América inició con triunfo su camino por la Liga

El cuadro americano venció a Rionegro en el Alberto Grisales. / América de Cali

La expectativa por ver al renovado América de Cali era muy grande. Ocho jugadores nuevos, ocho jugadores que no continúan. Nombres de renombre y otros no tan conocidos. Esa fue la apuesta de Tulio Gómez y la directiva del equipo escarlata para salvar el descenso y buscar cosas importantes en este semestre. Pero tanta espera, desespera y en ocasiones deja sinsabores. Estas son claras, es un equipo nuevo y le hace falta acoplarse y entenderse. Aún así el equipo rojo logró una victoria importante en su visita a Rionegro por 1-0 para el objetivo del semestre: salvar la categoría.

El partido empezó suave y así se mantuvo a lo largo de los primeros 45 minutos. Hay ocasiones en la que los jugadores hacen rodar más el balón de lo que corren y el campo parece eterno, inacabable. Así se vieron los 105 metros de largo por 70,8 de ancho del gramado del Alberto Grisales de Rionegro. No apareció la imaginación de los creativos para acortar el terreno de juego con sus genialidades. Ni por parte de los locales, ni por los visitantes. Pero así se las ingeniaron los 22 jugadores para afrontar el primer tiempo.

A veces contaron con la fortuna de llegar a la portería rival. Pero fueron tan pocas, que cada una fue toda una gesta y se vieron como algo grande. Porque en tiempos de escases cualquier cosa es un cariño. Así que el remate de Daniel Hernández, por parte del equipo local, al minuto ocho que tapó abajo Carlos Bejarano; el tiro libre de Juan Camilo Angulo, al 19, por la visita; los disparos de Juan Hernández (Rionegro) y Carlos Lizarazo (América) fueron las grandes hazañas en unos primeros 45 minutos, en los que brillaron la imprecisión y la falta de ideas.

Pero los ajustes de los técnicos son vitales para que los esquemas funcionen o terminen de caerse. Y Hernán Torres fue insistente en el camerino. La pelota tiene que pasar por los pies de Darío Botinelli y de Lizarazo para que el campo no se haga largo. En ellos estaba la clave. Pero también lo estaba en William Arboleda, quien fue el encargado de sacar siempre al equipo. Por él pasaron todos los balones. Fue el jugador diferente. Pasaba por la mitad de la cancha sin frenarse allí, sin hacerle caso. Con la mira puesta siempre en la portería rival.

Y esa insistencia de Torres se vio reflejada dentro del terreno de juego casi de inmediato. Cuatro minutos después de iniciada la segunda mitad, un centro de Juan Camilo Angulo terminó en la cabeza de Fernando Queso Fernández, quien solo frente a la portería no logró darle la dirección deseada al balón, que se fue por fuera. Fue la primera aproximación en serio del partido. De verdadero peligro. Y esa ambición de América empezó minar la zona defensiva del equipo local.

El campo se hizo corto. Las ideas empezaron a aparecer. Y tras un tiro de esquina cobrado por Juan Camilo Angulo y mal rechazado por el arquero Juan Valencia, le quedó el balón a Lizarazo, quien con un remate de primera lo estrelló en la humanidad de un defensor. El rebote de esa jugada le quedó a Arboleda, que con un zurdazo estrelló el balón el palo de la mano izquierda de Valencia. Hasta que el esférico encontró la izquierda de Botinelli que, como con la mano, puso un centro dirigido a la cabeza del Queso y gol. Así sin más. La pelota se terminó metiendo por el palo de la mano derecha de la portería de Rionegro.

A partir de ese momento todos corrían como poseídos, iban y venían, y el partido terminó de hacerse incontenible. En unas oportunidades Rionegro intentaba con más ganas que ideas, en otras el turno fue de América. Así se pasó el tiempo con los locales buscando el empate y la visita apostando por el contragolpe. Pero las oportunidades se desaparecieron hubo jugadas estresantes en cercanías a ambas porterías, pero no pasó de allí. El juego terminó a favor de América que nivela la carga en la tabla del descenso. Empató a Cortuluá y Jaguares, que el sábado igualaron de visitantes.