
Adrián Ramos celebra, abrazado con Iván Vélez, el paso de América de Cali a la final de la Copa BetPlay.
Foto: América de Cali
El calor en la tienda era insoportable la mayoría de las veces. Por la humedad, el local parecía un sauna y el ligero hilo de viento, que soplaba de un viejo ventilador, apenas ahuyentaba a los zancudos que volaban entre las torres y las pantallas de los computadores en la Casa Nintendo de Villa Rica, Cauca. Para Adrián Ramos, cuyo primer trabajo fue como controlador del tiempo en ese viejo café internet, era un martirio ir hasta ese negocio. Para él, que habría preferido pasar todas las tardes de su infancia pateando una pelota, era...
