Publicidad

Federer, un grande en apuros

El suizo, indestronable en otras épocas, afronta una dura temporada. Desde el US Open de 2008 no gana ningún torneo. Rafael Nadal es su mayor dolor de cabeza.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Olga Lucía Barona Torres
23 de marzo de 2009 - 10:00 p. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El suizo Roger Federer irrumpió en el circuito profesional en 1998 y sólo hasta 2001 se estrenó con un título en Milán. En 2003 imprimió su huella en la historia, al conquistar su primer Grand Slam, en Wimbledon, tras vencer al australiano Mark Philippoussis. Pero fue en 2004 cuando se catapultó, al asumir el puesto número uno del escalafón mundial, en el que permaneció por tiempo récord de 237 semanas consecutivas hasta el 18 de agosto de 2008.

Su vida deportiva transcurría en lo más alto del podio. A lo largo de los años logró 12 grandes más, para un total de 13 (cinco Wimbledon, cinco US Open y tres Abiertos de Australia). Su perfección en la cancha era tal, que muchos lo tildaron de extraterrestre e incluso, él mismo, un día se calificó de monstruo. Jugaba perfecto, nunca se le veía descontrolado y sus golpes exquisitos parecían un reloj suizo. No peleaba, no celebraba sus triunfos con exageración. Casi que ni sudaba. En realidad sí lucía como un extraterrestre.

Cerca de empatarle la marca de 14 títulos de los grandes al legendario Pete Sampras, Roger casi que se resignó con no poder ganar un Roland Garros y le dejó ese privilegio a un joven español de nombre Rafael Nadal, quien venía pisando fuerte en el circuito y que en 2005, a los 19 años, se alzaba con el título en París. La rivalidad entre ambos se acrecentó temporada tras temporada. Pero las cosas eran claras: Roger era el número uno, ganaba los otros tres grandes y Nadal se llevaba el torneo en tierra batida.

El duelo empezó entonces a desequilibrarse a favor del español (hoy la serie está 13 a 6). Pero el punto máximo de ebullición ocurrió en el Roland Garros de 2008, cuando -como era previsible- Rafa se llevó su cuarto título consecutivo. Lo que algunos expertos creen es que el contundente 6-1, 6-3 y 6-0 con el que perdió Roger lo dejó afectado.

Pero tras su caída supuestamente vendría la revancha en Wimbledon, un torneo casi que exclusivo del suizo y el que ya había ganado cinco veces. Ante el asombro de todos, Nadal, entonces especialista en canchas de polvo de ladrillo, llegó a la final. Las apuestas estaban 10 a 0 a favor de Roger. Pero el español les calló la boca a todos y se llevó el trofeo en un épico partido que terminó 4-6, 4-6, 7-6, 7-6 y 7-9. El golpe mental para Federer fue fuerte, porque además de perder el título, lo destronaron del número uno. Pero vendría más.

Con el inicio de la presente temporada, Roger llegó revitalizado. Pero a los pocos días tuvo las primeras desilusiones. En la semifinal de Doha cayó en la semifinal ante el británico Andy Murray, y luego se vio obligado a cancelar su participación en Dubai por molestias en la espalda. Sin embargo, estaba en la mira el Abierto de Australia y allí Federer quería no sólo llevarse la corona, sino igualarle la marca a Sampras. Nuevamente era el favorito y otra vez en la final tuvo como rival a Nadal, quien le ganó el pulso en cinco sets. Ese día el gran Roger lució errático, bravo, descontrolado, despeinado, sudado. Ya no era un extraterrestre, sólo un ser humano con virtudes, defectos y sentimientos. En la premiación sorprendió al llorar como un niño.

Tras varias semanas de receso, reapareció en Indians Wells, pero cayó en semifinales con Andy Murray. Federer sigue desconectado y de hecho ya anunció que tampoco participará en el Masters Series de Montecarlo, que comienza en abril. El número dos no se encuentra, tiene refundidos su perfección y lo mejor de su tenis.

El mejor ‘golpe’ de su vida

Aunque Roger Federer no ha tenido una buena temporada, hoy dice ser el hombre más feliz del mundo, al anunciar que en pocos meses será padre con su novia la ex tenista Mirka Vavrinec, quien lo acompaña a los torneos y se encarga de todos sus asuntos.

“Esto es un sueño hecho realidad. Nos gustan los niños y estamos encantados de ser padres por primera vez. Mirka está feliz y todo va bien. Ella y yo estamos muy contentos de empezar a formar una familia”, aseguró el número dos del escalafón mundial.

Por Olga Lucía Barona Torres

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.