su compañero de equipo. Y eso le desequilibró.
¿Cómo se explica que Red Bull tenga el mejor carro, siendo un equipo privado?
Porque tienen a Adrian Newey, que es el mejor diseñador del paddock. El primer año que estuve en la F-1, Newey trabajó conmigo. Se licenció en la universidad como el mejor aerodinámico. Y nos aportó una nueva perspectiva del concepto del auto. Después ha ido demostrando su capacidad en todos los equipos por los que ha pasado. Es brillante como ingeniero.
¿Su experiencia como constructor le resultó positiva?
Fue muy difícil y nada positiva. Copersucar nunca entendió que un equipo de F-1 no se construye en un año, hacen falta cinco o seis para lograr buenos resultados. Pero ellos necesitaban títulos con urgencia para justificar la inversión. El tercer año, en 1978, acabamos por delante de McLaren y de Williams, ¡con un solo carro!
¿Le gusta el camino que está tomando la F-1?
Desde mi punto de vista, las normas deberían ser más restrictivas para bajar los costos. Aprendí mucho en la Indy Car. Los estadounidenses son muy inteligentes y tienen un reglamento muy conciso que varía muy poco o nada de un año a otro: no se pueden hacer grandes inversiones en mejorar el auto.
¿Cree que el título lo gana siempre el mejor piloto?
El mejor piloto depende absolutamente de su auto. Hay un desequilibrio excesivo entre el primero y el último, cinco o seis segundos de diferencia por vuelta son demasiados. Un gran piloto sin un gran carro lo tiene difícil, pero un gran auto sin un buen piloto tampoco ganará.