Jaime Alvarado: la experiencia europea de la selección sub-23

El volante de 20 años, que viene de jugar con el Hércules de España, es uno de los jugadores con más recorrido en el equipo de Arturo Reyes.

Thomas Blanco
13 de enero de 2020 - 02:00 a. m.
Alvarado, volante de marca titular en el Mundial sub-20 de Polonia 2019. /  Getty Images
Alvarado, volante de marca titular en el Mundial sub-20 de Polonia 2019. / Getty Images

Dos primos, que son más bien los hermanos que nunca tuvieron, hicieron una promesa: al menos uno de los dos llegaría al fútbol profesional. Y no a ser un jugador del montón. Una garantía de vida cumplida... Ahora uno cuenta la historia del otro.

Es el caso de Jaime Alvarado, la única cuota del fútbol europeo, junto a Anderson Arroyo (Mlada Boleslav, de la República Checa), en la selección colombiana sub-23, que desde el próximo 18 de enero buscará uno de los dos tiquetes a Tokio 2020 en el preolímpico que se llevará a cabo en nuestro país, en el Eje Cafetero y Bucaramanga.

Un pelado travieso que siempre supo que lo suyo era el fútbol. El estudio nunca fue su prioridad, escaparse del colegio y de la casa con tareas sin hacer a jugar con la pelota siempre lo fue. “Jugando fútbol rompimos varias ventanas, los regaños eran duros, nos castigaban mucho. Igual nos escapábamos a darle”, evoca Andrés Felipe Valdés Alvarado, su primo, quien como delantero también disparó su bala en el fútbol profesional.

A los catorce años se fue a vivir a Ecuador a probarse con Emelec. Luego de algunos intentos, las cosas no se dieron, y ahora es tecnólogo de la Universidad Santiago de Cali y el principal consejero de Jaime, uno de los referentes del equipo dirigido por Arturo Reyes luego de su buena presentación en el Mundial sub-20 de Polonia 2019, en el que Colombia llegó a cuartos de final.

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Ya lleva más de dos años en el fútbol europeo, pues en 2017 fichó con el Real Valladolid II y un año después llegó a su último club, Hércules, ambos de la segunda división española. El pasado viernes rescindió, de mutuo acuerdo, su contrato. ¿Su futuro? Todo parece indicar que estará al menos un semestre en el CF Badalona, también conjunto de la segunda división, para después pegar el salto a uno de primera.

Jaime dejó su casa a los doce años para jugar con Boca Juniors de Cali, donde se cruzó con hombres como Johan Carbonero y Damir Céter. Allá lo recibió Hernando Ángel, tipo de amores y odios. La estadía duró más bien poco, tres meses, porque incumplió con la manutención del volante de marca. Se devolvió a su casa en el barrio Galicia, de Santa Marta, junto a sus tres hermanas: Jéssica, Francesca y Cindy. Y a darle una mano a su papá, Jaime Alvarado Torres, en el restaurante que tienen.

Siguió su camino en el fútbol, primero en la escuela de René Atencio, luego en los equipos juveniles del Unión Magdalena y después en la escuela Los Almendros. Allí llamó la atención del italiano Federico Spada, quien se lo llevó a la escuela del Udinese, en Santa Marta, equipo en el cual fue campeón nacional sub-17 como figura y capitán.

Tras esa consagración, a los 16 años se fue a hacer pasantías en equipos italianos como el Udinese, Roma y Chievo Verona. Tuvo el mismo problema de todos los extranjeros: la mayoría de edad.

Apenas la cumplió, fue comprado por el gran imperio de los Pozzo, dueños del Granada, Udinese y Watford, club inglés al cual pertenece Jaime.

Una familia que tiene en su poder a más de cien futbolistas de todas las nacionalidades en su sociedad deportiva, de los que sobresalen hombres como Juan Guillermo Cuadrado, Luis Fernando Muriel, Cristian Zapata, Juan Camilo El Cucho Hernández y Alexis Sánchez. A sus veinte años, Jaime Alvarado no solo está haciendo realidad su sueño, sino también el de Andrés Felipe. “Es el orgullo de la familia”.

El volante de marca liderará a la selección colombiana en su misión de regresar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tras la pálida actuación en Río 2016.

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A borrar la imagen de los partidos amistosos. Colombia debutará el próximo sábado (8:30 p.m., Gol Caracol) ante Argentina, selección con la que integra el Grupo A junto a Chile, Ecuador y Venezuela.

El B estará compuesto por Brasil, Paraguay, Perú, Uruguay y Bolivia. La primera fase, que se divide en los encuentros de los dos grupos, irá hasta el viernes 31 de enero. Luego se jugará un cuadrangular con los dos mejores de cada zona, del 3 al 9 de febrero en Bucaramanga. Los dos mejores clasificarán a los Olímpicos de Tokio 2020.

Sin embargo, tras los partidos amistosos, la selección sub-23 llega con más dudas que respuestas. Con un saldo de dos triunfos (Perú y Japón) y cuatro derrotas (Brasil, Argentina, Perú, Paraguay y Bolivia) y un empate (Paraguay). Lo que da una efectividad de apenas el 26,5 %. El equipo de Arturo Reyes no ha mostrado una identidad de juego clara y cuenta con las bajas de jugadores que militan en el fútbol europeo y que no fueron prestados por sus clubes, casos como los de Luis Sinisterra (Feyenoord), Luis Díaz (Porto), Carlos Cuesta (Genk), Jhon Lucumí (Genk) y El Cucho Hernández (Mallorca), entre otros.

Por eso, la experiencia de hombres como Alvarado, Nicolás Benedetti (América de México), Jorge Carrascal (River Plate), Edwuin Cetré (Júnior) y Eduard Atuesta (Los Angeles FC) será clave.

@thomblalin

Por Thomas Blanco

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