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Quedan apenas 20 días para que vuelva el fútbol colombiano. El 9 de julio comenzará la Liga Águila del segundo semestre y la mayoría de clubes ya iniciaron la pretemporada.
Pero ¿qué es y para qué se hace? Las buenas o malas campañas de los equipos se comienzan a gestar en ese par de semanas, en las que se diagnostica el estado del plantel en todo sentido y se afinan los detalles de cara a la competencia.
Es, además, el período en el que los refuerzos, por ahora no muchos en los 20 clubes de la primera división, se integran y tienen su adaptación a la ciudad y a la institución.
“Durante la pretemporada, un cuerpo técnico trata de conocer al grupo, las características de cada jugador. Evaluar lo que hay, hacer un diagnóstico y ver si puede implementar su estilo. Identificar las necesidades técnicas y tácticas para planificar el semestre. Algunos de los que llegan prefieren arrancar de ceros, otros se apoyan en el trabajo de sus antecesores. Los que tienen mayor continuidad se enfocan en temas específicos, cosas muy puntuales. Siempre una correcta y exhaustiva evaluación médica es fundamental”, explica el experimentado preparador físico Gustavo Bustos, quien hace varios años trabaja en llave con el técnico bogotano Wilson Gutiérrez.
Hace 30 años, en las primeras semanas del año se hacía mucho énfasis en la parte física. El acondicionamiento atlético era la base, con la premisa de “leche, sudor y lágrimas”, una filosofía traída del sur del continente, en la que se hacían muchos trabajos de carrera larga, arena, montaña y pesas.
Pero los tiempos han cambiado y las metodologías también. “Se habla del entrenamiento estructurado y la periodización táctica, que son dos tendencias. Lo que se pretende es hacer ese acondicionamiento físico pero al mismo tiempo técnico y táctico. Más ejercicios con balón y con situaciones de juego, entrenamiento mental”, agrega Bustos, quien trabajó hasta hace un par de meses en el Oriente Petrolero de Bolivia.
Algunos entrenadores y preparadores físicos prefieren realizar la pretemporada en la altura, porque “les permite a los organismos desarrollar una mejor forma cardiovascular y metabólica”. Sin embargo, otra razón de peso es que puede concentrarse y aislar al plantel durante algunos días, lo que facilita la integración y estrecha los lazos de amistad entre los jugadores”.
El sicólogo deportivo Eduardo Gómez explica que “esos espacios cada vez son más importantes. De hecho, ahora se realizan dinámicas grupales y trabajos en equipo que en los 80 o 90 eran impensados”.
Bustos agrega que “en un plantel hay gente de todo lado, con diferentes culturas y costumbres, así que en esos espacios se conocen, aceptan y aprenden a tolerar”. De hecho, “quienes llegan tarde a la pretemporada o no la hacen, se van quedando, no solamente pierden horas de trabajo, sino espacios de retroalimentación con el cuerpo técnico y los compañeros. Además de los partidos amistosos en los que se comienza a definir el equipo y su estilo”.
Los métodos varían de acuerdo con los entrenadores de turno, pero también hay clubes que tienen ya una estrategia clara, como Atlético Nacional.
Carlos Tabares, uno de sus preparadores físicos del club verdolaga, cuenta que “ahora en este receso, que será de una semana y media, a los jugadores se les entregaron algunas recomendaciones para que no pierdan la forma. Algo similar a lo que nos tocó hacer a comienzo de año, porque por temas de calendario no hemos tenido vacaciones largas”.
Y es que a diferencia de Europa, en donde en junio y julio hay receso para todos los equipos, en Colombia apenas se para tres semanas a mitad de año y tres en diciembre, en el caso de un club que llegue a las finales, como Nacional.
Lo cierto es que en las pretemporadas se comienzan a ganar o a perder los campeonatos. Es en ellas en las que se fijan objetivos, se acuerdan condiciones de trabajo y se planifica la logística, algo esencial en un proyecto ganador y exitoso, como pretenden ser todos antes de arrancar.