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Y aunque el fútbol suele ser otro mundo, los jugadores no son ajenos a lo que pasa alrededor, a la situación que los toca, que los afecta. Por eso América salió con una bandera de Colombia al estadio Manuel Murillo Toro.
No hicieron falta las palabras para entender el apoyo del equipo a su ciudad, a la gente, a hinchas suyos y de otros clubes que se unieron para protestar contra el Gobierno, que fueron repelidos por la Fuerza Pública y que viven horas inciertas.
🇨🇴 𝐓 𝐎 𝐃 𝐎 𝐒 𝐒 𝐎 𝐌 𝐎 𝐒 𝐂 𝐎 𝐋 𝐎 𝐌 𝐁 𝐈 𝐀 🇨🇴 pic.twitter.com/CAV6GhZTso
— América de Cali (@AmericadeCali) May 1, 2021
A pesar de eso se jugó, porque lastimosamente hay cosas -como estas que están pasando en Cali y en el resto del país- que se asumen sin quererlo, pues los futbolistas no tienen de otra. Y entonces, para hablar de fútbol cuando no se debería, hay que decir que América acorraló durante 12 minutos a Millonarios, y que fue superior en ese primer cuarto de hora de partido.
Si bien la necesidad conllevó a la obligación (la serie en contra por 2-1), la chispa no duró mucho y de a poco Millonarios, con pausa y sin afanes, fue controlando lo frenético de su rival, fue metiéndole una pausa perjudicial. Y América cayó en esa lentitud, como otras tantas veces.
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Por el otro lado, el del club embajador, se notó que el cambio de sede fue perjudicial, que de cuando en cuando hace falta la altura y que jugar en condiciones a las que el rival está acostumbrado puede perjudicar. Pero todo resulta recaer en la calma y el orden que se le puede dar al encuentro. Y en eso Alberto Gamero es experto.
Lo que pasó en la primera parte estuvo respaldado por los números: 11 remates para un visitante que no fue tan visitante y una posesión del 53,1%.
Ya en la segunda, Millonarios tuvo el control, hizo superioridad numérica en muchas de las zonas y con el paso de los minutos actuó en función de la desesperación de América. De hecho, las oportunidades que no tuvo en 45 minutos, se le presentaron en 15, con Fernando Uribe girándose en el área, pisando la pelota y rematando desviado.
La lucha por la supervivencia se hizo más apretada, hubo menos claridad, más fuerza y piernas, empuje y ganas. Millonarios pudo anotar en una pelota larga a Cristian Arango, que definió con potencia y le quemó las manos a Joel Graterol. Ya no eran tres opciones para el azul. Eran cinco.
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En el cierre, atacando a lo que diera y como fuera, América acorraló a Millonarios en su campo, y Gamero, tan inteligente, mandó hombres para llenar el mediocampo, para que todo se viera más compacto y lleno.
Claro que tampoco renunció a un contragolpe y refrescó la delantera, mandó a la cancha a Ricardo Márquez, Jader Valencia y Breiner Paz, a la espera de que sucediera algo, solo por si acaso.
Al final todos fueron defensores en el club bogotano y del otro lado todos fueron atacantes. No hubo goles y Millonarios, muy estructurado, se quedó con el tiquete a semifinales. Ahora, a esperar el rival que saldrá de la llave entre Santa Fe y Júnior que lidera el conjunto barranquillero (3-1.)
Por: Camilo Amaya