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Hace diez años, el 20 de junio de 2007, el árbitro colombiano Óscar Julián Ruiz sentenciaba con su pitazo la culminación de la Copa Libertadores de América. En Porto Alegre, Brasil, Boca Juniors derrotaba 0-2 a Gremio, para un 5-0 global, con goles de un tal Juan Román Riquelme. El entrenador de aquel plantel xeneize, Miguel Ángel Russo. (Bottinelli y "Queso" Fernández, entre los refuerzos de América para salvar la categoría y pelear el título)
El hoy técnico de Millonarios habló con ESPN, y además de reconocer la suerte que tuvo al jugar con Diego Armando Maradona y dirigir a Riquelme, se refirió a su actualidad en el club bogotano. “Estoy en un lugar muy lindo, Bogotá como ciudad, y en un club muy grande como es Millonarios, que me sorprendió por la cantidad de gente que tiene y lo grande que es”, afirmó.
“Uno no lo dimensionaba tanto; sabía que era un grande pero no con tanta dimensión. Estoy cómodo. Igualmente, por afecto, siempre estoy en comunicación permanente con el fútbol argentino. Tengo la suerte de ver todo allá y estar actualizado permanentemente”, agregó el estratega que llegó hasta las semifinales de la Liga Águila, en la que fue eliminado por el campeón, Atlético Nacional.
Para Russo fue un “muy buen torneo” y, según dijo, ya está “proyectando todo lo que viene para este semestre”. Es consciente de que “todo lo que juega Millonarios es importante” porque es “un club grande, con todas las implicaciones y necesidades de eso”.
“Permanentemente hay cosas que resolver. Hay cosas que se entienden y otras que no, pero uno se acomoda. No es fácil el fútbol en Latinoamérica en todos los niveles. El hecho de estar en un club grande te obliga permanentemente a tener situaciones distintas que resolver, y es lo que me gusta”, aseguró el hombre que se encuentra de vacaciones en Rosario.
Millonarios luchará en el próximo campeonato colombiano por conseguir su estrella 15. Reto que no le asusta a Miguel Ángel Russo, quien sentenció: “La mayoría de mis equipos han sido equipos grandes, y en esto me siento muy cómodo. Es bueno para mí. Hay que meterse bien dentro de la idiosincrasia de cada país y nosotros nos acomodamos a ello”.