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Jhonny Ramírez, de la cancha a los escritorios

El conflicto laboral entre el Boyacá Chicó y el jugador depende ahora de la respuesta de una tutela interpuesta por el volante paisa.

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El Espectador
17 de febrero de 2013 - 02:00 a. m.
De izquierda a derecha:  Luis Carlos Serrano, Jhonny Ramírez y Eduardo Pimentel.
De izquierda a derecha: Luis Carlos Serrano, Jhonny Ramírez y Eduardo Pimentel.
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Cada una de las partes del conflicto tiene su versión y sus pruebas. Mientras por un lado Eduardo Pimentel, dueño del Boyacá Chicó, le reclama a Millonarios los $500 millones por el pase del jugador Jhonny Ramírez, éste demuestra que desde el 15 de noviembre se declaró libre ante el incumplimiento del contrato, aludiendo justa causa.

Entre las afirmaciones de uno y otro, lo cierto es que se espera para este martes la respuesta de una tutela interpuesta por el jugador reclamando su derecho al trabajo. De salir favorable, el Chicó se verá en la obligación de declararlo jugador libre.

En el medio está Millos, al cual Pimentel acusa de no cumplir el convenio deportivo firmado en enero de 2012 entre las dos instituciones, hecho que queda sin base al estar presente la carta de renuncia del futbolista. “Millonarios ha actuado de buena fe y con total transparencia. Confiamos en Johnny Ramírez, quien nos certificó que era un jugador libre y nos anexó los documentos que así lo sustentan. Esperamos que el conflicto entre Johnny y el Boyacá se resuelva pronto y de la mejor manera posible”, dijo Felipe Gaitán, presidente del club azul.

Mientras la justicia decide quién tiene la razón, El Espectador habló con los protagonistas: Eduardo Pimentel, Jhonny Ramírez y su abogado. Luis Carlos Serrano.

Luis Carlos Serrano: “Jhonny tiene razón al renunciar por justa causa”

Luis Carlos Serrano es el abogado del jugador Jhonny Ramírez, quien en 2010 lo buscó porque ya entonces tenía la idea de declararse jugador libre y renunciar al Chicó por incumplimiento de contrato.

“Mi primer consejo fue decirle que pasara la carta de renuncia aduciendo justa causa para quedar libre. Él dudó. Me dijo que después nadie lo iba a contratar que si quedaba sin jugar, quién le daría la comida a su familia”, explica Serrano.

En ese momento se le presentó la opción de ir a Millonarios. Serrano advierte que la carta de renuncia de su cliente —firmada el 15 de noviembre de 2012— es legal, aunque Eduardo Pimentel, dueño del Chicó, señale que no es válida y que por eso Millos incumplió el convenio deportivo con el cuadro boyacense y por ende le debe cancelar $500 millones.

“Jhonny tenía todo el derecho a renunciar por incumplimiento de contrato. El Chicó no pagaba todos los meses la salud y en los registros de la EPS lo pueden corroborar (ver facsímil)”.

Además, “Pimentel asegura que la carta de renuncia nunca se registró. Y yo quiero decirle: la misiva fue recibida el 26 de noviembre ante Coldeportes, la Colfútbol y la Dimayor (ver facsímil). Además, se la enviamos al Chicó por correo certificado de Servientrega y de la oficina del equipo, pero la rechazaron (ver facsímil). Y, como si fuera poco, sabemos que Coldeportes le envió una copia; entonces él no puede decir que no conoce dicha carta. Así que el señor Pimentel puede decir que el contrato de Jhonny con el Chicó se vence en diciembre de 2013 o de 2080, eso ya no importa porque el jugador desde noviembre es libre y puede firmar con quien quiera”.

“Sobre las pensiones y cesantías, Jhonny un día fue a ING y pidió que le dieran las cesantías consignadas. Allá le dijeron que el único producto que tenía era la pensión obligatoria IMG, no tenía cesantías. Por lo tanto es otra causa justa para renunciar”.

El Espectador se comunicó con Alexandra Herrera, directora de inspección, vigilancia y control de Coldeportes, quien confirmó que recibió la carta de renuncia de Ramírez y que luego se lo comunicó directamente al Boyacá Chicó. “Efectivamente, la renuncia fue radicada el 26 de noviembre de 2012, pero nosotros como Coldeportes no podemos hacer más que notificar al Chicó, pues esto es un lío que depende del Ministerio de Trabajo o de un juez laboral”.

Jhonny Ramírez: “Yo soy el dueño de mis derechos”

Jhonny Ramírez admite que cuando llegó al Boyacá Chicó el dueño del equipo, Eduardo Pimentel, le tendió la mano, pero que desde 2010 tenía ganas de declararse jugador libre, ante el incumplimiento del contrato. “Pero no era una decisión fácil, porque sabía el problema que se iba a armar. Antes de llegar a Millonarios, ya lo había pensado mucha veces”, admite.

“Tenía miedo de hacerlo, porque sé del veto que hay de no contratar jugadores que hacen lo que yo hice. Ahora que renuncié se nota porque estoy en Millonarios, pero si hubiera estado en Chicó, no hubiera pasado nada”, confiesa Ramírez.

“Yo aproveché mi momento en Millonarios para renunciar, porque pensé: ‘me está yendo bien, falta algo para las finales y si nos va bien, quedamos campeones’. Entonces yo dije tiene que ser en este momento, porque allá era muy duro”, agrega.

Ramírez cuenta que hay momentos en los que se arrepiente de haber tomado esta decisión, pero que cuando habla con empleados administrativos del Boyacá Chicó que le cuentan que después de más diez años de trabajo no tienen ni pensiones ni cesantías, siente valor para seguir adelante.

“Yo por lo único que estoy peleando es por mis derechos, porque son muchas las personas abusadas en Chicó, pero no tienen el valor necesario para denunciarlo”, asegura Jhonny, quien esta semana fue autorizado por la Dimayor para jugar con Millos con un permiso temporal.

El jugador reconoce que ha pasado días difíciles y de mucha angustia, pero que era consciente a lo se atenía: “con la gallardía necesaria tomé esta determinación, estaba en todo mi derecho, esto es una cuestión de justicia. Yo soy un jugador libre, soy el dueño de mis derechos deportivos y ahora tengo contrato con Millonarios. En Boyacá Chicó se ven muchas injusticias. No estoy siendo desagradecido, sencillamente Pimentel es un mal patrón, abusa de la gente de muchas formas y no es justo con uno”.

Jhonny Ramírez concluye diciendo que “yo sé que yo llegué mal al Chicó, pero le di buen trabajo y quedé campeón, y si Pimentel hubiera sido justo conmigo en todas las cosas, seguro que yo no tendría que haber llegado hasta esta instancia. Él sabe que incumplió en muchas cosas de mi contrato (el abogado Luis Carlos Serrano lo explica), así que lo único que ahora yo pido es que acate mi decisión de renuncia y yo pueda cumplir sin problema mi contrato con Millonarios, equipo al que quiero agradecerle por el respaldo incondicional que me han dado; gracias a los hinchas y al profesor Hernán Torres que me pidió para su equipo”.

Eduardo Pimente: “Me tienen que pagar mi plata”

Para Eduardo Pimentel, dueño del Boyacá Chicó, el contrato del jugador Jhonny Ramírez está vigente con su equipo hasta diciembre de 2013 —para ello muestra el documento emitido por Coldeportes— y por tal motivo Millonarios debe pagarle al club los 500 millones de pesos que están estipulados en el convenio deportivo firmado por Ricardo Hoyos, presidente del Chicó; Eduardo Silva, entonces presidente de Millos, y el jugador.

Dentro de dicho, convenio, lee a la letra Pimentel, se estipula que si el equipo albiazul quiere hacer uso de la opción de compra debe cancelar dicha plata al club boyacense y, obvio, hasta la fecha no ha recibido nada.

Señala que en el parágrafo quinto del convenio se señala que si Millonarios quería quedarse con los derechos deportivos del jugador debía comunicárselo al Boyacá Chicó antes del 15 de diciembre de 2012, pero nunca lo hizo.

De forma enérgica, tal como siempre se ha caracterizado, Pimentel señala que Millonarios también incumplió el séptimo parágrafo, en el que se estipula que si el jugador, durante su préstamo, sufre alguna lesión o enfermedad, se le debe informar al equipo boyacense y que Ramírez fue intervenido de la rodilla el 19 de diciembre y el Chicó nunca fue notificado.

Y aunque el jugador desde el 15 de noviembre de 2012 se declaró libre y renunció al Chicó por justa causa, Pimentel asegura que ese procedimiento no es válido, así que Ramírez sigue siendo de su equipo, pese a que ya firmó contrato por tres años con el cuadro albiazul, pero que si efectivamente Millonarios lo quiere tener. “sencillamente que me pague mi plata”.

Mientras el jugador señala que directamente el Chicó no le pagó el 8% que le correspondía por el préstamo a Millonarios, Pimentel lo desmiente, al leer el parágrafo quinto del convenio deportivo de cesión temporal de préstamo con cargo y opción de compra del jugador Jhonny Ramírez, registrado en la Dimayor el 16 de marzo de 2012:

“Millonarios cancelará la suma de 210 millones de pesos por el préstamo del jugador Johnny Albeiro Ramírez Lozano, de la siguiente manera: 100 millones de pesos en favor del Boyacá Chicó en el momento de la firma del presente convenio (plata que fue pagada); 60 millones de pesos en favor del jugador, de la siguiente manera, 30 millones el día 15 de marzo y 30 el día 15 de junio de 2012 (que asumo que Millonarios se los pagó). Y 50 millones en favor del Chicó el 15 de marzo (que también los pagaron).

Así que Millonarios incumplió el convenio deportivo, y que no se hagan los pendejos ni los bobos para no pagar los 500 millones. Es evidente. Ahí estoy mostrando la mala fe de los dirigentes de Millos, porque esto lo firmaron ellos, no un niño chiquito”.

Pimentel reitera que “esa declaración de un jugador libre no quita un contrato de trabajo. Es una declaración unilateral. ¿Quién determina el incumplimiento: Johnny o yo o ustedes? Ninguno, es un juez. Él debe ir a un juez. Él dice que tiene la carta de renuncia, a mí nunca me llegó y eso se llama perder la institucionalidad”.

Y finaliza así: “A mí me interesan dos cosas: que el nombre del Boyacá quede transparente en todo esto. Si me demuestran que yo hice algo malo, yo mismo reconozco. Cuando me he equivocado lo he dicho: qué pena. Y segunda, que al Boyacá no le pueden hacer conejo con los 500 millones de pesos por viveza de unos dirigentes. Además exigiré indemnización por daños y perjuicios”.

Sobre su proceder en el futuro, aseguró que “no he metido la demanda aún, porque pienso que las personas se equivocan. Que no son del fútbol, que no conocen mucho, y que por ligereza o por dárselas de verracos o vivos, actúan mal. Entonces no hago nada para ver si tal vez ellos entienden y pueden arreglar algo con Dimayor. Esto es, o me pagan o los embargo”.

Por El Espectador

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