Fueron 1806 días de suplicio, de desazones y tristezas. Pasaron seis técnicos y sólo fue Hernán Torres el que lo logró. América le ganó 2-1 al Quindío y regresó a primera división. Se celebró como un campeonato. Hubo vuelta olímpica y lágrimas. El estadio estalló con el pitazo final. (Lea: Tulio Gómez, el artífice del ascenso)
El inicio del partido fue parejo. Deportes Quindío, contrario a lo que se esperaba, inició el partido presionando en la mitad del campo. No dejando jugar al América. Chocando fuerte y cortando el juego. Con una formación 4-1-4-1, el equipo visitante quiso evitar el juego por los costados de equipo escarlata. Esa apuesta le sirvió los primeros cinco minutos. Pero con el paso del tiempo el cuadro local se soltó, sacó a sus laterales y los juntó con Jeison Lucumí y Bryan Angulo, empezaron a ser profundos y a generar peligro. A los 12 minutos tuvieron su primera aproximación seria y complicaron el fondo del equipo quindiano, pero dos minutos después llegó la primera clara tras una mala salida del arquero Julián Mesa, Martínez Borja remató y Jeider Riquett la sacó de la línea.
El nerviosismo se sintió más en la tribuna que dentro del terreno de juego. Los jugadores de América estuvieron a la altura y nunca bajaron los brazos. La balanza se inclinó a favor de los escarlatas, que atacaron por derecha y por izquierda. Pero fue por la banda de Juan Camilo Ángulo por la que llegó el primero del partido. Centro para Ernesto ‘Tecla’ Farías, quien la bajó de pecho y remató duro y arriba para abrir el marcador. Los fantasmas del infierno de la B parecían irse uno a uno. Ese gol estremeció al Pascual Guerrero, que estalló, fue un solo grito de gol, que parecía dejar por fin en el pasado la etapa en la segunda división del fútbol colombiano.
Pero esa alegría no duró mucho. Apenas seis minutos. Un tiro de esquina, un cabezazo para atrás en el primer palo y la pierna de Johnny Mosquera que metió el balón para el empate del Quindío. Fue la primera llegada seria del cuadro de Armenia y gol. Los nervios se apoderaron nuevamente del estadio. El empate paralizó corazones y trajo preocupaciones, aunque los jugadores americanos mantuvieron el control del balón perdieron claridad.
Se acercaron por intermedio de Martínez Borja al 31, pero fue hasta el minuto 42 cuando una falta contra Lucumí dentro del área, Wilmar Roldán la pitó como penal. Martínez Borja se encargó de cobrarlo. Aunque parecía nervioso, el delantero cobró bien y nuevamente puso a vibrar al Pascual Guerrero. Así se terminaron los primeros 45 minutos. Los jugadores del Quindío salieron cabizbajos, de prisa. El ‘Cheche’ Hernández los recompuso en el entretiempo y se notó de inmediato.
Los visitantes iniciaron la etapa complementaria controlando el balón. América no la podía recuperar. Salieron con ímpetu e intentando sorprender a los locales. El balón parado fue su mejor arma, no obstante, en los últimos tres cuartos de cancha no lograron generar opciones y poner en peligro la portería roja. Hernán Torres molestó en la raya gritó y pidió a sus jugadores que retomaran el control. Fueron 15 minutos inquietantes en los que el estadio se dedicó a chiflar la tenencia de la visita.
Pero a pesar de la posesión, el Quindío no generó peligro. Fue hasta el minuto 91 tras un tiro libre por banda derecha, que Bejarano se tuvo que exigir. De resto fue un encuentro que estuvo marcado más por la presión de la tribuna, por volver a ver a América en la primera división y así fue. Al minuto 93, Wilmar Roldán pitó el final del partido con lo que se acabó un suplicio de cinco años en el torneo de la B.