Enrique Camacho: “A veces no me gusta como juega el equipo”

El presidente de Millonarios analiza la situación deportiva, administrativa y financiera del club. Acepta errores y pronostica un futuro mejor.

Luis Guillermo Ordóñez / Norbey Quevedo Hernández
11 de septiembre de 2017 - 03:11 a. m.
El economista Enrique Camacho es presidente de Millonarios desde hace poco más de tres años. / Cristian Garavito - El Espectador
El economista Enrique Camacho es presidente de Millonarios desde hace poco más de tres años. / Cristian Garavito - El Espectador
Foto: Cristian Garavito / El Espectador

El 16 de mayo de 2014, Enrique Camacho Matamoros fue designado como presidente de Millonarios. La llegada del economista especializado en mercadeo y finanzas generó gran expectativa, porque venía de ocupar cargos directivos en importantes empresas de los sectores público y privado durante las últimas décadas.

Han pasado más de tres años desde su incursión en la dirigencia deportiva y ha tenido satisfacciones y sinsabores. Aunque no ha podido obtener títulos, que es lo que le importa a la hinchada, asegura que el club tiene hoy una infraestructura que permite avizorar tiempos mejores.

Sobre su gestión administrativa y financiera en Millonarios, las críticas de los aficionados y el futuro de la institución, habló sin tapujos con El Espectador.

La gente está inconforme con el rendimiento del equipo en este semestre.

Es algo difícil de explicar. Tenemos el mismo plantel que llegó a semifinales el semestre pasado. Los resultados son regulares, con altibajos, pero tenemos confianza en el profesor Miguel Ángel Russo y en que sabrá manejar el espíritu del grupo para que tome la senda que queremos, para que llegue a la fase final.

¿Por qué no trajeron refuerzos de peso?

Los refuerzos son los que pide el cuerpo técnico, los que cree que necesita. Nosotros identificamos en el mercado las características del tipo de jugadores que se requieren. El profesor Russo siempre ha dicho que está satisfecho con la nómina que tiene.

Pero los que llegaron son suplentes.

Yo no pongo la titular del equipo, la hace el profesor. Dentro de los que se trajeron está Matías de los Santos, el uruguayo, que es titular y tiene un nivel muy bueno. No todos son suplentes, es una exageración.

¿Han pensado en traer menos cantidad, pero más calidad, como lo hizo Júnior?

No tenemos la disponibilidad de recursos. Hacer eso significa invertir seis o siete millones de dólares y un riesgo grande, porque un jugador de esos se puede lesionar. Con base en el desempeño del equipo, este año se traerá a los que se considere deben complementar el grupo. Los que diga el técnico y estén dentro del presupuesto del club. Pero el profe nunca nos ha dicho que le traigamos una estrella y que con ella él se defiende.

¿Hay confianza en el trabajo del profesor Russo?

Total. Lo que queremos es que tenga un proceso serio, que implemente un estilo de juego y promueva a jóvenes de las divisiones menores, que ahora es lo más importante para el club. Darles prioridad a los de la base, en donde tenemos más de 240 jugadores. En el fútbol moderno los clubes viven de la venta de futbolistas y por ello estamos apostando, con Hárold Santiago Mosquera, Jáder Valencia, Cristian Huérfano, Ómar Bertel, Damir Zamora y Andrés Román. Millonarios casi no vende jugadores y apenas ahora está entrando en esa dinámica. El profesor Russo está dispuesto a mirar a la bases y nutrirse de ahí. Hoy tenemos 22 jugadores propios. Son nuestro patrimonio.

¿Entonces van a seguir armando equipos de mitad de tabla?

No es cierto que Millonarios sea un equipo de mitad de tabla, no es lo que ha ocurrido. En la Reclasificación casi siempre estamos entre los primeros cinco del año. Claro, el equipo tiene que estar más arriba y para eso estamos trabajando.

¿Los jóvenes que brillen se van a ir, como Déiver Machado?

La idea es promover jugadores y generar ingresos con sus transferencias. En el fútbol colombiano no hay grandes taquillas y los beneficios de televisión son bajos, así que los equipos se nutren de la venta de jugadores. De los clubes grandes de Colombia, Millonarios es el que menos hace eso, pero lo vamos a cambiar. Este año hemos promovido unos ocho juveniles y de ellos cuatro han jugado. El objetivo para 2018 es que haya nueve con el plantel profesional.

Existe la percepción de que los dueños quieren desvalorizar el club para comprarlo todo más barato, que es un fondo buitre.

Es una teoría o percepción maléfica que no corresponde a la realidad, porque cuando se han hecho las inversiones, no se han hecho al valor intrínseco, sino al nominal, que es mayor. Se han hecho capitalizaciones abiertas, públicas. La última era por $20.000 millones y llegaron 300 inversionistas que pusieron $12.000, entre ellos Blas de Lezo, que puso el 96 %. La idea de ellos es clara, quieren que sea una empresa grande, que crezca sin excluir a nadie. Financieramente sería ridículo deteriorar lo que se invierte. Lo que se quiere es desarrollar un negocio en el largo plazo.

Y el máximo accionista, Joseph Oughourlian, ¿está contento con el manejo del club?

Por supuesto. Y por eso está dispuesto a invertir más para que se consolide una estructura que haga viable el negocio, los pilares de un equipo grande, una empresa sólida. El propósito es buscar que su inversión mejore en el tiempo, no que se deteriore.

¿Estarían dispuestos a vender si aparece una buena oferta?

Creo que siempre existe apertura para quien quiera invertir, las puertas están abiertas.

¿Cuánto le han invertido al equipo los actuales dueños?

Pues ellos tienen hoy alrededor del 68 % de las acciones de Millonarios y han invertido unos US$15 millones.

¿Y le van a meter plata en 2018?

En un equipo de fútbol las inversiones más importantes se hacen en jugadores y en infraestructura. Las de los últimos años han sido orientadas a conseguir una base que no tenía. Este no es el Millonarios de hace 70 años. Esta nueva empresa tiene apenas seis años de vida y se llama Azul y Blanco. Cuando nació, no recibió sino una inyección de capital para comprar unos jugadores y una marca. En estos años se consiguió lo básico, que es un esquema de transporte, oficinas, campos de entrenamiento. Nuestra sociedad está construyendo unos activos. Y se han adquirido jugadores, que es lo que le da su base patrimonial. Pero todo esto toma tiempo. Uno quiere ganar partidos todos los domingos y ganar campeonatos, hay afán de lograrlo, pero también es prioritario consolidar una estructura, una base de largo plazo. Las inversiones anuales se mantendrán.

¿Hárold Santiago Mosquera se irá?

Ya me lo han pedido. No quiero que se vaya ni voy a dejar que se vaya, porque uno tiene que vender cuando el fruto está maduro y no cuando está biche. Se irá cuando tenga madurez física, futbolística y mental.

¿Quiénes contratan en Millonarios?

La adquisición de jugadores es una decisión de inversión, de la junta directiva. La escogencia es del cuerpo técnico, que busca los perfiles y biotipos que requiere entre los candidatos que consigue en el mercado el área deportiva.

¿Por qué hay la sensación de que Millonarios compra mal, que sus refuerzos no funcionan?

Hay jugadores que vienen a préstamo y otros que se compran. La adquisición corresponde a una apuesta a futuro, esos son los que están en el activo del club, como estuvieron Cristian Arango y Machado. Y los otros vienen en convenio. Algunos le gustan y le responden al profe, otros no.

¿Millonarios paga sueldos altos?

Se paga similar a los otros equipos grandes. Cuando estamos negociando sabemos lo que ganan y lo que vale el mercado.

¿En qué se han equivocado en el club?

En tener procesos cortos con los cuerpos técnicos. Hay que tener mayor confianza en los proyectos y aguantarlos.

¿Lo harán con Russo pase lo que pase en este torneo?

Definitivamente. Mi política es generar un proceso estructurado de mediano y largo plazo. Obviamente hay que triunfar pronto.

¿Qué piensa cuando lo insultan en el estadio o lo critican en las redes sociales con #FueraSerpaYCamacho?

Estoy acá para resistir presiones y críticas, es lo que me corresponde por ser presidente de Millonarios. Quiero que el equipo gane y he trabajado mucho para que lo haga.

¿Se ha arrepentido de haberse metido al fútbol?

No. Yo no vine a que hablaran bien de mí, sino a crear una institución seria, estructurar un negocio y organizarlo. Estamos pensando en dejar un club de dimensión mundial, con las exigencias del negocio y modelos de gestión innovadores.

¿Qué objetivos tiene a mediano y largo plazo?

Promover la inversión en el fútbol colombiano. Manejar la actividad como una industria, porque hay que aprovechar todo lo que mueve.

¿Económicamente cómo está el club?

Se está capitalizando. Pierde dinero en la medida en que no conquiste títulos, porque está diseñada para eso. En estos momentos está en equilibrio.

¿Cuánto cuesta el funcionamiento del equipo al año?

Unos $40 mil millones, que no se financian con la taquilla, ni con la televisión. Ahora el ingreso más importante de todos los clubes colombianos es por venta de jugadores. Nacional y Cali viven de eso.

¿A qué se compromete con los hinchas?

No puedo comprometerme a nada que no pueda garantizar. Nuestro trabajo está orientado a llegar a las finales y buscar el campeonato.

¿Hay con qué?

Tenemos voluntad. Los muchachos quieren salir campeones y los respaldo, me parece que pueden.

¿Le gusta este equipo?

A mí me gustan los nombres. A veces no me gusta como juega el equipo, a veces sí, naturalmente. Quisiera que metiera más goles, que fuera más agresivo, pero corre más que antes. Tiene más volumen de ataque. No concreta, pero le hacen menos goles. Me decepciona la posición, quisiera que esté más arriba.

Pero acepta que necesita refuerzos.

Creo que necesita rediseñarse para el año entrante.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

El rediseño del negocio es lo que me apasiona. Hay que volver el fútbol una industria moderna, eso está pasando en la Federación, la Dimayor y los clubes.

La gente quiere títulos, ¿cuándo llegarán?

Siempre exigimos eso. Diseñamos premios y bonificaciones sobre la base de que ganemos cosas, que salgamos campeones. Quiero que sea este año, no sé si se pueda, pero debemos estar siempre entre los 3 o 4 de arriba.

Por Luis Guillermo Ordóñez / Norbey Quevedo Hernández

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