
Los jugadores de Junior de Barranquilla celebran en Río de Janeiro su triunfo en la primera fecha de la Copa Libertadores. / EFE
Foto: EFE - Andre Coelho
Hasta hoy no ha habido un Junior como el de 1993. En Barranquilla ningún gol se gritó más que el de Oswaldo Mackenzie ese 19 de diciembre, cuando tras un pase inolvidable de Carlos el Pibe Valderrama, el nene le dio la tercera estrella al tiburón en un Metropolitano que casi se viene abajo en el último minuto del partido. En Medellín, el DIM había empatado contra Nacional, en la fecha definitiva del cuadrangular final, y ese punto le daba el título. Por siete minutos el poderoso se sintió campeón. Pero mientras los jugadores del rojo de...
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