Publicidad

Franky Oviedo, un lector del fútbol

El exfutbolista de América de Cali y la selección de Colombia se prepara para triunfar en la dirección técnica, pasión que ha tenido la oportunidad de disfrutar en México, país del que vive enamorado y donde triunfó como jugador. Es el entrenador del equipo femenino de los Xolos de Tijuana.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Sebastián Arenas
23 de junio de 2020 - 02:00 a. m.
Franky Oviedo ha dirigido en todas las categorías infantiles y juveniles de los Xolos de Tijuana.
Franky Oviedo ha dirigido en todas las categorías infantiles y juveniles de los Xolos de Tijuana.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Japón fue el destino de Franky Oviedo cuando tenía 18 años. Partió al continente asiático porque una tía residía allí y debía buscar oportunidades de trabajo, debido a la mala situación económica que atravesaba su familia en su natal Cali. Comenzó laborando como jardinero y continuó pegando propaganda pornográfica en estaciones de tren, paredes del área urbana y donde pudiera, sabiendo que era una práctica prohibida y que debía evadir los controles policiales. Después soldó cables para computadores y realizó medición de suelos para determinar si eran aptos para la construcción.

Cuatro días por semana, el joven Franky se alimentaba con las degustaciones de los supermercados. “Así almorzaba y cenaba. Afortunadamente nunca me decían que no, pese a que yo pasaba y repetía varias veces”, le contó a El Espectador. Mientras comía, la nostalgia de los recuerdos lo transportaba a los días de niño en el barrio donde creció, en la capital del Valle del Cauca. Ese donde armaba porterías de madera con sus amigos, con quienes tenía un plan de escape cuando escuchaban las motos policiales que llegaban a la cancha de cemento para acabar con la diversión.

Lea también: Roger Milla en Italia 1990: Un asunto de Estado

En el país nipón, al que partió sin decirle nada a su entorno futbolero, Oviedo únicamente descansaba los domingos y se iba a un parque a jugar solo. “Fue un año muy duro, extrañaba mucho el fútbol y me di cuenta de que era mi vida, pero debía que aguantar. Tenía mínimo dos trabajos. Me tocó duro, sobre todo en invierno, porque no contaba con los medios para calentarme ni comprar buena ropa. Debía ahorrar. Sin embargo, fue una experiencia que me sirvió para madurar y entender los golpes de la vida”.

Tras esa aventura, contrario a lo que hizo en su partida, les dijo a sus amigos del fútbol vallecaucano, pero no a su familia, que regresaba a Cali. Y volvió a demostrar su talento como volante creativo en la selección de su departamento y a través del dirigente Hernando Ángel llegó al América de Cali, club en el que no había tenido suerte cuando intentó ingresar años atrás. “Antes también me había probado en Deportivo Cali y la Escuela Sarmiento Lora, pero era muy difícil porque eran aproximadamente 500 niños y te daban pocos minutos. A veces ni alcanzaba a tocar la pelota. Pero perseveré y lo logré”, expresó el hombre que debutó con el cuadro escarlata en 1993.

“Recuerdo que fue un 0-0 en el Pascual Guerrero contra un Once Caldas en el que atajaba Óscar Córdoba”, agregó Franky, quien se siente un afortunado de haber compartido vestuario tan joven con figuras como Bernardo Redín, Leonel Álvarez, Palomo Usuriaga, Polilla Da Silva, Álex Escobar, Pitufo De Ávila, Wilson Pérez, Hárold Lozano y Freddy Rincón, entre otros. También de poder ser dirigido en sus comienzos por Francisco Maturana, el entrenador que le dio la oportunidad de expresarse en el camerino y no cohibirse en sus opiniones.

Luego de ir seis meses al Deportes Quindío, en 1995, por consejo de Diego Édison Umaña, para que acumulara minutos ante la presencia de otros mediocampistas creativos en América (Álex Escobar, Giovanni Hernández y el boliviano Marco Antonio Etcheverry), regresó a la Mechita para ser subcampeón de Copa Libertadores en 1996, y campeón de primera división en 1997 y de la Copa Merconorte en 1999. Por el talento demostrado fue contratado por América de México en el arranque del milenio y allí también triunfó. Jugó en Puebla, Pachuca (donde compartió con Miguel Calero) y Necaxa, antes de ir al Deportivo Táchira venezolano y retirarse en 2008 como campeón del fútbol colombiano con Boyacá Chicó.

Lea también: El mejor gol en la historia del fútbol

Con lo aprendido de Javier Álvarez, Chiqui García y Reinaldo Rueda en la selección de Colombia, con la que jugó las eliminatorias para Corea Japón 2002 y Alemania 2006, más las enseñanzas adquiridas de Maturana, decidió emprender su camino de director técnico en México, país en el que se nacionalizó y heredó parte de su acento al hablar. “Vivo enamorado de esta nación. Es muy rica en cultura, me gusta su clima y la gente. Estoy muy agradecido porque después de mi paso como jugador me abrieron las puertas para ser entrenador”, manifestó Oviedo, que en los Xolos de Tijuana ha dirigido en todas las categorías infantiles y juveniles hasta llegar a ejercer como entrenador interino en tres encuentros del primer equipo.

Hace un mes fue elegido como el estratega del plantel profesional femenino y ha aprovechado la cuarentena para devorar cuanto libro de fútbol se le atraviese. Creer, de Diego Simeone; Guardiola, el ladrón de ideas, de Germán Castaños, y Los 11 poderes, de Jorge Valdano, algunos de ellos. Tiene en fila letras relacionadas con Manuel Pellegrini, Juan Carlos Osorio y Juan Manuel Lillo. “Todo lo que tenga que ver con libros y fútbol me encanta”, concluyó Franky Oviedo, de 46 años, el técnico que tiene como faro los conceptos de Marcelo Bielsa y que anhela contar con la oportunidad de dirigir en Colombia.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.