1953, adiós a El Dorado con la cuarta estrella de Millonarios

El equipo capitalino se coronó campeón con 35 puntos y Quindío quedó segundo con 33. El goleador del torneo fue Mario Garelli del equipo de Armenia con 20 goles, seguido de Rubén Padín de Santa Fe, con 19.

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Redacción deportes
21 de agosto de 2018 - 04:16 p. m.
Millonarios se coronó campeón por cuarta ocasión en el fútbol colombiano.  / Archivo
Millonarios se coronó campeón por cuarta ocasión en el fútbol colombiano. / Archivo
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Con torneo internacional en Bogotá comenzó la temporada del fútbol en 1953. La Copa República de Colombia que se disputó entre el 4 de enero y el 20 de febrero a dos vueltas, y que incluyó como invitados al Rapid de Viena y el River de Argentina, que compitieron contra Millonarios, Santa Fe y Cali. El campeón del pentagonal fue River que llenó el estadio para ver a sus figuras. El arquero Amadeo Carrizo, que 16 años después sería jugador de Millonarios; el sensacional delantero zurdo Ángel Labruna, que hasta gol de chilena le hizo a los azules; Walter Gómez y Félix Loustau.

Alfredo Di Stéfano jugó su último partido con Millonarios en el primer juego contra Rapid, aunque el campeón vigente decepcionó porque fue superado también por Cali y Santa Fe. Como el campeonato profesional tenía su primera fecha hasta abril, la afición de inmediato quedó enganchada con el evento que entró a compartir audiencia nacional con la vuelta a Colombia en bicicleta que llegó a su tercera edición. Empezó en 19 de febrero con la epata Bogotá-Honda que ganó Efraín Forero, pero concluyó el 8 de marzo con victoria definitiva del antioqueño Ramón Hoyos Vallejo.

La victoria de Ramón Hoyos fue doblemente celebrada en Medellín, porque en medio del alborozo paisa por la victoria ciclística, a los 11 días, el 19 de marzo, la ciudad inauguró el estadio Atanasio Girardot con un torneo internacional. Una ceremonia religiosa y juegos atléticos fueron la antesala del torneo que se disputó entre Alianza Lima de Perú, Fluminense de Brasil, Atlético Nacional y Deportivo Cali. El equipo de la Sultana del Valle fue campeón y el autor del primer gol en el Atanasio fue Jaime “Manco” Gutiérrez, que jugó ese partido como refuerzo de última hora para el local.        

El quinto campeonato arrancó el 19 de abril con inesperada victoria del Quindío en Bogotá ante Millonarios por la mínima diferencia. A cuatro minutos del final, Cazaubón venció la portería de Julio Cozzi y se llevó los puntos. Ganaron también Boca, Nacional y Santa Fe, pero los comentarios se los llevó el equipo de Armenia que anunció un onceno de peso. Hasta el final del torneo, fue el equipo que le peleó el título a Millonarios. Con Jaime “Manco” Gutiérrez, Dante País, Roberto Urruti o Francisco Lombardo, Quindío asomó una nómina que tres años después hizo historia.

El primer líder del torneo durante dos meses fue Santa Fe, que el 10 de mayo, ante 24.000 personas en El Campín, salió a defender el comando del torneo ante Millonarios. Paradójicamente el árbitro fue Jesús Lires López, exjugador de los dos equipos bogotanos. El juego terminó igualado 1-1 y Santa Fe continuó en la punta con un equipo renovado con “Caimán” Sánchez en el arco, siempre figura,  el refuerzo de los exjugadores de Caldas Kersul y Cativiela, y el concurso del eficaz delantero argentino Rubén Padín, que esa tarde le rompió el arco a su rival de patio.

Tres semanas más tarde, como ya era costumbre, de nuevo el volante defensivo de Millonarios Néstor Raúl Rossi fue noticia. La prensa bogotana reveló que en un reportaje de un periódico francés, el jugador argentino señaló que cuando los futbolistas colombianos le perdieran el miedo al público iban a mejorar. Su comentario armó revuelo, lo molió la crítica deportiva, y Rossi sin inmutarse increpó a los reporteros manifestando: “Siempre le he dicho a los periodistas que escriban lo que quieran porque yo nunca los leo”. El 31 de mayo fue expulsado en el juego que ganó el azul ante Boca por 3-1.

Entonces la prensa salió a cobrarle al bravucón Rossi su temeridad. El lío es que en el afán por detallar su expulsión por protestarle al juez uruguayo Luis Alberto Fernández, el que salió mal librado fue el técnico Adolfo Pedernera. Una crónica de Carlos Arturo Rueda detalló como el origen del incidente fue un penalti sancionado contra Millonarios empezando el juego y como, en el calor por las expulsiones de Rossi y el arquero de Boca Pablo Centurión que se metió en la gresca, el adiestrador de los azules abofeteó al juez central. Lo sancionaron con $1.000 de multa y 12 fechas de suspensión.

De inmediato, el presidente de Millonarios Alfonso Senior, que se había visto forzado a ingresar a la cancha para tranquilizar a Pedernera, señaló a la Dimayor de adoptar una decisión parcializada y anunció la apelación de la medida. A Carlos Malaber, el reconocido masajista del equipo albiazul que siempre salía en las fotos oficiales, le aplicaron 14 fechas de suspensión, por intervenir también en las agresiones al juez Fernández. En la traescena de la disputa, en el ambiente del fútbol, salvo la afición millonaria, el resto del país celebraba que castigaran al poderoso del torneo.

A pesar del ruido periodístico, el registro de cómo la sanción fue rebajada por los reglamentos del fútbol se perdió, porque antes de dos semanas, el 13 de junio, sobrevino la noticia que cambió el rumbo de Colombia. Ese día, el presidente en licencia Laureano Gómez le pidió a Roberto Urdaneta que llamara a calificar servicios al oficial Gustavo Rojas Pinilla, de quien se rumoraban intenciones golpistas. Urdaneta se negó a hacerlo y Gómez reasumió el mando. Pero horas después lo depuso Rojas Pinilla. Sin derramar una gota de sangre se concretó el que Darío Echandía calificó como “un golpe de opinión”.

El presidente Rojas Pinilla entró prometiendo paz política entre conservadores y liberales para frenar la violencia partidista. Por eso, a excepción del malestar del depuesto Laureano Gómez que marchó al exilio, muchos dirigentes y líderes sociales no demoraron en apoyar al nuevo mandatario. Algunos llegaron a calificarlo como “El segundo Libertador”, un grupo de directores de periódicos le llevó serenata a la Casa de Nariño. Y como el fútbol no podía estar ausente a la hora de los halagos, en la pausa entre primera y segunda vuelta del torneo, se disputó en Bogotá la Copa Presidente Rojas.

Un triangular con los dos equipos bogotanos y Portuguesa de Brasil, con saque de honor del Jefe de Estado en el primer encuentro en el que Millonarios goleó a Santa Fe por 4-1. El torneo internacional lo ganaron los embajadores que, a la semana siguiente, arrancando la segunda vuelta, cazó a su rival de plaza y entraron a compartir la punta con Quindío y Cali. Todos igualados en 18 puntos. Los dos clubes de la capital volvieron a encontrarse el 30 de agosto peleándose el liderato y el resultado fue 1-1. Junto a Boca Juniors y Quindío, se fue cerrando el grupo de los favoritos al título.

El 13 de septiembre de 1953, mientras las primeras planas de los diarios mostraban las incidencias de la entrega de armas de las guerrillas del Llano, en desarrollo del primer proceso de paz del conflicto armado, en Cali se desarrolló el partido que prácticamente determinó el campeonato profesional de fútbol de ese año. En calidad de visitante, Millonarios derrotó a Boca Juniors 2-1. A los 2 minutos, Julio Aragón abrió la cuenta para los azules. A los 24 empató Solano Patiño de penalti por mano en el área del uruguayo Pini. Luego repitió Aragón, que esa tarde fue figura.

Millonarios quedó como único líder con 27 puntos, escoltado por Quindío con 26. Boca Juniors se situó tercero con 24, con menos opción porque agonizaba el torneo. Esa tarde el equipo de Pedernera alineó a Cozzi, Pini, Zuluaga, Martínez, Rossi, González, Contreras, Villaverde, Pedernera que se retiraba y volvía, entre la raya y la cancha; “Stuka”, Ávila que había sido campeón con Caldas en 1950 y Julio “Chinola” Aragón, habilidoso delantero vallecaucano que jugó primero con Cali, pero que luego se convirtió en uno de los primeros jugadores emblemáticos del América.

Hasta finales de septiembre, Millonarios no cedió. Derrotó 2-1 a Cúcuta y arrolló a Sporting de Barranquilla 4-2. Quindío siguió pisándole los talones a un punto. Pero el 4 de octubre, se liquidó el campeonato en favor de los bogotanos. En Santa Marta, con arbitraje de Lires López y goles de Mario Fernández y Pedernera, el equipo albiazul derrotó al Unión Magdalena 2-0. Quindío empató con Nacional y perdió su opción. Como Bucaramanga se había retirado del torneo en plena competencia y era el último rival de Millonarios, ese día los embajadores dieron la vuelta olímpica.

Aunque Quindío arrasó a Pereira 7-2 en la última fecha, a pesar de lo abultado del marcador, ya todo se había saldado. Millonarios fue campeón con 35 puntos y Quindío segundo con 33. El goleador del torneo fue Mario Garelli del equipo de Armenia con 20 goles, seguido de Rubén Padín de Santa Fe con 19. Entre los diez primeros anotadores no apareció nadie de Millonarios. Había alcanzado su cuarta estrella, pero ya daba muestras de que no era el equipo invencible de otras épocas. La época de El Dorado llegaba a su fin y también la hegemonía del plantel capitalino.         

Por Redacción deportes

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