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Lo repetía una y otra vez el escritor Eduardo Galeano: "ahora los jugadores están más dedicados a evitar los goles y sin tiempo para hacerlos". Parecía eso iba a suceder en Barranquilla. Rionegro Águilas atrás, esperando al Júnior, organizado, cerrando los espacios. El cuadro tiburón encima, buscando encontrar el hueco para marcar. Las porterías con el paso del tiempo se hiceron más pequeñas, el empate sin goles parecía la mejor solución para este duelo. Sin embargo, sobre el final Rionegro Águilas sorprendió a propios y extraños con un gol de Jader Obrian, lo que le dejó el reto a los locales de responder. Y lo hicieron mediante su debutante: el chileno Matías Fernández.
La apuesta desde el principio del Júnior fue salir a arrasar y tenían cómo hacerlo. La misma nómina que saltó al estadio Metropolitano de la ciudad de Barranquilla había sido la misma que una semana atrás había demostrado un fútbol notable en Cali frente al América. Así que mucha expectativa existía en el equipo tiburón. Y salieron a hacer lo que mejor saben hacer: dominio del balón y salidas rápidas por derecha e izquierda con los laterales Marlon Piedrahita y Gabriel Fuentes, respectivamente. A ellos siempre se les unían las figuras de Fabián Sambueza y Luis Díaz. De adentro hacia afuera se gestó el fútbol del cuadro barranquillero.
Víctor Cantillo y Sebastián Hernández eran los encargados de surtir de balones a quienes aparecían por las bandas para que ellos metieran el centro y Teófilo Gutiérrez pudiera aprovechar. Grave error. Porque más allá de esa apuesta, los locales no mostraron variantes cuando Águilas empezó a ganar todo por arriba y a reducir espacios. Las jugadas se repetían una y otra vez, parecía más de lo mismo y el Júnior aunque tuvo llegadas importantes no encontró el gol que le permitiera abrir el compromiso.
Así se pasó el encuentro: dominio del equipo dirigido por Luis Fernando Suárez, pero hasta 3/4 de cancha, hasta donde los dirigidos por Jorge Luis Bernal lo permitían. Y así siempre han sido los equipos manejados por este tolimense de 66 años: comprimidos atrás, en busca del más mínimo espacio para salir a toda velocidad a contragolpear. Y así es como más cómodos se sienten la mayoría de equipos colombianos, esperar al otro para cogerlo mal parado atrás y clavarle la estocada. Eso sucedió en el Metropolitano.
Salida por izquierda de Rionegro, centro. Mal cubrimiento de Fuentes, quien perdió la posición con Obrian. El mediocapista se volteó, remate cruzado y gol. Minuto 77. Nada pudo hacer Sebastián Viera para desviar el disparo. El gigante de la ciudadela se quedó en silencio. Ese peso bajo hacia los jugadores, que en la cancha no entendían el resultado. Dentro del terreno de juego ya estaba el chileno Matías Fernández. Había demostrado algunos destellos, pero nada fuera de lo común. Sin embargo, fue él quien respondió ante la presión.
La figura del chileno se alzó sobre las demás cuando el Júnior más lo requería. Después de un tiro de esquina y varios fallos dentro del área, el balón lo buscó exclusivamente a él. De derecha, Fernández sacó un remate al primer palo para revivir al estadio Metropolitano. Gol. Minuto 92. Se escuchó una exhalación a lo largo y ancho del escenario. El mediocampista debutó con la rojiblanca y lo hizo salvando con un gol al cuadro barranquillero de sufrir su primera derrota en el campeonato. Al final, fue igualdad 1-1.