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Luego de la derrota ante el Cúcuta Deportivo en el estadio El Campín, a Guillermo Sangunetti le dieron un ultimátum. El presidente Juan Andrés Carreó se reunió con él y los jugadores y quedaron en que se debía mostrar un cambio para recomponer el camino. La conclusión, según fuentes cercanas consultadas por este diario, es que en el siguiente partido intentarían dejar una sensación diferente. Sin embargo, este martes, ante Alianza Petrolera, Santa Fe siguió siendo ese flojo equipo al que le cuesta generar fútbol y marcar goles. Completó tres partidos sin triunfo, con dos empates y una derrota.
El técnico Sanguinetti no cambió nada. Siguió insistiendo con lo mismo que no le ha dado resultados en el comienzo de este semestre. La manera como se defiende el equipo no es mala, sin embargo, la forma de atacar y plantear los partidos cuando le toca proponer, es pobre. No hay quién genere futbol y los de adelante no definen las pocas que tienen.
A pesar de que Johan Arango demuestra por momentos ser un tipo diferente, con talento de sobra, se ve muy sólo en sus intentos y por lo general se excede en los individualismos. Mientras tanto, Carmelo Valencia es más lo que sufre moviéndose sólo en el frente de ataque, que lo que le aporta a su equipo.
La salida de Wilson Morelo la lamentará la hinchada cardenal, pues no hay , por ahora, un jugador que pueda suplirlo. En la primera parte el cuadro albirrojo no generó una sola opción calara y en el segundo, las única que tuvo, fueron una que falló Johan Arango debajo del arco y un remate desde fuera del área de Herrera.
Desde el banco las ideas de Sanguinetti no solucionaron los problemas. El primer cambio fue sacar a Nicolás Gil por Edwin Herrera, buscando mayor proyección al ataque por la banda izquierda, sin embargo, esa idea no se vio nunca en la cancha. Luego, salió Luis Manuel Seijas por Arley Rodríguez y la anemia ofensiva siguió siendo la misma.
El empate le da vida a Sanguinetti, pero lo obliga a ganar el próximo sábado en el estadio El Campín ante Deportes Tolima. No sumar de a tres en ese juego, podría significar el fin de su ciclo. Un proceso que matemáticamente no es nefasto, pero si en su juego, en la manera de afrontar los partidos por parte de su equipo.