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Ya había desocupado una bolsa de agua sobre su cabeza, el técnico Umaña exigía más aplicación de sus dirigidos para defender la ventaja y aunque seguía el juego desde el banco sur del Pascual, los cánticos de una desbocada hinchada americana lo situaban antes que en la cancha, en una nube, de la cual no quería bajarse.
Fue en ese momento cuando Antony de Ávila pensó en despojarse de su camiseta para devolverle en tela una parte del afecto que la afición escarlata le profesa, pero de la emoción, entró en juego la razón que le invitó a preservar la prenda, de por sí histórica por rememorar el primer título rojo, pero a la que él se había encargado de agregarle valor con un gol que lo confirma como el máximo artillero de los clásicos caleños.
Entonces desde ayer el clóset del Pipa tiene otra pieza de museo que aumenta la colección, cuya cuantía es incalculable en lo monetario, pero sobre todo a nivel afectivo por la historia que acumula, historia que no se cansa de seguir enriqueciendo a sus 46 años.
¿Dos goles seguidos y que ayudaron a sumar estaban en sus cuentas?
Como cualquier delantero siempre quiero marcar, pero creo que son consecuencia del trabajo de la semana y del deseo de querer hacer cosas interesantes, así que los disfruto muchísimo y son para Dios, mi familia, los muchachos y esa gran hinchada nuestra.
¿El del domingo significó más que el marcado a Santa Fe?
Para mí todos los goles valen igual, independientemente de que los haga con la rodilla, de cabeza o con los glúteos.
Pero festejó más el que le hizo al Cali…
Sí, claro. Es el rival de patio, al que siempre se le quiere ganar y por eso me emocioné bastante.
¿Cuánto vale un gol en un clásico?
Marcar en un clásico siempre va a tener valor extra, por lo que se está en juego y por lo que representa para la hinchada, así que vale bastante.
En el clásico no había espacio para el empate.
Por supuesto, pienso que anímicamente no estábamos bien conectados, desde el punto de vista táctico no encontrábamos la fórmula y qué mejor que lograrlo en partidos de esta naturaleza, porque revitalizan mucho al grupo para lo que viene.
¿Es el punto de partida del América?
Pienso que sí, hay una sensación de querer salir adelante y eso lo debemos demostrar de acá en adelante.
¿En los nueve partidos que restan está la clasificación?
Sin duda que este triunfo nos dio la pauta para la clasificación, que será dura de conseguir, pero la lograremos y el primer paso será contra Envigado, porque también necesitamos ganar afuera, ya que a punta de empates no alcanza.
¿Lo disfrutó como jugador o como hincha?
Como jugador, porque así lo soy en este momento”.
¿Las palabras del técnico ‘Cheché’ Hernández, que cuestionaban su regreso a las canchas, lo motivaron más?
No, él puede ser muy inteligente, pero cuando tanto se habla de una persona y no se toman los correctivos, pasa lo que pasa. Él habló de que un viejito no podía hacerle gol, pero está equivocado y la impotencia hace decir cosas incoherentes.
¿Algún rival ha intentado provocarlo por su edad?
No, he sentido un respeto muy interesante de los contrincantes y se los agradezco. Siempre ha habido una buena química hasta con los árbitros y eso te da una pauta de que el ser humano, así sea gordito, viejito o mueco, tiene siempre el mismo valor.
El abrazo con Umaña parece demostrar que lo valora, y mucho...
Con Umaña casi no hablamos, es su forma de ser y hay que entenderlo, pero el domingo expresó sus sentimientos en ese momento y es algo que ambos valoramos.