El fútbol femenino: la pelota a medio inflar

El campeón de la tercera edición de la Liga para mujeres en Colombia se definirá esta noche; sin embargo, todo no es color de rosa, porque sigue habiendo muchos inconvenientes para las jugadoras, que deben buscar tareas alternas.

Redacción Deportes y AFP
30 de septiembre de 2019 - 02:00 a. m.
María Paula Rendón, futbolista colombiana. / AFP
María Paula Rendón, futbolista colombiana. / AFP

El dinero no alcanzaba y a María Paula Rendón le urgía asegurar el ingreso mensual. Su amor por patear una pelota se estrelló con una pared que no vislumbró en el camino: la precariedad laboral del fútbol femenino en Colombia.

El sueño de la niña que empezó a gritar goles en canchas de Leticia, en la Amazonia colombiana, está en stand by. Rendón debutó profesionalmente en 2017 con el Deportivo Pasto, pero ahora trabaja como cajera en un almacén de cadena en Medellín (noroeste).

“Decidí renunciar a la liga porque era una liga muy corta, de aproximadamente tres meses, los (futbolistas de los) equipos que no pasaban a la siguiente ronda o no clasificaban se les terminaba el contrato”, dice a la AFP.

Las rojiazules del sur fueron últimas de su grupo aquel año, el primero en el que se jugó la competición femenina en Colombia. Debutaron el 17 de febrero y el 7 de mayo ya habían dejado de pelear tras caer en primera fase.

Aunque no anotó, Rendón disputó nueve de diez partidos. Como decenas, la delantera quedó en el aire y con ello sus ingresos mensuales de unos $980 mil, con los que rentaba una habitación de dos camas que compartía con un par de compañeras.

El siguiente campeonato comenzó en febrero de 2018. Recibió el llamado de un club de la zona cafetera que le prometía el salario mínimo legal. Las cuentas no le daban y se empleó como mesera en Medellín.

Y este año otro elenco del centro del país la contactó para probarse durante dos semanas. Nunca mencionaron el sueldo, pero le recalcaron que el sostenimiento esos días correría por su cuenta.

“Es algo que, pues, en realidad no me puedo costear”, señala Rendón (24 años) en medio de afiches de su paso por el Pasto que decoran las paredes de su habitación. “Yo sí tuve mucho el apoyo de mi mamá, pero la economía está tan dura, que ya tengo que velar por lo mío”.

La Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro) denuncia que a la mayoría de mujeres les hacen contratos de entre mes y medio y tres meses, que pueden ampliarse según avance el equipo en liga.

Los clubes y la Dimayor (ente rector del fútbol local) “juegan con la actividad laboral de las mujeres de una manera que no debe ser. Aquí debe ser un contrato de trabajo mínimo de 12 meses para que ellas puedan elegir el fútbol como profesión”, afirma Luis García, secretario general de Acolfutpro.

García sostiene que la falta de “estabilidad laboral” se debe al formato del torneo. Un equipo eliminado en fase de grupos en el campeonato de 2019, en el que participaron 20 escuadras, compitió durante 37 días y jugó seis partidos.

La caída seguramente acaba el vínculo contractual, que en “casi todas” es por el salario mínimo y en algunos casos les impide desempeñar otros oficios. “Muy pocas mujeres tienen un contrato más alto y es porque dicen los clubes que el fútbol femenino no es negocio”, acota.

América de Cali e Independiente Medellín, que hoy (8:00 p.m., por Win) definirán al campeón, disputaron diez encuentros en 79 días. Los hombres, en tanto, compiten durante 11 meses en dos torneos. Un club juega 20 partidos en la fase regular de cada competición y 28 si llega a la final. Muchos tienen contratos millonarios y todos mínimo de seis meses.

“Lo que buscamos es como que haya estabilidad”, señala Rendón. “Dejaría todo por el fútbol, pero hay cosas que lo trancan a uno”.

Por Redacción Deportes y AFP

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