La mano de Pinto en Millonarios

A quien no le gusta trabajar sufre con este entrenador de 66 años que se preparó en las escuelas brasileña y alemana.

Luís Guillermo Montenegro
08 de abril de 2019 - 03:35 a. m.
Jorge Luis Pinto, técnico de Millonarios. / Cristian Garavito - El Espectador
Jorge Luis Pinto, técnico de Millonarios. / Cristian Garavito - El Espectador

Jorge Luis Pinto se considera un hombre exigente, que prepara los entrenamientos todos los días y a quien le gusta que las personas que trabajan a su lado den el máximo siempre. No puede con la mediocridad. A quien no le guste trabajar sufre a su lado y de ahí la fama que le han hecho de malgeniado y grosero, porque los que no cumplieron con sus exigencias salieron a hablar mal. Y justamente ese fue el miedo de algunos jugadores de Millonarios cuando se confirmó que él sería el entrenador del equipo embajador. Sin embargo, con el paso del tiempo se han dado cuenta de que eso no era cierto. Así lo reconoce el volante David Macallister Silva, quien afirmó que “es más lo que se habla. El profe es tranquilo, sabe decir las cosas y da gusto aprender de él. Es una persona estricta, que exige al máximo, pero siempre es respetuoso”, reconoció.

Y esa exigencia ha hecho crecer a un plantel que en su nómina no cuenta con grandes nombres sino con buenos hombres que han aceptado el reto de la exigencia de Pinto y se han propuesto solo seguir sus indicaciones. Uno de los jugadores que últimamente han tenido más oportunidades es el extremo Elicer Quiñónez, quien reconoció que las palabras del entrenador lo han motivado a prepararse de una mejor manera y por eso los resultados son positivos.

“Soy disciplinado, no bravo. Confunden por el tono de voz, pero solo soy exigente. Tuve maestros como Ochoa, Brandão y Rinus Michel, hombres temperamentales. Quizás por eso soy así. Pero no bravo. Fuera y dentro del trabajo soy tranquilo”, le reconoció Jorge Luis Pinto a este diario.

Su primer maestro fue Gabriel Ochoa Uribe, quien lo descrestó cuando era entrenador de Millonarios. Mientras estudiaba para ser licenciado en educación física en Bogotá, los domingos iba al estadio a ver fútbol con sus compañeros de clase. Entraba a una tribuna gratuita, sin embargo, se colaba para poder estar detrás del banco técnico y ver a los entrenadores.

Con el paso del tiempo se dio cuenta de que Ochoa siempre dirigía desde la tribuna, así que cada vez que iba a los juegos de Millonarios intentaba estar lo más cerca de él. “Me quedaba callado, oía sus indicaciones, y cuando llegaba a mi casa anotaba lo que me llamaba la atención de él”, recuerda Pinto. Esos fueron los primeros contactos con su maestro, aunque unos años después podría trabajar junto a él como parte del cuerpo técnico.

“Las charlas y los análisis de él eran únicos. Aprendí todas sus metodologías de trabajo y hoy en día muchas las pongo en práctica”, reconoce el actual DT de Millonarios, que destaca de Ochoa que como entrenador era “un líder que dialogaba con sus jugadores pero era muy corto y preciso en sus palabras y conceptos”. Y justamente eso mismo es lo que destacan los dirigidos de Pinto, que es un hombre que “siempre dice las cosas de la mejor manera posible y en el momento y lugar indicados”.

De Ochoa a Brandão, quien fuera técnico de la selección brasileña. Él le mostró el funcionamiento del balompié de Brasil y le presentó a los grandes técnicos de ese país. Y en común encontró a hombres de temperamento, generales, de esos a los que se respetaba y simplemente se obedecía. De ahí pasó a formarse en Alemania, una cultura estricta en la que los errores se castigan. “La clave es la exigencia, siempre pedir más de lo que se puede dar”, explica Jorge Luis.

En Alemania, de quien más aprendió fue de Rinus Michels, uno de los holandeses que revolucionaron el fútbol. Lo conoció cuando él era DT del Colonia, en los años 80. Intentaba ir a todos los entrenamientos para ver cómo trabajaba, luego lo conoció, se acercó a él y tomó de él esas enseñanzas no sólo sobre táctica y trabajo de campo sino de la manera de tratar al jugador. Estando en el país germano también vio a Jupp Heynckes en Borussia Mönchengladbach, Giovanni Trapattoni en Juventus, Nils Liedholm en la Roma y Javier Clemente en Bilbao. En común, todos ellos tenían una gran capacidad para entrarle al jugador, para convencerlo y motivarlo a dar todo por el equipo. No solo les interesaba el futbolista sino el hombre y siempre procuraban enseñar valores más que particularidades del fútbol.

La preparación de Pinto fue con mano firme, con maestros que trabajaron así, de modo que no podría ser diferente. Sin embargo, el éxito de este Millonarios está en lo que ha sabido hacer su entrenador, un hombre que piensa en grande y motiva a que todos lo hagan como él. “Millonarios tiene que ser como Real Madrid y Barcelona, deben ganar todo lo que jueguen, ante el rival que sea, siempre hacerlo igual”. Su sueño, también en grande, es llevar a este equipo no solo al título de la Liga sino a la consecución de un torneo internacional como la Copa Libertadores.

Por Luís Guillermo Montenegro

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