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El origen, la inspiración y el fin del fútbol para Jessica Romero están en su familia. A sus papás y su hermano mayor les debe el apoyo, los primeros partidos y sus sueños realizados. Jessica jugaba con Nicolás, su hermano, aunque su mamá, Nidia, estaba en desacuerdo. Muchas tardes sus padres se iban a trabajar y ellos se iban al parque. Jessica veía jugar a su hermano y sus amigos. Pero un día uno de los jugadores se lesionó y ella lo reemplazó. En un principio, todos creyeron que ella no iba a hacer mayor cosa en el partido, ecos de ese prejuicio de que la mujer no sabe de fútbol; pero ella llevaba tanto tiempo viendo cómo se jugaba, que cuando llegó su hora los sorprendió a todos con sus pases y su pegada. Ahí supo que su lugar en el mundo era en una cancha.
Nicolás le propuso llevarla a entrenar a su escuela. Su mamá nuevamente se negaba, y tanta era su resistencia que la llevó a practicar voleibol, baloncesto o natación, pero Jessica se ahogaba o se lesionaba. Hasta que Félix, su papá, logró convencer a Nidia de que la dejara jugar fútbol. El tiempo les dio la razón y los logros de ella convencieron a su mamá de ser ahora la hincha más ferviente del balompié femenino. “Ella es ahora la fan número uno, la que sabe todo de fútbol”, contó Romero.
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Empezó jugando en las canchas de La Morena, en Suba, en un equipo llamado Sport Colombia. Ahí actuó como delantera. Fue goleadora del Festival de Verano 2013. En 2014 pasó a Gol Star y pasó a ser parte de la selección femenina de Bogotá. Ese mismo año ganaron la Copa Codensa; gracias a ese título fueron a conocer la sede del Real Madrid y ver un entrenamiento del cuadro merengue en Valdebebas. “En ese entonces estaba James y eso fue un sueño cumplido”, dijo.
Luego estuvo tres años en Estados Unidos. En 2018 debutó en la Liga Femenina de Colombia con Santa Fe, en un partido contra Equidad. Apenas tenía 18 años y era consciente de que ya estaba en el primer campeón del fútbol nacional y que era un gran reto asumir su proceso e ir paso a paso, entendiendo la sabiduría del tiempo, que sugiere siempre esforzarse y creer en lo que hacemos. En 2019 fue titular en todos los partidos del equipo cardenal y el año pasado se fue a Nacional, donde también jugó casi todos los compromisos y fue una de las futbolistas más destacadas del balompié colombiano. Tanto así, que Cruzeiro de Brasil la contactó y la contrató para jugar en este 2021.
Jessica se emociona cuando recuerda el momento en que se enteró de que la querían fichar, y se emociona porque tiene presente la imagen de Ronaldo con la camiseta del club. Sabe que es un reto grande, pues es la primera extranjera en jugar para ese equipo, pero quiere asumir la dimensión de esta prueba y sabe que tiene la madurez necesaria para lograr grandes cosas en el vecino país. “No estoy representando solamente a mi familia o a Bogotá, sino a todo el país. Uno se prepara para estas oportunidades. Es un sueño salir y hacer lo que le gusta. Hay personas que tienen su profesión, pero no han encontrado su trabajo ideal. Y yo le doy gracias a Dios porque voy a ir a trabajar en lo que sé y en lo que me gusta. El propósito que tengo es ser la primera colombiana campeona en Brasil. Quiero representar a mis compañeras y a mi país de la mejor manera posible”, concluyó.