
Millonarios y Nacional, en el estadio El Campín, durante los cuartos de final de la Copa Libertadores de América de 1989. / Archivo El Espectador
La anécdota del pito que al árbitro chileno Hernán Silva se le cayó, de la boca al césped, cambió la historia de la rivalidad entre Nacional y Millonarios.
Fue el 18 de abril de 1989, vuelta de los cuartos de final de la Copa Libertadores, y El Campín era una marea azul. Arnoldo Iguarán se adentró en el área rival cuando René Higuita, al pique para frenar el gol, se lanzó a los solitarios pies del Guajiro. No tocó la pelota y la inercia del cuerpo lo llevó a derribar al delantero. Cayendo, el goleador miraba al árbitro, mientras el...