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El suizo Roger Federer dio un paso más en la defensa de su corona en Australia y reservó su espacio en las semifinales con el triunfo ante su compatriota Stanislas Wawrinka, incapaz de rebelarse contra su inferioridad, similar a la del checo Tomas Berdych ante el serbio Novak Djokovic.
La creencia de que nuevos vientos podrían llegar al circuito en este curso se ha quedado por ahora a medio camino. Las dudas que pretendían inquietar a Federer tras una primera semana irregular desaparecieron en el choque ante su compatriota Stanislas Wawrinka, reputado por sus triunfos ante el francés Gael Monfils y, sobre todo, contra el estadounidense Andy Roddick, que se difuminaron en el cara a cara con su compatriota. Federer se encontró con el partido más fácil (6-1, 6-3 y 6-3) . Y estará, por séptimo año seguido, entre los cuatro mejores del Abierto de Australia.
Sin embargo, Djokovic amenaza el reinado de Federer. El balcánico asoma, junto con Andy Murray, como la raqueta más firme en el Melbourne Park. El serbio se aseguró el retorno a las semifinales de Australia, de las que estuvo ausente en los dos últimos años, justo después de haber ganado su único major en 2008.