Bucaramanga venció a Millonarios y se metió entre los ocho

Bucaramanga venció 2-1 a Millonarios. / Atlético Bucaramanga

Fuerza, ganas, garra. Eso les sobró a Bucaramanga y Millonarios en el estadio Alfonso López, donde se corrió, se corrió mucho. Los dos equipos apostaron a un juego intenso, de velocidad, con poca pausa en la mitad del campo. Un constante ida y vuelta, de más piernas y poca cabeza fría. Juego más de corazón, que de cerebro. Tal vez en el primer tiempo no generaron muchas opciones de gol, pero fueron efectivos. Las dos veces que llegaron a la portería contraria, el balón terminó besando la red.

El primero en marcar fue el cuadro embajador. La pelota quieta, esa que tanto le ha funcionado a lo largo de este semestre, fue nuevamente eficaz. Al minuto 33, Christian Marrugo se encargó de cobrar un tiro de esquina. El mediocampista levantó el balón al primer palo. Fue a media altura. Ahí estaba ubicado Andrés Cadavid, quien apenas pudo rozar el esférico, que terminó paseándose por al frente de la portería hasta que el pie de Ayron del Valle apareció para empujarla al fondo de la portería. Un gol para ilusionar y seguir de cerca el grupo de los ocho.

Pero la alegría del gol no duró lo suficiente. Apenas 10 minutos, en los que el compromiso mantuvo la misma intensidad, en la que primaba el juego físico. Sin embargo, en medio de la velocidad y las ganas, el cuadro local sacó una jugada notable de la galera. Con seis jugadores en posición de ataque, Brayan Rovira arrancó en la mitad del campo, se apoyó con Sherman Cárdenas, quien se la devolvió para que Rovira se apoyara con Harold Gómez, quien venía a toda velocidad desde atrás: el defensor sacó un derechazo rastrero imposible para el venezolano Wuilker Fariñez.

Goles, efectividad, velocidad. Un partido de tú a tú, para pedir de boca de los aficionados. Así se mantuvo en la parte complementaria, con los mismos ingredientes: ganas y garra. Pero en este juego de ida y vuelta fue el Bucaramanga el que aprovechó su oportunidad. Cobro de Sherman Cárdenas, de una falta de costado, el balón lo levantó al primer palo donde llegó Gabriel Gómez para anotar el segundo de los locales. Alegría y abrazos. Todo era emoción, belleza y felicidad en la denominada ‘Ciudad bonita’.

El ritmo vehemente continuó, pero en esta ocasión las ofensivas empezaron a crear un poco más de peligro sobre las porterías rivales. Millonarios buscó sacudirse de la anotación. Lo hizo mediante el balón quieto: tiro libre de Marrugo, que se estrelló en el travesaño y posteriormente, tras un cobro de tiro de esquina, Roberto Ovelar erró un gol solo frente a la portería. También intentaron con la fórmula de la media distancia con Juan Camilo Salazar.

Bucaramanga, por su parte, tampoco bajó el ritmo. No se acercó con tanta claridad, pero sí hizo que Fariñez se revolcara. Un remate de Michael Rangel que atajó el venezolano con una volada notable, que dejó a los locales con el grito de gol atragantado. El partido se cerró en medio de la intensidad con la que se jugó, con el equipo embajador buscando la igualdad y los santandereanos sorprender con el contragolpe. El central del encuentro señaló el final y Bucaramanga con el triunfo se metió entre los mejores ocho de la liga.