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Para los hinchas de Millonarios y los aficionados del fútbol colombiano constituye un orgullo reconocer que el primer futbolista internacional calificado como rey, pasó por el campeonato nacional. Lo hizo entre 1949 y 1952 por el conjunto albiazul, con tres títulos. Además, fue el goleador indiscutible. Con el tiempo fue el orgullo del Real Madrid y después su presidente honorario. Pero en la retina de los bogotanos quedó su paso por El Campín.
Nacido en 1926 en Buenos Aires, a sus 18 años llegó a las divisiones menores del River Plate, y apenas un año después debutó en el primer equipo. Era la época en que la máquina del onceno de la banda cruzada era imbatible. No obstante, quizás por su juventud, en 1946 fue cedido a préstamo al Huracán, donde jugó 24 partidos con notorio éxito. Por eso, para la temporada de 1947 retornó a River para ocupar la plaza que había dejado Adolfo Pedernera.
En River aprendió a ser campeón, con un tridente ofensivo de quilates, junto Ángel Labruna y José Manuel Moreno. Pero como ocurrió con otros jugadores de su época en Argentina, cuando estalló la huelga de los deportistas en el gobierno de Juan Domingo Perón, animado por Pedernera, terminó vinculándose a Millonarios de Bogotá. En la temporada de 1949, como llegó a última hora, no figuró entre los goleadores, pero en 1950 hizo 23, en 1951 anotó en 30 ocasiones y en 1952 celebró 19 veces.
En 1952 hizo parte del equipo que viajó a España invitado por Real Madrid para celebrar sus bodas de oro. En ese viaje, no solo fue la figura sino que los dos principales equipos de esa nación comenzaron a disputarse la opción de tenerlo en sus filas. Al final, mientras Barcelona lo negociaba con River, el Real Madrid lo hizo con Millonarios. El caso terminó en la FIFA y se alcanzó a sugerir que jugara para los dos equipos, pero se quedó en el conjunto merengue.
Allí se volvió una estrella internacional. Ganó cinco Copas de Europa, obtuvo el galardón de goleador en cinco campeonatos de la liga española. Entre 1953 y 1964, fue el futbolista más importante del mundo. Vistió la camiseta de Argentina y también la de España, y cerró su ciclo defendiendo la divisa del Espanyol. Con su velocidad innata, descrestó a donde fue. Como lo reseña el libro “Nuestro fútbol”, de Hernán Peláez, “junto a Pelé, fue el único deportista sudamericano que fue portada de la revista Life en español.
Cuando colgó los guayos, se volvió entrenador y también tuvo una larga trayectoria. Primero en el Elche, entre 1967 y 1968, luego en Boca de Argentina, en 1969, regresó a España a vincularse al Valencia, al que dirigió en dos oportunidades, con pausas para hacerlo, en el Rayo Vallecano y Castellón. Al comenzar la década de los 80, retornó a América y se vinculó a River, pero luego volvió al Boca. Así cerró su carrera como técnico. Pero aún le faltaba varios años como dirigente. Y lo hizo en el Real Madrid de España.
Hasta su muerte, en julio de 2014, Alfredo Di Stefano fue presidente honorario de la institución española, y además, junto a Santiago Bernabéu, considerado uno de los personajes más influyentes del club. Por igual, es considerado un patrimonio del fútbol argentino y español. Un honor que también comparte Colombia y, de manera particular, la afición de Millonarios. Fueron cuatro años, pero suficientes para que su nombre represente un momento estelar de su historia.