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Brasil y Colombia eran los países candidatos por la Conmebol para organizar el Mundial Femenino en el 2023. Sin embargo, debido a “la austeridad económica”, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) decidió retirar su postulación, de manera que Colombia será la representación de América Latina para poder realizar el campeonato, que también podría realizarse en Nueva Zelanda-Australia y Japón.
Aunque la posibilidad de que se realice en Colombia genera expectativa e ilusión, en el país muchos se preguntan si en verdad merecemos o tenemos los argumentos necesarios para apoyar el torneo más importante del fútbol femenino a nivel mundial.
A lo largo de estos meses de cuarentena se presentaron varios debates porque los equipos del fútbol colombiano tenían para pagarle a los planteles masculinos, pero, para los equipos femeninos no existían garantías porque la liga es relativamente nueva y los dirigentes se escudan en que varias de las jugadoras no cuentan con un contrato laboral, además de que el proyecto del fútbol femenino según los presidentes y la misma Dimayor no representa ganancias para el sector.
Podríamos recordar un comunicado de Acolfutpro que mencionaba que "Todos los clubes comenzaron sus entrenamientos sin formalizar contratos de trabajo con las futbolistas, a excepción del América, Nacional y Santa Fe, que acordó pagar el 50 por ciento del salario durante la pretemporada. Esto significa que la gran mayoría de las futbolistas iniciaron sus actividades en sus respectivos clubes sin ninguna remuneración ni seguridad social".
Sin embargo, se aclaró que: "Los tres clubes que formalizaron contratos de trabajo lo hicieron con la mayoría del grupo de futbolistas, sin embargo, según varías de las fuentes consultadas, sus clubes tendrían la intención de inscribir a la mayoría de sus futbolistas como amateur, es decir, sin formalizar contratos de trabajo".
Aunque la polémica se detuvo y algunos clubes lograron llegar a acuerdos con sus jugadoras, como fue el caso de Santa Fe, que después de haber afirmado en un comunicado que suspendería el contrato de las futbolistas, aclaró por medio de su presidente, Eduardo Méndez, que "Suspensión y terminación de contrato es totalmente diferente. A ellas se les está cancelando el 50 % de su salario, se les pagan prestaciones y la institución es responsable de sus arriendos de vivienda y sus servicios", sentando así su postura sobre el apoyo al fútbol femenino y aclarando que en ningún momento se pretendió generar un escenario inequitativo y de discriminación dentro de la institución.
El otro caso, mucho más reciente, se dio en días pasados cuando Jorge Perdomo, presidente de Atlético Huila, informó que la institución se quedaría sin equipo para la liga femenina debido a la incapacidad económica para pagar y sostener al plantel. Aunque este equipo logró quedar campeón de la Copa Libertadores en el 2018, la falta de recursos y la crisis provocada por el COVID-19 provocó la disolución de la escuadra.
En el programa radial de El Alargue de Caracol Radio, Jorge Perdomo no quiso responder a las preguntas de Gavy Santos, capitana del equipo opita que aclaró que ninguna de las jugadores había recibido una información oficial por parte del club y que esperaba una respuesta por parte de Perdomo.
También hubo un debate hace meses con el plantel femenino de Millonarios: "Dimayor nos está dando la espalda y es lo que pasa siempre con el fútbol femenino. Ellos piden recursos al Gobierno y se están comparando con el sector salud, pero el fútbol es privado y en ningún lado de su carta hablaron del fútbol femenino". Estas fueron las palabras que Paola Sánchez, refuerzo de Millonarios para este 2020, le dijo al diario AS hace unos meses, donde también aclaró que en el equipo embajador dejaron "en un limbo" a las integrantes de la plantilla femenina.
En el comunicado ya citado de Acolfutpro, se mencionó la situación del equipo albiazul con el equipo femenino: "En el caso de Millonarios formalizó el vínculo contractual el 9 de marzo pasado y el 16 del mismo mes, el club llamó a las futbolistas para terminar 'por mutuo acuerdo' el vínculo. Los 14 clubes restantes se comprometieron con las futbolistas a formalizar sus vinculaciones contractuales cuando comenzara la competencia".
En general hay varios antecedentes que marcan una dificultad para reivindicar el espacio del fútbol femenino en Colombia. Si bien la liga regresaría entre septiembre y octubre, parece que no existen las suficientes garantías desde el mismo marco local para que el país pueda organizar un mundial femenino.
Tal vez las exigencias por parte de la FIFA determinen que Colombia puede ser sede para el Mundial Femenino de 2023, sin embargo, la pregunta y la crítica sobre el esfuerzo que realiza el fútbol en Colombia por mejorar las condiciones laborales y deportivas de las mujeres seguirán en pie mientras siguen diciendo en medios de comunicación que respaldan el fútbol femenino, pero lejos de las cámaras y los micrófonos se nieguen a apoyar y a buscar los recursos para mejorar y mantener la liga profesional.
